Entrevista | Fernando Mosteiro Médico intensivista y coordinador de Trasplantes del Chuac

“Galicia supera al resto del mundo en donación, pero aún hay margen de mejora”

“El gran reto es continuar disminuyendo las tasas de negativas familiares a donar”

El doctor Fernando Mosteiro, coordinador de Trasplantes, en el Hospital Universitario (Chuac).

El doctor Fernando Mosteiro, coordinador de Trasplantes, en el Hospital Universitario (Chuac). / Víctor Echave

El programa de trasplantes es, desde más de hace cuatro décadas, uno de los buques insignia del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) y de la sanidad pública gallega en su conjunto. A los mandos de su timón, desde hace siete años, está el doctor Fernando Mosteiro, médico intensivista y coordinador de Trasplantes del Chuac, quien esta tarde (19.00 horas) hablará de Donación y Trasplantes en Galicia, en la sede de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia (C/Durán Loriga, 10). Lo hará acompañado de la doctora Carmen Montero, jefa de Neumología del Chuac y académica numeraria, quien presentará su intervención.

A Coruña rozó su récord histórico de trasplantes de órganos en 2023, con 257 cirugías de ese tipo, y Galicia encabeza la tasa de donantes en España (47 por millón de habitantes), que a su vez encadena 32 años como líder mundial en actividad trasplantadora. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí?

Hay un punto crucial, la tasa de negativas familiares. Galicia ha sido, tradicionalmente, la comunidad con mayores tasas de negativas familiares a donar. De cada 100 entrevistas que se realizaban hace 13-15 años en nuestra autonomía, el 30% finalizaba con un ‘no’ a la donación. No obstante, gracias a las sucesivas campañas de divulgación; la labor de los medios de comunicación, que publicáis noticias al respecto de la donación y los trasplantes; la formación que hemos dado al personal del hospital; y, sobre todo, a la colaboración de las asociaciones de trasplantados, se ha conseguido que las tasas de negativas familiares a donar hayan caído en Galicia a cifras que están por debajo de la media nacional. Esto ha permitido aumentar el número de donantes e incrementar a su vez, obviamente, los trasplantes. Porque, sin donantes, no hay trasplantes.

¿Qué otros factores han influido en el aumento de los trasplantes, ya no solo en A Coruña y Galicia en su conjunto, sino en toda España?

En los últimos años, sobre todo, la donación en asistolia controlada, es decir, a corazón parado. Hasta 2012, el donante clásico en España era el donante en muerte encefálica (a corazón latiente), un paciente que ha sufrido una lesión cerebral muy grave que le acaba causando la muerte, pero cuyo corazón todavía late durante unas horas gracias a que lo mantenemos conectado a unas máquinas en las unidades de Reanimación y Cuidados Intensivos (UCI). En este caso, se traslada al donante, ya fallecido, a quirófano, y se le hace la extracción de los órganos con el corazón latiendo. Y luego están los donantes en asistolia, es decir, a corazón parado.

Como el del corazón trasladado por la Guardia Civil de Tráfico de A Coruña, hace apenas una semana, desde el sur de Galicia hasta el Chuac.

Así es. Pacientes, habitualmente con enfermedades neurológicas muy graves (con traumatismos craneoencefálicos o con ictus isquémicos hemorrágicos muy severos), que sabemos que van a desarrollar secuelas muy importantes en el cerebro y quedarán en un estado de coma vegetativo, pero que no acaban de fallecer porque, por algún motivo, el cerebro conserva algún grado de actividad. Se sabe que, a muy corto plazo, estos pacientes acabarán muriendo —a veces, de una manera bastante desagradable—, de ahí que, en estos casos, lo que se hace es que los médicos responsables informan a la familia de que se va a decidir la adecuación del tratamiento del soporte vital (lo que se llama ‘limitación del esfuerzo terapéutico’), es decir, la retirada de las máquinas, porque se considera que ya no están aportando ningún tipo de beneficio, sino alargando una agonía. Y, si la familia lo acepta y lo asume (en el 99% de las veces es así) y dice ‘sí’ a la donación, esa desconexión de las máquinas se hace en el quirófano, esperando a que se produzca la asistolia (parada cardíaca). Una vez que esto sucede, la ley obliga a esperar cinco minutos para confirmar que no hay ‘autorresucitación’ del paciente. Y, transcurrido ese tiempo, se inician las medidas de preservación de los órganos, para poder extraerlos en las mejores condiciones posibles.

¿Qué cambió en 2012 para que, desde entonces, este tipo de donación no haya dejado de crecer?

Ha habido varios factores. Uno fundamental fue el descenso de los accidentes de tráfico, así como la disminución de la mortalidad por los ictus, que se atendían más precozmente y mejor. Fallecía menos gente, pero algunos quedaban con secuelas muy invalidantes y acababan muriendo en un corto plazo de tiempo, entre 10-15 días después de su salida de las UCI. En 2012, se planteó elaborar un protocolo a nivel nacional para que los órganos de estos pacientes, que podrían ser potenciales donantes y salvar la vida de muchas personas, no se acabasen perdiendo. Desde ese año, la implantación de este tipo de donación en España ha hecho que, en 2023, el 40% de los donantes en nuestro país hayan sido en asistolia controlada, lo cual nos ha permitido continuar aumentando la cifra de donantes, tanto a nivel nacional como gallego.

¿Cuáles son hoy los grandes retos?

El gran reto, en el mundo de la donación, es siempre el mismo: continuar disminuyendo las tasas de negativas familiares a donar. Y es que, aunque las tasas de donación de Galicia y España superan a las del resto del mundo, lo cual nos posiciona muy bien, aún hay margen de mejora. Estamos hablando de que todavía hay tasas de negativas a donar del 18% y el 15%, es decir, una de cada siete familias dice ‘no’ a la donación. Son muchos órganos que se podrían aprovechar, y muchas vidas que se podrían salvar. La diferencia entre decir ‘sí’ o ‘no’ a la donación es poder dar una segunda oportunidad a otras personas.

¿Cómo están yendo estos primeros meses del año en el Chuac, en lo que a actividad trasplantadora se refiere?

Después del COVID, cuando lo pasamos bastante mal —ya que nuestro hospital fue el más tensionado de Galicia y tuvimos un descenso muy significativo en la cifra de trasplantes—, en 2023 nos recuperamos, y este año vamos a mejor. La actividad está prácticamente normalizándose a como estábamos en 2019.

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