Betanzos y un artista betanceiro darán la vuelta a España este año 2017 al integrar el calendario oficial de la Sociedad Española de Estudios Medievales, que eligió los dibujos del historiador Alfredo Erias para ilustrar cada uno de los meses del año. Los dibujos de Erias además no pueden ser más adecuados para este almanaque: retratan el singular calendario medieval representado en doce figuras en la iglesia de Santa María do Azougue.

La Sociedad de Estudios Medievales ha resaltado su agradecimiento a este betanceiro, Erias, y también al historiador Manuel Castiñeiras que en el Anuario Brigantino de 1993 hizo un trabajo amplio sobre este calendario o menologio de Santa María tras ser descubierto por Carmen Manso Porto, de la Real Academia de Historia.

Un escritor, Marcos López Concepción, ha sido hasta ahora el último en subrayar la singularidad de este valioso elemento patrimonial brigantino, que según Castiñeiras tiene parecidos con figuras de catedrales e iglesias de otras localidades españolas y británicas pero sobre todo italianas, como la catedral de Cremona.

Alfredo Erias, dibujante, director del Archivo Municipal y del Anuario Brigantino, realizó dibujos arqueológicos de estas figuras a plumilla y tinta china negra, que luego coloreó (hoy en día esa policromía prácticamente se perdió debido a la "brutalidad" de la limpieza que sufrieron) para resaltar mejor a estos personajes, lo que no se conseguía con fotografías. "La tosquedad que vemos hoy sin duda estaría muy matizada con los colores y detalles que el pintor añadiría a las figuras esculpidas", destacó Erias al realizar este trabajo que resalta los detalles de las doce figuras, doce hombres que representan los doce meses del año, y que están situadas en tres capiteles de un pilar del ábside sur de Santa María do Azogue.

El calendario medieval de la iglesia de Santa María do Azogue, realizado entre 1380 y 1390 según el historiador Castiñeiras, empieza en julio para que enero quede en el centro (con dos caras, el inicio y el fin del año) una de las singularidades de este anuario en piedra. Otra característica no tradicional que destaca este experto es que las figuras están como desfilando, no trabajando, cada una con un atributo que las identifica: el fuego en febrero, unas cerezas en junio o un mallo en agosto. Estos trabajos agrícolas representan el paso del tiempo en una iglesia que estaba, y aún hoy está , junto a un mercado, un zoco o azougue.