La chica del lápiz que dibuja A Coruña

La arquitecta Cristina Omil mezcla su profesión y su pasión y plasma en el papel edificios de la ciudad que comparte en redes

Cristina Omil enseña su dibujo del Eusebio da Guarda.

Cristina Omil enseña su dibujo del Eusebio da Guarda. / VÍCTOR ECHAVE

Esa chica que se sienta en un banco o en una parada de autobús para observar A Coruña y plasmarla en el papel es Cristina Omil. La arquitecta, que dibuja desde pequeña, ha mezclado su profesión y su pasión para recorrer las calles de su ciudad adoptiva —es de Pontevedra— con cuaderno y lápiz y dibujar las galerías de la Marina, el Eusebio da Guarda o algún edificio modernista que la ha enamorado. Los colorea con mucho detalle y los comparte en Twitter, donde no deja indiferente a nadie. “Es un ocio para mí. Me gusta mucho dibujar lo que veo. También es una manera de comprender la arquitectura”, explica sobre sus creaciones, que suelen ser “de edificios y escenas urbanas”.

La chica del lápiz que dibuja A Coruña

La chica del lápiz que dibuja A Coruña / Ana Carro

Licenciada en Arquitectura, razón por la que se mudó a A Coruña, Omil defiende que “el dibujo es un lenguaje directo”. Así que sale a la calle, pasea y saca el lápiz para mostrar lo que le rodea. “No busco solo una imagen bonita y evocadora, que también, sino contar la arquitectura de una manera diferente”, aclara.

La chica del lápiz que dibuja A Coruña

La chica del lápiz que dibuja A Coruña / Ana Carro

Cuando era universitaria, salía también a la calle para hacer dibujos. Pero aquello era “por obligación”, así que hubo un tiempo en que dejó de hacerlo. Reconoce que esto es diferente. “En la carrera se dibuja mucho en la calle y yo tuve la suerte de hacerlo. Pero no era ocio. Al acabar mis estudios, uní mis dos pasiones, el dibujo y la arquitectura, y volví a dibujar para hablar de esos edificios a mi manera”, indica.

La chica del lápiz que dibuja A Coruña

La chica del lápiz que dibuja A Coruña / Ana Carro

La calle Panaderas, la iglesia de Santo Domingo o la plaza de Lugo tienen hueco en su cuaderno. “Suelo dibujar mis recorridos habituales, aunque soy bastante impulsiva. Me gusta la Marina y los edificios modernistas”, desvela Cristina Omil, que trata de ser “muy minuciosa con los detalles”. “Los escojo yo según cuáles considero importantes por la composición o el paisaje”, apunta.

Cuando se fija en un edificio o en un calle que quiere dibujar, la arquitecta emprende un viaje lleno de conocimiento. “Para mí, hacer estos dibujos implica un estudio sobre el edificio, sobre cómo está en la escena urbana, la historia de su construcción... Voy más allá del dibujo”, explica. Esa esencia, quizá, se transmite en sus creaciones, de ahí que tanta gente se fije en ellos en Twitter, donde comparte no solo el resultado final, también el proceso. ¿Y cuánto tarda en hacerlos? “Depende. Hay bocetos muy rápidos y otros me pueden llevar más de una hora. Nunca estoy mucho tiempo seguido con ninguno”, cuenta la arquitecta, que siempre lleva encima “un cuaderno y un lápiz”. A veces, de hecho, le resulta inevitable ponerse a dibujar en plena calle. “No siempre puedo. Por la climatología o porque hay mucha gente. Pero me gusta dibujar en la calle”, confiesa la joven, a la que una vez una mujer le bajó la merienda. “Es normal que la gente se acerque. Soy la primera que si veo a alguien dibujando, me acerco a mirar. No me molesta”, dice.

Su colección de dibujos sigue aumentando, mostrando una versión “diferente” de A Coruña, y no descarta que un día formen parte de una exposición o una publicación. “No tengo ninguna ambición sobre esto. Yo comparto los dibujos con mucha ilusión, pero no pretendo hacer nada. Sí me han llegado ofertas y comentarios y me gustaría hacer una exposición, pero hace falta mucho tiempo para ello”, comenta Omil, que ha colaborado en un documental “reconstruyendo edificios del pasado”. Por ahora, seguirá enseñando sus creaciones para que la gente disfrute y, a la vez, “preste atención a la arquitectura de la ciudad”.

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