EEUU quiere “desoligarquizar” Ucrania

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Estados Unidos ha dejado claro en un documento significativamente hecho público esta semana por el Departamento de Estado que su objetivo es “desoligarquizar” a Ucrania. Por “oligarcas” entendemos en Occidente a quienes en Rusia y otras repúblicas sucesoras de la URSS hicieron, gracias a su falta de escrúpulos y a sus contactos, inmensas fortunas comprando a precio de saldo cuantas empresas se privatizaban. Algunos los han comparado con los despectivamente llamados “robber barons” (literalmente “barones ladrones”) de EEUU, aquellos capitanes de industria de la segunda mitad del siglo XX que recurrieron a métodos más bien sucios para enriquecerse.

Y que gracias a su dinero y a su poder monopolista influyeron en la política nacional de Estados Unidos, más o menos como hacen también hoy los oligarcas en los países del Este, a los que Washington acusa de prácticas corruptas.

Individuos como Cornelius Vanderbilt, John D. Rochefeller, Andrew Carnegie, James Duke, J.P. Morgan o Andrew Mellon que dan hoy nombre a fundaciones, museos y otras instituciones culturales de aquel país. De creer al Gobierno de Joe Biden y pese a las declaraciones públicas en sentido contrario de muchos políticos a ambos lado del Atlántico, el gobierno de Vladimir Zelenski está aún todavía lejos de acabar con la corrupción en su país y eso a Washington al parecer no termina de gustarle. Según el documento del Departamento de Estado, es por tanto intención de EEUU abrir Ucrania a los inversores del mundo capitalista, a los gigantes de la banca como JP Morgan o los grandes fondos de inversión como Black Rock, el mayor del mundo.

A todos ellos, al igual que a los gigantes del sector armamentista, el presidente Zelenski se ha declarado, por su parte, no ya dispuesto, sino entusiasmado de abrirles de par en par las puertas para que hagan en Ucrania cuantos más negocios, mejor. Es decir, ¡corruptos ucranianos, fuera!, para dejar paso a los virtuosos inversores de Occidente, dispuestos a competir libremente en sectores de gran futuro en Ucrania como la minería o la necesaria reconstrucción. Se trata, según el Departamento de Estado, de “construir un país mejor” que el hasta ahora controlado por unos oligarcas “que han alimentado allí un sistema de corrupción y claramente antidemocrático”.

Y para ello, señala el Departamento de Estado, hay que “privatizar los bancos”, ayudar a las escuelas ucranianas a enseñar inglés, el idioma de los negocios, y animar a sus militares a “adoptar los protocolos de la OTAN”. El Banco Mundial ha calculado que de momento, es decir sin tener en cuenta que cada día que pasa aumenta la destrucción del país, reconstruir Ucrania costará al menos 411.000 millones de dólares. Esperemos que todo salga esta vez mejor que en Irak o Libia.

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