"Nos suben el IBI, pero siguen sin arreglar las deficiencias que denunciamos desde hace años", lamenta el presidente de la urbanización Costa Miño Golf, Domingo Calvo. La tardanza en acometer mejoras en esta urbanización, paradigma del estallido de la burbuja inmobiliaria, ha colmado la paciencia de los residentes, que denuncian que la falta de mantenimiento provoca situaciones de riesgo.

"Hace años que pedimos que repinten este paso de cebra", relata Domingo mientras señala un paso apenas visible a la entrada de la urbanización. La falta de visibilidad no es el único riesgo. Algunos vehículos utilizan este paso para hacer cambios de sentido prohibidos, por lo que desde la asociación vecinal han pedido también al Concello que instale bolardos o algún tipo de medida disuasoria.

"También pedimos desde hace dos años que arreglen este socavón, ya ha habido más de un tropiezo", continúa el presidente del colectivo al tiempo que señala con el dedo uno en una de las calles interiores del ámbito. A los baches en las calles de la urbanización se suman los riesgos de los esqueletos de viviendas, propiedad de bancos. Próximo al área infantil, las vallas protectoras de un edificio a medio construir yacen por el suelo. "Ya se han colado más de una vez niños", alertan los vecinos.

El área de juegos aguarda desde hace tiempo un suelo de caucho y las pistas deportivas siguen a la espera de arreglos. Las últimas reparaciones las hicieron los propios vecinos, que cosieron las redes y cambiaron las porterías. Las deficiencias en el pavimento han provocado bajas en la competición prevista de tenis. "El Concello se comprometió a hacer los arreglos, pero seguimos esperando", critican desde la asociación vecinal.