La agrupación de Cruz Roja de Betanzos recibe hoy un Premio Garelos Especial en reconocimiento a su labor y colaboración con el Concello en programas de ayuda social. El presidente, Víctor Méndez, lo agradece la labor de voluntarios, técnicos, socios y colaboradores.

Enhorabuena. ¿Cómo reciben el premio?

Con mucha alegría. Que nos reconozcan es un poco el pago que tenemos los voluntarios, que se reconozca la labor desde 1973 hasta ahora, no solo a nosotros sino a todos desde aquella época a hoy, es una alegría.

¿Son todos voluntarios?

Sí, tenemos también, que les hay que reconocer, dos técnicos, un poco los que dirigen la asamblea y nos guían el tema más legal. Sin servicio técnico sería imposible, hacen un trabajo extraordinario. Sin ellos tampoco sería posible este reconocimiento.

¿Sienten que la descripción de su labor que hace la alcaldesa al anunciar el premio es un buen resumen de su actividad? Habla de su trabajo en el ámbito juvenil, intervención social, la labor en el área de socorro y emergencia, inclusión social o empleo.

Sí, justo. La trayectoria de la agrupación. Se empezó antiguamente como un puesto de socorros, donde hacías la mili antiguamente. Con los tiempos fuimos avanzando, los puestos de socorro ya no tenían su lógica apareciendo el 061 y se fue avanzando al área social, juvenil, de empleo... lo que somos hoy. Aún tenemos en Betanzos el ADN del socorro, tenemos una ambulancia y realizamos servicios preventivos.

¿Como cuáles?

El Globo, Os Caneiros y ámbitos deportivos diferentes: ciclismo, atletismo...

¿Otras agrupaciones no realizan este servicio?

No todas. Creo que lo tenemos A Coruña, Santiago, Betanzos y Noia.

¿Cree que en este reconocimiento ha tenido que ver la labor de Cruz Roja durante el confinamiento y en relación a la pandemia?

No lo sé. Yo creo que es un poco más a toda la trayectoria de nuestra institución.

En los últimos tiempos han hecho un esfuerzo especial, ¿no?

Sí, lógicamente fue cambiar todo. En vez de hacer actividades presenciales con voluntarios y usuarios, todo eso desaparece, tuvimos que reconvertirnos, ir a la farmacia, reforzar la entrega de alimentos... Fue todo un cambio muy significativo.

¿La demanda de alimentos y ayuda ha seguido subiendo?

No, estamos más o menos. A Dios gracias, no. Hubo un primer momento en que sí, pero cuando se fue asentando todo y se abrió la economía, volvimos un poco a la normalidad.

¿Qué proyectos tienen a corto plazo?

Nuestra idea es seguir como hasta ahora: en el momento en que las autoridades lo permitan, volver a la actividad que teníamos, lo que nos gusta, estar en contacto con la gente. Si no, intentar hacerlo de forma telemática, intentar reinventarnos.