Frente cultural en la ciudad para salvar los murales de Urbano Lugrís en la calle Olmos

La Real Academia de Belas Artes hará un estudio del estado de los frescos cuando pueda acceder al inmueble | O Mural insta al Concello a pedir una orden judicial para entrar

Mural de Lugrís en la bóveda del antiguo restaurante Fornos. |   // IRENE MOLINA

Mural de Lugrís en la bóveda del antiguo restaurante Fornos. | // IRENE MOLINA / Gemma Malvido

Ni una voz discordante. Ni una sola que defienda que la situación en la que se encuentran actualmente los murales que Lugrís pintó en un local de la calle Olmos no es preocupante. La asociación O Mural ha solicitado ya formalmente a la Xunta que inicie los trámites para declarar Bien de Interés Cultural estas pinturas, que forman parte del patrimonio y de la historia de la ciudad e insta al Concello —que asegura que no puede encontrar a los dueños del edificio para hacerles saber que necesitan que les dejen acceder al interior para verificar el estado de las obras— a que solicite una autorización judicial que les permita entrar en este edificio que, actualmente, está abandonado y adolece —solo a simple vista desde la calle— de filtraciones y desprendimientos.

Rodrigo Osorio, que forma parte de los colectivos In Nave Civitas y O Mural, explica que, actualmente están “a la espera” de que el Concello conteste a sus propuestas y también pendientes de mantener una reunión con Patrimonio de la Xunta para saber cuál es su posicionamiento en este tema. La Consellería de Cultura no respondió ayer a las preguntas de este diario sobre cuál es la estrategia a seguir en este asunto, toda vez que el mural que Lugrís pintó en la calle Real fue declarado Bien de Interés Cultural en octubre de 2017, cuando Abanca se había hecho cargo ya de su restauración y se exponía en la sede la entidad, en la calle Olmos, justo enfrente de los que ahora se deterioran con la lluvia y el viento.

Osorio insiste en que los propietarios del inmueble tienen la obligación de dejar pasar a los técnicos para ver el estado de los frescos, de modo que, si el Concello no los localiza por los canales comunes, puede notificarles a través de los boletines oficiales y también solicitar una autorización judicial para entrar. El tiempo corre en contra de las pinturas, ya maltratadas en épocas anteriores, como cuando, según recuerda Pedro Vasco, el presidente de la Asociación de Amigos dos Museos de Galicia, estuvieron sometidos a la grasa y al humo de una churrasquería.

Los técnicos, además, hacen hincapié en la urgencia de tomar medidas para evitar el deterioro de la obra ya que, cuanto más se tarde en intervenir, peor será su estado y, por consiguiente, más difícil y más costosa su recuperación.

El presidente de la Real Academia de Belas Artes, Manuel Quintana Martelo, explicó ayer en declaraciones a este diario que, durante el último pleno habían tomado la decisión de elaborar un informe sobre el estado de los murales, aunque, reconoce que todavía no saben ni cómo ni cuándo podrán hacerlo, ya que es necesario acceder al inmueble para ver la realidad de los frescos y, por ahora, la apertura de la puerta no está garantizada. “Estamos siempre en la misma posición de salvaguardar, cuidar y preservar todo aquello que atañe al patrimonio gallego y Lugrís, obviamente, es una figura de la plástica gallega, por eso entendemos que sus obras deben ser conservadas”, asevera Quintana Martelo, que insta a las “instituciones locales y autonómicas” a que se “preocupen por esta cuestión”, ya que la Real Academia de Belas Artes es un órgano consultivo de la Xunta, pero no tiene capacidad ejecutiva.

En contra de estos murales juegan, no solo el tiempo y la lluvia, sino también los materiales utilizados, ya que, según indica Quintana Martelo, los de Lugrís eran considerados “incluso deficientes”. “Hay otros murales que se encuentran en la misma situación en Galicia, porque él trabajaba mucho en la decoración de bares y restaurantes y que están en propiedades privadas”, lamenta Quintana Martelo, que señala que hay más obras en peligro de desaparecer por ser propiedad de quien no se preocupa por su conservación.

“Es imprescindible poner en marcha todos los recursos tanto del Concello como de la Xunta para salvar esos murales porque son esenciales dentro de la obra de Lugrís y son patrimonio de Galicia”, relata Vasco, que destaca de esta obra sus detalles y es que el pintor le dedicó muchas más horas que a otras piezas por lo cómodo que se sentía en el local que, para entonces, servía de punto de encuentro y de reencuentro de hombres y mujeres de la ciudad y en el que nunca le faltaba ni una copa ni un amigo o amiga con quien compartirla. “Son unos murales fantásticos por todas las horas que pasó allí, por el nivel de detalle y el cariño que le puso. Casi ninguna otra obra suya es así, por eso es importantísimo que se recupere”, comenta Vasco, que alerta de que no se pueden perder “bajo ningún concepto” porque sería “una negligencia” no solo política sino también de la sociedad.

La directora de la Fundación Luis Seoane, Silvia Longueira, destaca no solo la calidad artística de la obra del antiguo restaurante Fornos, sino la importancia de que están hechos en un espacio de uso público. “Ya solo por la escasez de este tipo de arte, tiene un valor añadido”, incide Longueira, que destaca que “artistas gallegos que formaron parte de las vanguardias históricas, como Seoane o Colmeiro, son esenciales dentro del desarrollo del arte público” y que “obedecen a uno de los postulados que abandera Seoane, que es la integración de las artes como la arquitectura y la pintura para popularizarlas y que formen parte del acervo cultural de la ciudad”. Longueira defiende además la recuperación de estos murales realizados para ser “vistos y compartidos”.

En la misma línea se pronuncia el que fuera director del instituto José Cornide de Estudios Coruñeses y colaborador de este diario, Xosé A. Fraga. “Nosotros somos nosotros y los elementos de valor que nos acompañan a nivel personal y colectivo. Del mismo modo que en casa tenemos una vajilla de Sargadelos o una joya que nos dejó nuestra abuela, a nivel colectivo tenemos la Torre de Hércules, la catedral de Santiago o los murales de Lugrís, que forman parte de nuestro patrimonio como país”, asevera.

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