A Coruña supera un 30% la media nacional en ciberdelitos: estos son los más frecuentes y así evitarlos

Los más habituales son estafas: robo de datos y ventas a través de páginas falsas que luego no entregan el producto | Los policías recomiendan consultar si una tienda en línea tiene sede física o malas referencias antes de comprar

Agente de la Policía Nacional en una comisaría gallega. |   // FERNANDO CASANOVA

Agente de la Policía Nacional en una comisaría gallega. | // FERNANDO CASANOVA / Enrique Carballo

El año pasado se denunciaron en el municipio de A Coruña 2.505 ciberdelitos, de acuerdo con el Ministerio del Interior. Son diez crímenes usando la Red por cada mil vecinos, mientras que la media en España no llega a los ocho. La incidencia de los delitos cometidos a través de Internet en la ciudad es un 30% superior al conjunto del país, y, mientras que suponen una quinta parte del crimen coruñés, en el conjunto español son un 16%.

Según señala el experto gallego en ciberseguridad Antonio Fernandes, no hay una respuesta obvia a por qué este tipo de crímenes son más frecuentes en la ciudad, aunque especula que puede deberse a que haya un “mayor uso de tecnología” o “más concentración de pymes”. En todo caso, las campañas de crímenes “no van dirigidas geográficamente”. Esto es, los autores de los delitos, que a veces operan desde el extranjero, no apuntan específicamente a los coruñeses.

La inmensa mayoría de los ciberdelitos, nueve de cada diez cometidos en A Coruña, son estafas a través de Internet. Según explican fuentes coruñesas del Sindicato Unificado de Policía (SUP) estas se suelen cometer de dos formas: simulando ventas en línea o a través del robo de datos.

En el primer caso, señalan desde el SUP, los delincuentes suelen “simular una tienda a precios muy asequibles”. Este tipo de delitos se vienen produciendo “desde hace muchos años” y los criminales encuentran víctimas por el auge de la compra por Internet. Algunas de estas estafas son por cantidades pequeñas, pero “hay de todo”, con casos “de 500 euros o más”. El gancho con el que atrapan al cibernauta es una falsa ganga. “Algo que vale 3.000 euros y te ofrecen por 1.500: cuando algo es demasiado atractivo, sospecha”, indican desde el SUP, mientras que Fernandes señala que en el mismo sentido que en Internet, como en la vida en general, “si algo suena demasiado bueno, igual es mentira”.

Desde el SUB indican que el grado de refinamiento de los delincuentes es alto y que las webs desde las que operan “simulan todo perfectamente”, con presentaciones y apartados que imitan a los de una tienda online verdadera. Los delincuentes llegan a “ponerse en contacto contigo” durante los primeros pasos de la compra, aunque “luego desaparecen” y los teléfonos de referencia dejan de aceptar las llamadas de los estafados.

Las fuerzas policiales, indica el SUP, “intentamos informar y hacer campañas” para explicar a la gente cómo evitar este tipo de estafas. Estas no se producen en páginas grandes del sector, como Amazon: “esas sí dan unas ciertas garantías al comprador, y en última instancia se hacen cargo”. Antes de comprar en una tienda en línea se recomienda a los usuarios que “consulten si la tienda tiene buenas opiniones, si hay un local físico, si hay referencias o comentarios “ sobre estafas.

En cuanto al robo de datos, o phishing, este se puede producir al descargarse en un dispositivo algún virus subido por los delincuentes o porque las víctimas les den a estos información, subiéndolas a las redes sociales o facilitándolas en un chat. Fernandes señala que aunque la seguridad del software “en general va mejorando desde hace unos años”, los equipos que se dedican a implementarla son “pequeños en comparación con los que se están dedicando a saltárselo”. “Dentro del ecosistema ilegal hay mafias dedicadas a conseguir acceso a las empresas, otros a fallos de seguridad”, explica el experto en ciberseguridad, y “también colaboran entre ellos”.

Para Fernandes, muchos delitos se producen porque hay una “alfabetización digital baja” y porque “falta un poco de concienciación” entre la población en general, que piensa que en Internet “no me pasa nada”. Según recuerda, existe un número gratuito para realizar consultas sobre ciberseguridad, el 017, desde el que pueden indicar formaciones para preverse de peligros en la Red, un medio por el que cada vez se realizan más operaciones delicadas. “Hay que adaptarse”, señala el experto.

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La coruñesa Ana Gil, que trabaja en la multinacional Oesía y es mentora en la competición de la Guardia Civil sobre ciberseguridad, explica que mucha gente se siente avergonzada después de ser estafada por la Red, una experiencia que puede ser “muy frustrante” por la sensación de desvalimiento que genera. Pero “yo recomiendo denunciar, aunque sea poca cantidad de dinero”, explica, ya que ayuda a “perseguir el delito” y hacerlo visible ayuda a hacerlo visible.

Desde la sección coruñesa del Sindicato Unificado de Policía (SUP) también recomiendan “interponer denuncia” ante todos los ciberdelitos, pues, además de contribuir a perseguir a los delincuentes, es más fácil que la víctima recupere su dinero en el caso de que haya perdido dinero. Así, en las estafas que se realizan por Internet, que usualmente implican un desembolso a través de una tarjeta bancaria, la entidad que la emite “suele tener seguros” y puede devolver el dinero que se haya pagado.

El sindicato señala que en los ciberdelitos hay todavía más “impunidad” que en los crímenes convencionales, ya que los autores pueden estar “en cualquier parte” del mundo y a veces “es muy complicado” identificarlos. El SUP también denuncia que la Policía Nacional mantiene “un modelo del siglo pasado” pese al “pelotazo” del cibercrimen en los últimos años, y pide cambiar el catálogo de puestos de la comisaría de A Coruña, pues la unidad de lucha contra el crimen cibernético, aunque se ha ampliado, “no es suficiente”.

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