El singular artesonado de madera del castillo de Santa Cruz, el vestigio que queda en el edificio de la época en que fue una de las viviendas de la escritora Emilia Pardo Bazán y su marido, ya puede volver a contemplarse tras algo más de un mes de trabajos de restauración de sus 135 cuadros de madera con marcos y molduras y una estampación que simula azulejos árabes cuando en realidad es un revestimiento de papel pintado, una obra del artista Hermenegildo Miralles. También ha reabierto la exposición que había antes del inicio de los trabajos sobre Isaac Díaz Pardo.