El Concello exige en lo que va de año a los dueños de más de 100 inmuebles que mejoren la seguridad

Ocho reclamaciones son a inmuebles ruinosos y 115 por deficiencias, ante las que se piden obras para evitar desprendimientos

Operarios entraron esta semana en el 29 de Rubine

Fachada del número 29 de la avenida de Rubine. |   // CARLOS PARDELLAS

Fachada del número 29 de la avenida de Rubine. | // CARLOS PARDELLAS / R. D. Rodríguez

Este martes sobre la avenida de Rubine flotó durante parte de la mañana un molesto polvo anaranjado que tenía su origen en el interior del número 29, desde donde se propagó por la calle tras la entrada de un equipo de operarios de la sociedad cooperativa Reto. Su presencia en el lugar respondía a un requerimiento municipal a los propietarios del inmueble, un bloque en mal estado, deshabitado desde hace al menos una década y media, y que presenta graves deficiencias. Por este motivo, por daños o desperfectos de diferente carácter, el Ayuntamiento se pone en contacto a menudo con los dueños de edificios. En los seis primeros meses de este año la administración municipal ha hecho 123 llamamientos a propietarios de inmuebles para que adopten medidas de seguridad ante el posible desprendimiento de elementos a la vía pública.

Los más de 120 requerimientos a titulares de edificios en solo seis meses es una cifra habitual, señalan fuentes municipales. Pero una cosa es reclamar la intervención a los propietarios y otra es que estos la cumplan. Porque en ocasiones hay más de un dueño y no siempre se localizan. De las 123 construcciones a las que en 2023 se les ha pedido tomar medidas 115 tienen como razón las deficiencias evidentes que presentan; otras ocho tienen ya expediente por estado de ruina.

El caso del número 29 de Rubine es significativo. Se trata de un edificio construido hace justo un siglo, en 1923, como refleja una placa incrustada en el marco de la ventana central de la primera planta. Su acceso está tapiado desde hace años, primero pintado de marrón y desde hace poco de blanco. Por una pequeña puerta lateral accedieron el martes varios hombres completamente vestidos de mono blanco de plástico y con protección en la cara. De dentro, donde cada día se juntan muchas palomas y otras aves que ven los vecinos de los edificios contiguos y de enfrente, sacaron algunos objetos.

Según fuentes municipales, a este edificio se le abrió un expediente por deficiencias en 2009 y cuatro años más tarde se le confirmó la declaración de deficiencias, pero no de ruina. El requerimiento a los varios propietarios que tiene para tomar medidas de seguridad por hipotéticos desprendimientos se les envió en marzo pasado. Poco después se le pidió a los dueños que presenten una solicitud de licencia para rehabilitar el edificio, con un plazo de dos meses para hacerlo. El inmueble, además, cuenta con expedientes abiertos del área municipal de Medio Ambiente por cuestiones de salubridad.

Hace dos semanas, cerca de Rubine, en la plaza de Vigo, se produjo la caída de elementos de una fachada sobre el toldo de una terraza hostelera, sin causar heridos. Expertos señalan que la humedad y la salinidad de la zona daña el hormigón antiguo, de arena, con el que fueron construidos edificios en las primeras décadas del siglo XX.

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