La halterófila española Lydia Valentín ha finalizado décima en la categoría de 87 kilos en los Juegos Olímpicos de Tokio, donde apenas ha podido competir debido a un problema de cadera, y ha asegurado que buscará revancha dentro de tres años en París 2024.

Ganadora de tres medallas en los últimos Juegos Olímpicos (oro en Londres, plata en Pekín y bronce en Río), Valentín soñaba en Tokio con una cuarta medalla que le reafirmara en el olimpo del deporte español, ya que hasta ese botín solo han llegado David Cal (5), Joan Llaneras, Saúl Craviotto, Mireia Belmonte, Arantxa Sánchez-Vicario y Andrea Fuentes.

Sin embargo, el ascenso de categoría, al que se vio obligada en los últimos meses debido al cambio de reglamentación de la federación internacional, acabó pasándole factura y a punto estuvo de no llegar ni a competir. La subida de 12 kilos, de 75 -donde ha logrado todas sus medallas olímpicas- a 87, acabó mermando su cadera y tuvo que competir infiltrada.

La berciana no pudo reprimir las lágrimas tras la competición, mientras se fundía en un emotivo abrazo con el presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, pero enseguida se recompuso para confirmar su intención de competir en los Juegos de París, a los que llegaría con 39 años.

Compitiendo en el grupo B, Valentín realizó sus tres intentos en arrancada, con un mejor registro de 103 kilos, pero tan solo uno en dos tiempos, levantando 122 kilos a la primera hasta que su cuerpo ya no pudo más. Su registro total de 225 kilos se quedó a más de 30 kilos de la frontera de las medallas.

En esa pelea por el podio, la china Zhouyu Wang cumplió con las expectativas y se colgó la medalla de oro con un total de 270 kilos, mientras que la plata fue para la ecuatoriana Tamara Salazar (263) y el bronce, para la dominicana Crismery Santana (256).