La playa de Santa Cristina se regenera por el cese de la presión humana sobre el entorno

“No es solo que la duna se haya extendido, sino que desde el año 2015 la vegetación se ha duplicado”, afirma el biólogo Rafael Carballeira, que ha dedicado sus estudios a este arenal

La playa de Santa Cristina durante los años 50. |   // ARCHIVO DE RAFAEL CARBALLEIRA

La playa de Santa Cristina durante los años 50. | // ARCHIVO DE RAFAEL CARBALLEIRA / Adrián G. Seoane

Adrián G. Seoane

“La duna de la playa de Santa Cristina se ha renaturalizado por sí misma, porque los procesos naturales han vuelto a su cauce al cesar la presión humana sobre el entorno”, explica el científico investigador del departamento de Microbiología y Ecología de la Universidad de Valencia, Rafael Carballeira, que ha dedicado sus estudios al proceso de regeneración del arenal oleirense. “No es solo que la duna se haya extendido, sino que desde el año 2015 la vegetación se ha duplicado en la zona de la punta de la flecha”.

Playa de Santa Cristina en los años 50. |   // ARCHIVO DE RAFAEL CARBALLEIRA

Turismo masivo en Santa Cristina durante los años 70. | // ARCHIVO DE RAFAEL CARBALLEIRA / Adrián G. Seoane

Santa Cristina fue una de las playas del área metropolitana más castigadas por la acción humana y el turismo masivo durante la segunda mitad del siglo pasado. En los años 50 se podía observar en ella una duna central con abundante vegetación, pero con el desarrollo de la actividad económica comenzaron a aparecer industrias a lo largo de la ría. “Donde está ahora el restaurante A Fábrica había una zona de marisqueo acotada con muros de hormigón”, indica Carballeira. “Cada vez se ocupó más la ría con fines de aprovechamiento humano”.

Playa de Santa Cristina en la actualidad. |   // VÍCTOR ECHAVE

Playa de Santa Cristina en la actualidad. | // VÍCTOR ECHAVE / Adrián G. Seoane

Más tarde, en los 60 y 70, con el auge del turismo, hubo una gran masificación de bañistas en la zona, lo que trajo consigo inversiones hoteleras y más infraestructuras sobre la duna. “Donde ahora hay un bosquete de eucaliptos antes había un aparcamiento para los turistas; los árboles se plantaron para que diesen sombra a los coches”, señala el biólogo sadense. “Incluso se hizo una carretera que circundaba la flecha, que actualmente no se ve porque la duna que hay hoy la ha sepultado”. La ocupación de Santa Cristina fue progresiva y se extendió desde los 50 hasta los 90, cuando el turismo local comenzó a decaer y, por tanto, la presión antrópica también descendió.

Azucena de mar, típica del arenal. |  // VÍCTOR ECHAVE

Azucena de mar, típica del arenal. | // VÍCTOR ECHAVE / Adrián G. Seoane

“Las dunas son depósitos sedimentarios muy dinámicos en los que siempre hay entradas y salidas de materiales”, apunta Carballeira. “Todas estas infraestructuras encerraron el movimiento de sedimentos, por lo que empezó a perderse arena en la playa de Santa Cristina; a mayores, se construyó el dique de abrigo en A Coruña, que modificó las corrientes de la ría”. Luego de varias regeneraciones artificiales para traer de nuevo arena a la playa, el descenso de la presión humana ha traído estas regeneraciones de forma natural.

Carrizos en la duna de Santa Cristina. |  // VÍCTOR ECHAVE

Carrizos en la duna de Santa Cristina. | // VÍCTOR ECHAVE / Adrián G. Seoane

“Ya en el año 2004 el Ayuntamiento de Oleiros tuvo que equilibrar el contenido de arena, porque se estaba acumulando más en la punta de la flecha que en el resto de la playa”, expone el científico. “En la zona natural es donde se está produciendo el acúmulo neto de arena”, y para Carballeira esto es un factor clave, ya que “este proceso natural es gratuito, mientras que cada proceso de regeneración cuesta millones de euros”.

Según este biólogo, la renaturalización de la playa de Santa Cristina “quizá sea la más evidente de las que han ocurrido”. “Como hubo una transformación importante y una construcción de infraestructuras muy fuerte, que se abandonó en los 90, el cambio del entorno que se produjo después fue mucho más evidente”, afirma. Carballeira, no obstante, deja claro que “la presencia de bañistas o personas practicando actividades de ocio no es incompatible con que la naturaleza se recupere”.

En las dunas se pueden encontrar infinidad de especies vegetales autóctonas, como azucenas de mar (también conocidas como narcisos o cebolas do mar) cardos marinos, paxariños da praia o carrizos, una de las plantas más importantes de las dunas “porque ayuda a retener las arenas y, por tanto, ayuda al crecimiento de la duna en vertical”.

El científico sadense cree que el modelo de Santa Cristina es el que deberían seguir los arenales del área metropolitana de A Coruña, especialmente la playa urbana de Sada, que considera que es “la que en peor estado se encuentra”. “Está en el punto de mayor densidad del Ayuntamiento, en pleno casco urbano, por lo que ha sufrido mucho el empuje urbanístico; además, hay muchas infraestructuras portuarias aguas arriba de la playa, lo que provoca que la fuerza de las corrientes sea menor y esta se cubra de fangos” indica Carballeira. “También ha sufrido durante décadas vertidos de aguas fecales, con valores que la han convertido en la segunda playa más contaminada de Galicia”, se lamenta el biólogo.

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