Antón Malde, el arqueólogo que ha obtenido autorización de la Dirección Xeral do Patrimonio para realizar la prospección de Monte do Gato, confirmó ayer el hallazgo de los restos de una fortificación altomedieval que, según todos los indicios recabados, se correspondería con la Torre de Teodomiro, un Bien de Interés Cultural (BIC) que cataloga el PXOM de Aranga en base a fuentes documentales pero sin geolocalizar.

Perimetral de la fortificación con sillares y de ancho regular. | // A. MALDE

Este especialista, que prepara ya el informe que remitirá a la Consellería de Cultura, explicó ayer que los trabajos de campo realizados en las últimas semanas avalan los indicios documentales, como el Cronicón de Walfrido, y confirman la existencia de un recinto fortificado del inicio de la Edad Media estratégicamente situado en el curso alto del río Mendo, junto a la antigua vía que discurría entre A Coruña, Betanzos, Ciadella y Lugo: “Permitía controlar un acceso privilegiado de comunicación”, explica Malde, que incide en que Monte do Gato actuaba en aquel momento como una barrera natural y que las comunicaciones transitaban por ambos márgenes.

El arqueólogo —al que la asociación de vecinos de Fervenzas encomendó la prospección ante la alerta generada por la previsión de hasta seis parques eólicos en Monte do Gato— sostiene que los trabajos de campo han permitido constatar la existencia de los restos de una fortificación que por su tipología se correspondería con la Alta Edad Media: “No tiene nada que ver con la época de Andrade”, explica este experto, que incide en la importancia del rey suevo Teodomiro, que “dio una vuelta la vieja organización administrativa romana e implantó una más moderna”. Malde recalca en que el valor patrimonial de Monte do Gato se extiende a todas las antiguas vías de comunicación, una red que abarca distintas épocas, incluido el camino real y también vías antiguas “íntimamente ligadas con los túmulos”.

Se trata de una red a cuyo estudio Malde ha dedicado años de trabajo y que, incide, ha verificado mediante trabajos de campo y contrastado documentalmente: “Hay documentación muy fuerte, que no se puede tumbar. No se trata de disques disques, estamos hablando de evidencias empíricas”, afirma este experto, que llama la atención sobre la “fragilidad” de esta red y la importancia de velar por su conservación” y por preservar todo el valor histórico que alberga Monte do Gato.

Este arqueólogo advierte de que sería una “frivolidad absoluta” y una “imprudencia” descatalogar este BIC. Lamenta las lagunas en los informes sobre patrimonio elaborados por las promotoras de los eólicos y apunta a la necesidad de que las administraciones y los dueños de los terrenos se responsabilicen en la preservación esta riqueza.