SI NO LO LEO NO LO CREO

Una Torre Eiffel imaginada en el muelle coruñés

Antón Peruleiro

No nos deja de asombrar la capacidad infantil para la fantasía, que les permite figurarse que un palo es una varita mágica y que los adultos son seres racionales a los que dar confianza. En este sentido presenciamos cómo un infante se refería a la grúa que permanece en Calvo Sotelo como la “Torre Eiffel” y a un crucero cercano como “Titanic”. Es normal. La grúa fue cedida aún el año pasado por Pérez y Torres para musealizarse, y todavía no ha podido crearse un hueco en el imaginario como el monumento francés, desde el que el checo Franz Reichelt se tiró en 1912 para probar, sin suerte, que su diseño de paracaídas funcionaría. ¿Algún inventor para inmolarse por la leyenda de la grúa?