El flamante alcalde de Miño era ayer el centro de todas las conversaciones en las tascas de la villa. Ricardo Sánchez Oroza fue el protagonista de la sesión vermú de un pueblo al que le cuesta, y mucho, reconocer como su mandatario a este concejal que solo recabó 234 de las 3.370 papeletas y que fue investido alcalde con los seis votos del PP. Y es que los populares no tuvieron reparos en regalar la Alcaldía al único edil de un partido, Compromiso por Galicia, que se presentó en campaña como la "verdadera opción de izquierdas".

Este alcalde, en el que solo habían depositado su confianza el 6% de los vecinos, no se dejó ver mucho ayer por una villa que había votado por el cambio, pero no por el que él representaba. Por primera vez desde la República el PSOE de Miño superó en votos a la derecha y se quedó a 66 papeletas de la mayoría absoluta. De poco le valió.

El esperpéntico episodio que se vivió el 13 de junio en el salón de plenos de Miño fue la crónica de una derrota. La de un PP en horas bajas que se doblegó hasta el punto de regalar el voto de sus simpatizantes al último de la lista en un intento de conservar su parcela de poder, ese bastión del que durante años Manuel Fraga pudo presumir con orgullo. Fue también la derrota del candidato del PSOE, que llegó al pleno sonriente, luciendo corbata roja, y que se vio desbancado por el edil que hasta hace unos meses engrosaba sus filas y que les dio el portazo para abanderar al "único partido de izquierdas". Y sobre todo, fue la derrota de la democracia, reducida a un calculado ejercicio de aritmética que desterró de la ecuación el deseo expresado por los votantes en las urnas.

A Miño le costará mucho superar la imagen de un alcalde recién investido escoltado por la Guardia Civil alcalde recién investido escoltado por la Guardia Civilentre abucheos de los vecinos. Y la de un PP atrincherado en los despachos del Consistorio mientras en la calle, el candidato del PSOE, intentaba apaciguar los ánimos entre sus votantes.

Lo cierto, es que pese a que el cabeza de lista por Compromiso afirma que los votos del PP le cogieron por sorpresa, la opción estaba más que presente en todas las quinielas. Incluidas las suyas. El propio Ricardo Sánchez reconocía hace unos días a este medio que los populares le habían "insinuado" esa posibilidad, pero pese a todo mantuvo su postulación. Es más, en la sesión de investidura, después de que el PP anunciase su intención de votar a "otro grupo", el representante de Compromiso no dio marcha atrás y mantuvo el envite.

¿Hubo pacto previo? Es la pregunta que se hacen todos en Miño. Ricardo Sánchez y el PP admiten que hubo negociaciones, pero niegan un acuerdo. Fuentes del PP reconocen que ofrecieron al líder de Compromiso la primera tenencia de Alcaldía, pero nada más. Según esas mismas fuentes, el exalcalde Juan Maceiras participó en esas negociaciones, un extremo que éste niega. El exregidor que renunció a su cargo en el ecuador del pasado mandato afirmando que dejaba "bien atada" la solución del caso Fadesa y que nunca se desdijo públicamente pese a la condena millonaria que amenaza ahora a Miño, instó ayer a este diario a "tener la dignidad de rectificar" por mezclarlo en una maniobra de la que no formó parte en ningún momento.

La dirección provincial de Compromiso no sale de su asombro y ayer se debatía entre la defensa de su candidato y de sus siglas. Y es que el partido es consciente de que podría salir muy escaldado. Fuentes de la ejecutiva provincial insisten en que no había ni habrá pacto con el PP y que si Ricardo Sánchez se postuló fue porque no había llegado a un acuerdo con el PSOE, al que culpan en parte de lo sucedido por negarse a formar un gobierno de coalición. Compromiso se presenta como "víctima" de una "trampa" del PP, aunque admite la que fue una "torpeza" que su candidato mantuviese la postulación que propició un episodio que califican de "esperpéntico". El secretario xeral del partido, Xoán Bascuas, se reunirá hoy con la formación en Miño para intentar encauzar la situación.

El PP, el mayor defensor de que debe gobernar la lista más votada, guarda silencio. La dirección provincial evita aclarar si expedientará a los ediles de su partido. Y todo apunta a que no, dado que el hasta hace poco alcalde, Jesús Veiga, era el único que sonreía abiertamente el día de la investidura. El popular, que en vísperas de la sesión se negó a desvelar a este medio el sentido de su voto ("todavía no lo sabemos", se limitó a decir), defendía sin reparos la maniobra. "Seis más uno son siete, vamos a gobernar". Y ya está. El popular insistió en que no había ningún pacto firmado y echó la culpa al PSOE "por ser incapaz de llegar a un acuerdo".

Lo que ni PP ni Compromiso explican es por qué era imprescindible un acuerdo, por qué en Miño, al contrario que en otros municipios como Betanzos, no podía gobernar el PSOE en minoría y con acuerdos puntuales con el resto de las fuerzas (en el municipio betanceiro el edil de Compromiso sí se abstuvo).

Durante las últimas horas han aflorado contradicciones entre la dirección del partido y su candidato por Miño que han contribuido a incrementar la confusión. La dirección es firme: no habrá pacto con el PP porque los ciudadanos han votado cambio. Y en caso de que no haya acuerdo con el PSOE, la única salida digna sería una renuncia a la Alcaldía y una nueva investidura.

Ricardo Sánchez no lo tiene tan claro. El recién proclamado alcalde, que ayer no atendió a este medio, insistía después de ser investido en que no renunciaría la Alcaldía. Sus 234 votos y los 1.389 del PP lo legitiman, dice. "O gobierno solo o intentaré integrar a los tres partidos, que es lo que me interesa a mi", sostuvo. Consultado sobre un posible pacto con el PP, respondía: "Tengo que formar una comisión de gobierno".

El PSOE tiene claro que no entrará en ningún gobierno que preside el concejal de Compromiso. Su candidato, Manolo Faraldo, insta al recién proclamado alcalde a renunciar a su cargo y posibilitar una nueva investidura. Y se niega en rotundo a incorporar a Ricardo Sánchez como edil de su gobierno.

Este insólito capítulo ha desencadenado una oleada de ataques en las redes al líder de Compromiso, incluidas amenazas injustificables. La secretaria municipal lo dejaba claro en la investidura: "Nos guste o no, es el alcalde". Serán los políticos los que deban ahora deshacer este entuerto.