"En China mi primer equipo será la selección española pero sin duda el segundo será Australia", dice Diego Lago, conocido en las pistas como Lobo, recién aterrizado tras pasar quince días en Melbourne, donde entrenó a los porteros de la selección aussie que participará en el Mundial. El amor es recíproco. "El entrenador -Stephen Hoey- dice que la selección tiene un 95% de sangre australiana y un 5% coruñesa", recuerda el meta de Compañía de María, muy contento tras una gran experiencia lejos de casa. "Estoy deseando que empiece el Mundial porque no me voy a perder ni un partido".

Su trabajo con los dos metas del combinado nacional, el veterano Lee Glass y el joven Rees Leighton, tuvo sus frutos. "Yo creo que se notaron los cambios, cositas. Sobre todo en la posición en la portería y a la hora de salir de la portería y atacar la bola, que les daba un poco de miedo. Hubo una mejoría", dice orgulloso. Ya conocía al más joven, Rees, de 19 años, que hace dos estuvo en A Coruña A Coruña aprendiendo de primera mano todos sus trucos. De hecho, entonces este ya señalaba a wolf -lobo en inglés- como su ídolo, por lo que ambos pudieron reencontrarse.

Pero eso solo era una parte de su cometido. Lo otro era dejar allí su semilla y transmitir el mayor número de conocimientos a Glenn Cook, que será el encargado de entrenar a los porteros. Cook es precisamente el padre de Max, el otro jugador que junto a Rees visitó A Coruña en 2015, y de otros dos porteros que trabajaron a las órdenes de Lago. "Le dejé una buena base con un curso intensivo que le va a servir en el futuro", comenta.

Porque en Australia están realizando una labor incansable para recuperar el hockey sobre patines, que precisamente había comenzado en los años 70 de la mano de otro coruñés, Venancio Parga, y que ahora resurge en colaboración con A Coruña, en especial de Josep Sellas y Compañía de María. "Antes tenían una liga decente y la selección fue a Mundiales y a los Juegos Olímpicos de Barcelona. Pero después todo eso se perdió. Desde hace ocho años lo están intentando recuperar", explica Lago. "Están trabajando muy bien, se lo toman muy en serio. Creo que en un periodo de cinco a diez años aumentarán mucho el nivel. Son unos locos del hockey, porque además allí es un deporte nada conocido. Los pabellones están vacíos, solo hay seis o siete equipos... eso a otros les tiraría para atrás, pero ellos, sobre todo Stephen Hoey, no se rinden", añade.

Es tan raro el roller hockey que incluso al coruñés lo pararon por la calle al llevar una sudadera con esas palabras escritas. "Me preguntaban qué era eso y yo les explicaba que era español y estaba ayudando a los porteros de la selección australiana. ¡Y acababan dándome las gracias!", dice entre risas. La experiencia fue "única" pese a los miedos que llevaba en la mochila. "El primero, el avión. Son muchas horas. Si tuviera que volver el mes que viene, no lo haría. Dentro de un año cuando ya se me haya olvidado, seguro", bromea. El segundo, el idioma. "Para mí sorpresa me defendí y me di cuenta de que tenía más nivel del que pensaba". Hasta tuvo tiempo para hacer turismo y disfrutar de la ciudad "más deportista del mundo". "Es una pasada", resume.