Arturo Franco | Arquitecto, ganador del Premio del Jurado al mejor corto en el festival Intersección, con el que logra una candidatura a los Goya

“El custodio’ habla de la soledad de una isla sin tiempo”

“La arquitectura es una disciplina más sedentaria, tienes que esperar a que vengan los clientes. El arte te permite dar pasos hacia ella”

El arquitecto y artista Arturo Franco Díaz.   | // LOC

El arquitecto y artista Arturo Franco Díaz. | // LOC / Marta Otero Mayán

El arquitecto y artista multidisciplinar coruñés Arturo Franco Díaz se encuentra estos días en la ciudad, donde se ha estrenado en el festival Intersección su cortometraje El custodio, rodado en Cuba junto al director de fotografía Juan Carlos Alom. La obra, que dibuja la historia de un hombre cuya vida está consagrada a guardar una pista de aterrizaje abandonada, obtuvo ayer el Premio del Jurado al mejor corto nacional, con el que consigue una candidatura directa a la primera ronda de los Premios Goya. El relato habla de la soledad del ser humano y ejerce como metáfora del contexto cubano.

Estrenó en el festival Intersección El custodio. ¿Qué historia quería contar? ¿Una de perseverancia, de principios...?

Esto sucede mientras estaba desarrollando un proyecto en Cuba, donde tuve que ir bastante a menudo. A 200 kilómetros de La Habana apareció un lugar misterioso, perdido en medio de una pista de tierra. De repente, atravieso un lugar un poco apocalíptico, con una pista asfaltada a la derecha, otra a la izquierda, jalonada por grandes piezas de hierro que parecían una instalación de un hangar. Me metí ahí sin saber muy bien dónde estaba, y ahí empezó a aparecer el cine, y la película. Pensé que algo tenía que suceder en ese lugar. De repente, uno se da cuenta de que está casi enfrente de la península de Florida, y que esa pista podía ser una gran pista de aterrizaje, y que esas piedras pudieron ponerse para evitar que aterrizasen aviones en la crisis de los misiles.

Y la historia vino a usted, no le hizo falta ir a buscarla.

Sí, no veníamos con una idea preconcebida ni con un guión, sino que fue la realidad la que nos ofreció una historia. Había que construir una historia que pudiera habitar esa tierra apocalíptica. El protagonista era un tipo que tenía que vigilar esa pista y defenderla del enemigo. Eso sucedió en los 60, esa pista cayó en el abandono y la preocupación desapareció, pero aquel personaje quedó atrapado en el tiempo con la misión de seguir defendiendo la pista. Un Quijote contemporáneo. La película habla sobre la soledad en una isla sin tiempo, que es Cuba. Es un cine de guerrilla, como dicen los cubanos, sin recursos, pero con un equipo increíble.

Parece una metáfora del propio contexto cubano: una isla congelada en el tiempo, con las reminiscencias de la Revolución presentes pero desvirtuadas en cierta medida...

Sí. Hay una intrahistoria del guión que parte de la Revolución, y de cómo un tipo se vio anclado a defender esos ideales. Habla de la propia historia de Cuba, pero más allá de ese contexto histórico, de temas más universales: de alguien que vive en una casa solo y que tiene una misión en la vida, pero es una metáfora de la realidad cubana. Nos juntamos el equipo para rodar en 16 milímetros, en celuloide de toda la vida, durante una semana en una casa rural perdida en el monte. Rodábamos todo el día, y de noche abríamos una botella de ron y nos convertíamos en una familia. De eso habla la película, de la soledad en una isla sin tiempo.

Es arquitecto. Imagino que su formación habrá influido a la hora de encontrarse con un espacio que, al observarlo, le inspirase toda una historia.

Totalmente. Uno cuando es arquitecto está adiestrado a aprender a mirar, que es lo que nos enseñan en la Escuela de Arquitectura. Por eso puedes descubrir oportunidades que pasan por delante de ti. El hecho de que ese espacio tuviera esa potencia material, con esas piezas de hierro dispersas, lo hacían algo parecido a lo que habíamos hecho como arquitectos, con obras como el Matadero de Madrid, que trabajan con materiales de hierro muy crudos, y creo que está bastante relacionado dentro de la experimentación y del límite.

¿Cómo llegó de la arquitectura al arte y al cine?

La arquitectura tiene muchas paredes y muchos techos de cristal, que necesitas que aparezcan presupuestos enormes, que lleguen los encargos. A veces uno tiene la ansiedad por hacer cosas desde el punto de vista creativo. El cine te permite ir a por ellos, algo que la arquitectura no te permite tanto. El mundo del arte igual, te permite dar los pasos hacia ellas, mientras que la arquitectura es un mundo más sedentario, tienes que estar esperando a que lleguen los clientes. Aunque todas ellas son disciplinas que tienes que tener paciencia, porque el tiempo es algo difícil de controlar.