El histórico alcalde de Cerceda cumplió la pasada semana sus 24 años en el cargo. Fue una celebración amarga para José García Liñares, un peso fuerte del PSOE, del que se dio de baja tras la apertura del juicio oral contra él por prevaricación y fraude en las obras del Jardín Botánico y al que, salvo una absolución, no podrá representar en los próximos comicios. Él confía en una sentencia absolutoria exprés de la Audiencia que le permita ser una vez más cabeza de cartel del partido del puño y la rosa.

El regidor defiende su inocencia, cruza los dedos y desoye al secretario, que advierte de que su salida es obligada en cumplimiento de la ley electoral, que ve incompatible con su cargo la condena, aunque no sea firme, por delitos contra la administración. Precisamente esa ley fue la que llevó al Gobierno provincial a advertir a Liñares que debía dejar su acta de diputado. Y también fue esa ley la que forzó el cese del edil e histórico alcalde de Sada Ramón Rodríguez Ares en 2013, que se resistió sin éxito a la convocatoria del pleno que dio cuenta de su salida sin votación de ningún tipo.

La ley no siempre su cumple y Liñares, que compareció ayer ante los medios visiblemente afectado, puso como ejemplo al exalcalde de Camariñas. El socialista Manuel Valeriano Alonso de León permaneció en el cargo pese a que fue condenado en primera instancia a cuatro años de inhabilitación por prevaricación. El ya exregidor desoyó un informe de la secretaria que veía obligada su salida por causas sobrevenidas y se mantuvo en el cargo hasta que la condena fue ratificada por la Audiencia. Liñares pone este ejemplo para cuestionar la ley, aunque sin presentar ningún informe que la contradiga.