Con 6.064 habitantes, Carral acumulaba desde 2004 en sus cajones facturas pendientes de pago por valor de 3,3 millones de euros, lo que lo convierte en uno de los municipios gallegos que más deben a sus proveedores en proporción a su población. En el listado que el Concello remitió el jueves al Ministerio de Hacienda, la mayor parte de los recibos -alrededor de 700.000 euros- corresponden a asfaltados de vías públicas y obras de saneamiento. Le siguen los impagos a la empresa que presta el servicio de alumbrado público y a la de ayuda a domicilio -a esta última adeuda alrededor de 300.000 euros-. La cuarta adjudicataria que más está sufriendo estos retrasos en el pago es la que se encarga de la limpieza pública.

"Se puede comprobar que todo lo que se debe se gastó en el pueblo, no tenemos ni un solo gasto en protocolo, son cosas necesarias", subraya la primera teniente de alcalde, Florinda Duarte. Destaca también que las deudas de la Diputación de A Coruña y la Xunta con el Concello ascienden a 644.000 euros en total -un 19% de los impagos reconocidos ante el Estado-.

El Consello de Contas ya advirtió en el último de sus informes que, ya al inicio de la crisis, Carral era una de las administraciones gallegas que más tardaban en pagar a proveedores: una media de seis meses. Después llegó la paralización del boom de la construcción que vivía el territorio, pero no cesaron las grandes obras públicas. Unido al descenso de las subvenciones, el resultado es un presupuesto que el Gobierno local ya no sabe como estirar para cubrir todas las necesidades.

"Hemos ahorrado 400.000 euros en 2011 con respecto a 2010, pero no llega", reconoce Duarte y atribuye la situación que padecen las cuentas municipales, entre otras cosas, a la deuda que heredaron en 2003, cuando el PP accedió al poder en el municipio. "Era muy alta", garantiza. Añade, además, que se han realizado obras muy importantes con una fuerte inversión municipal como la construcción de la primera escuela infantil pública, el edificio de usos sociales Toñito Espiñeira o el centro deportivo.

El Ejecutivo municipal todavía no sabe qué medidas adoptará dentro del plan de ajuste que deberán presentar al ministerio antes de que finalice el mes de marzo. "La mayoría de los gastos en los que el Estado propone reducir, en Carral ya han desaparecido", lamenta la edil. "Ya hemos dejado de hacer ferias, pero no podemos renunciar a la fiesta del pan", relata y recuerda que es el mayor reclamo de la localidad y que atrae entorno a 6.000 personas. "También hay que darle vida al municipio, porque eso trae dinero para nuestros vecinos", sostiene.

Supone que tendrán que recortar en asfaltados, en electricidad -a pesar de que ya adoptaron medidas en cuanto al apagado de las luminarias- y en la ayuda a domicilio. "Es el primer año en que tenemos lista de espera porque solo podemos concedérselo a los casos más extremos", detalla y avanza que una posible medida será la subida de esta tasa en función de la renta. "A mí me extraña que el resto de concellos tenga menos deuda que Carral", concluye la edil.