Desde el pasado 15 de abril, en pleno estado de alarma, los inquilinos de los antiguos pisos de protección oficial de A Patiña, propiedad ahora de la sociedad de capital de riesgo Haya Real Estate, carecen de servicio de ascensor y de limpieza de zonas comunes. Orona y Valoriza, las empresas que realizaban los trabajos, dejaron de prestar el servicio tras la "comunicación del cese del servicio por parte de Sacyr", según una nota informativa que dejó la empresa responsable de los ascensores a la puerta del elevador inoperativo.

La situación ha colmado la paciencia de los inquilinos de estos edificios, que alertan desde hace meses de los "abusos" de la nueva empresa propietaria, como subidas del alquiler de hasta el 50% e incumplimientos en materia de mantenimiento. Los residentes denuncian que hay inquilinos con movilidad reducida que no pueden salir de sus casas o que tienen serias dificultades para hacerlo y critican especialmente que la empresa propietaria haya tomado una decisión así en pleno estado de alarma. "Hay zonas comunes que carecen de la necesaria limpieza en los tiempos que corren", denuncian.

Los residentes y el Concello de Cambre explican que han intentado ponerse en contacto con la inmobiliaria en varias ocasiones para exigir una explicación. Relatan que la única respuesta que han recibido es que trasladarían la reclamación al "departamento correspondiente". Este diario intentó también ayer sin éxito contactar con algún responsable.

Los edificios de A Patiña fueron construidos en 1997 por Fadesa tras un acuerdo con la Xunta que garantizó que las viviendas, de protección oficial serían alquiladas por un precio reducido por un periodo de veinte años. Los edificios fueron vendidos durante la crisis al Banco Santander y en 2019 pasó a manos de Haya Real Estate, una comercializadora especializada en la venta de inmuebles en propiedad de bancos.

"Voy todos los días hasta el ascensor a ver si funciona, no hay derecho a que nos hagan esto", lamentaba ayer Amalia López, de 85 años, que vive en la cuarta planta de uno de los bloques. Esta octogenaria, aquejada de una enfermedad de bronquios, relata que tiene serias dificultades para salir de casa y que, afortunadamente, cuenta con la ayuda de sus vecinos para que le hagan la compra .

"Me cuesta muchísimo subir las escaleras", cuenta. A Margarita Espiñeira, con la que comparte rellano, también le cuesta "un mundo" salir a la calle. Operada tres veces de columna y otra de cadera, para esta inquilina de A Patiña desde hace más de 20 años los desplazamientos se han convertido en una odisea, dice: "Me siento atrapadísima".

La situación de A Patiña llegó ya hace un año al Parlamento y fue denunciada reiteradamente por grupos de izquierdas, especialmente Esquerda Unida , BNG o En Marea. Pasan los meses y los vecinos afirman sentirse "desamparados" ante el "acoso del fondo buitre" para que abandonen las viviendas. Solo quedan cincuenta de los setenta inquilinos, cuentan.

A consulta de este diario, el Concello de Cambre (Unión x Cambre y PSOE) anunció ayer que ha puesto este "auténtico abuso" en manos de los servicios jurídicos para que determinen las acciones a emprender y que sopesa llevar denunciar el caso también ante el Valedor do Pobo y en Consumo.