Zuck vs. Musk

Xoel Ben Ramos

Xoel Ben Ramos

Arrastra este mes el sambenito de “aburrido”. Será porque la realidad transita de la indeseada sequía —de la cual sólo nos preocuparemos cuando cierren el grifo bastantes horas al día— a los turistas llegados en tropel, las playas rebosantes, algunas romerías de postín y poco más en los informativos. Buena parte vacacionamos, no es el caso de sus señorías que agosto lo trabajarán así que la sección de política —por lo menos esa— se hará amena y entretenida. También como quien se queda al frente de la redacción es la peña de prácticas y esta gente ya es nativa digital, o sea, implacables consumidores de X y adictos a Meta, nos han colado de tapadillo el combate entre Mark Facebook y Elon Twitter.

La última vez que puse algo de atención a una velada de mamporros fue con When we were kings (Cuando éramos reyes), que se llevó el Óscar al mejor documental allá por los noventa. Ya llovió... Narra el duelo de Muhammad Ali contra George Foreman por el título de los pesos pesados, celebrado en Zaire en el 74 y el ambiente que rodeó una pelea atípica —como la mayoría de las de Muhammad— de un deporte que perdía fuelle a pasos agigantados. Después, no sé si cuenta como velada, pero ese deporte de hombres dejó paso a un invento muy televisivo que nunca llegué a comprender, mezcla de pantomima, griterío y aplausos que el canal Tele 5 bautizó como Pressing Catch.

Recordando el filme, parece que lo de Zuck contra Musk quisiera emular aquella contienda porque hasta Italia les viene de ofrecer el Coliseo romano. Aunque puestos a emular, bonito habría sido pegarse en Níger —donde el ambiente es propicio estos días, además con mucho público— para que la nueva junta militar lavara su imagen al igual que Mobutu durante el enfrentamiento Ali-Foreman. Se rumorea que por ahora pasan.

La verdad, esto lo que huele es a marketing barato, como si el enganche que tenemos con Twitter, Facebook, WhatsApp… fuera poco, ahora toca soportarlos tirándose de los pelos. Sin embargo, eso de darse de tortas solo los jefes, hay que reconocerlo, cuantos males evitaría a lo largo de la historia. Por ejemplo un Adolf vs Iósif en el Estadio Olímpico de Múnich, la de muertes que tendría ahorrado. Y volviendo al principio, a agosto y a sus señorías, también aquí se podría montar un duelo bien chulo —uno a uno, o en parejas a lo Pressing Catch— en la mismísima plaza de Las Ventas y con Ibai Llanos retrasmitiéndolo. ¡Lo que le faltaba al soporífero estío! Los púgiles, fácil imaginarlos.

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