En A Coruña, la comedia se improvisa
Creadoras coruñesas como las Izquierdo Sisters o Malala Ricoy exploran con la ‘impro’ una forma de hacer humor sin guion, desde una perspectiva multidisciplinar
El monólogo, a veces, trasciende a su propio concepto y se convierte en el llamado espectáculo unipersonal, en el que la creadora hace reír, si, pero con más artificios que la palabra. A veces, incluso, la propuesta suma niveles de dificultad y parte de la premisa de la improvisación. La impro, o comedia improvisada, es una disciplina que tiene en A Coruña grandes exponentes femeninas dentro de Galicia. Porque en esta ciudad, las mujeres hacen comedia, pero también muchas otras cosas. Ejemplo de ello es el dúo Izquierdo Sisters, compuesto por las inseparables Marita Martínez y Lucía Veiga, que a veces, no obstante, también son capaces de separarse para emprender proyectos en solitario, pero acaban volviendo al redil. “Damos clase juntas, tenemos un formato de improvisación juntas, estamos en los Monólogos R, tenemos la compañía Izquierdo…”, enumera Marita Martínez, una de las ruedas del tándem. Martínez, como Veiga, llevan a sus espaldas años de rodaje en el mundo del espectáculo y de la comedia.
Creadoras coruñesas como las Izquierdo Sisters o Malala Ricoy exploran con la ‘impro’ una forma de hacer humor sin guion, desde una perspectiva multidisciplinar
De un tiempo a esta parte, han empezado a ser testigos de cómo la presencia de mujeres ha irrumpido de forma innegociable en los carteles de los ciclos. “Parece que se están programando más monólogos de mujeres a nivel local y de cafetería, y también en el teatro. Ya chirría que no haya ninguna en un cartel”, observa Martínez, que se mueve entre esos dos mundos, el de la sala y el del teatro: últimamente, con la producción Códice K, de la compañía Ainé, que reconstruye con inherente retranca el robo del Códice Calixtino; y tiene a sus espaldas el ciclo de espectáculos al aire libre Cómicamente, junto a David Perdomo y Xosé Antonio Touriñán. Pero a la impro, admite, siempre se vuelve. “A nivel comercial, la comedia improvisada es más difícil de vender, porque es más complicado decirle a un programador que vas a improvisar y que no lo tienes preparado. Hay que formarse mucho, para tener las herramientas para crear la historia en directo”, desgrana Marita Martínez.
Tampoco Lucía Veiga tiene claro qué decir de primero cuando se le pregunta qué proyectos tiene entre manos: la actriz y presentadora de Os Mallos divide las horas hábiles del día entre el Malicia Noticias y el Luar, las Izquierdo Sisters, los proyectos audiovisuales que han ido surgiendo desde su exitoso papel en la serie Rapa, el teatro, la docencia de impro y todas las iniciativas en las que se anime a embarcarse. También, desde las tablas, se aprecia que las cosas empiezan a cambiar para bien. “Los programadores empiezan a ser más sensibles al respecto, y también hay una evolución por parte del público. Entiendo la finalidad de hacer espectáculos solo de mujeres, ojo, pero yo soy partidaria del espectáculo mixto, que estemos en el mismo cajón y a la misma altura”. Durante los últimos años, Lucía Veiga ha visto muchas trampas al solitario, —“cuando había una mujer en un cartel de monologuistas, a veces era la maestra de ceremonias”, pero se declara “optimista”.
Coincide Malala Ricoy, otra coruñesa que sabe bien lo que es moverse entre las tablas y las tarimas de las cafeterías, entre la magia del circo y la sinceridad de los monólogos. En ambos terrenos, las cosas ya no son lo que eran, pero para bien. “Cada vez somos más mujeres en la escena, y tocamos más palos. Cada vez hay más magas, que era un terreno eminentemente masculino. Aspiro a que los espacios de comedia femenina en exclusiva un día dejen de ser necesarios”, comenta. Su nombre está ligado, en la ciudad y fuera de sus fronteras, a las acrobacias aéreas, los shows de variedades, el clown y la improvisación. A propuestas imprescindibles como el Festival Manicómicos o a proyectos a los que da vida desde su compañía Cirkompacto, centrada en las acrobacias y el teatro de calle. La comedia pura la ejerce desde su monólogo Sexo seguro ¿seguro? ¡Seguro!, en el que habla de amor y de las relaciones sexuales con la risa como telón de fondo y que sigue gustando allá donde lo lleva. “El horario de la comedia no me gusta mucho, no me gusta estar de noche en la carretera. En este ámbito no produzco mucho, me gusta hacer cosas con recorrido largo, como este monólogo. Parece que hay una dinámica de sacar cosas nuevas todos los años, yo quiero salirme de eso”, señala.
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