Más de uno de cada seis vecinos de A Coruña vive con menos de 833 euros al mes, y el 5% no alcanza los 417

Los distritos con más porcentaje de bajos ingresos son Sagrada Familia-Os Mallos y Agra do Orzán, en los que Cáritas señala que se concentra la asistencia a economatos y para los que los vecinos reclaman una revitalización

El Agra do Orzán, el distrito con más porcentaje de población con bajos ingresos.

El Agra do Orzán, el distrito con más porcentaje de población con bajos ingresos. / Casteleiro/Roller Agencia

Al menos el 17,2% de los vecinos de A Coruña, más de uno de cada seis, tienen ingresos anuales por debajo de los 10.000 euros, que se corresponden con 833 al mes, de acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) a partir de las rentas del año 2021. La cifra es de mínimos, ya que el INE calcula el porcentaje como unidades de consumo: divide los ingresos de cada hogar entre el número de integrantes, y para hacer esta división pondera al primer adulto del hogar como 1, a los menores de trece años como 0,3 y al resto de miembros del hogar como 0,5. Con este cálculo, al menos el 9,9% de la población ingresa menos de 7.500 euros al año (o 625 euros al mes) y el 5% está por debajo de los 5.000 euros (unos 417).

A todos los niveles hay más mujeres con bajos ingresos. El porcentaje de las que viven con menos de 833 euros al mes es del 18,1%, frente al 16,1% de los hombres. El 10,3% de las mujeres están por debajo de los 625 euros al mes, 0,8 puntos más que los hombres, y en cuanto al estrato más bajo, con ingresos de menos de 417 euros mensuales, se encuentran en él el 5,2% de las mujeres, frente al 4,8% de los coruñeses varones.

Pero en la ciudad hay una amplia diferencia entre unos distritos y otros. Los que más porcentaje tienen de población bajo los 833 euros al mes son el cuarto, que incluye Os Mallos y Sagrada Familia y en el que la proporción roza el 25%, y el sexto, el Agra do Orzán, con un 27,2%. En el resto de barrios de la ciudad no se llega a una quinta parte: en el octavo distrito (Eirís-As Xubias) el porcentaje es del 18%, mientras que en el segundo (Monte Alto-Adormideras) la proporción alcanza el 17,1%.

Los restantes seis distritos están por debajo de la media. En el séptimo, que incluye Os Castros, Elviña y O Castrillón, la proporción es del 16,3%, y en el primero, es decir, la Ciudad Vieja, Pescadería y la zona del Orzán, se llega al 14%. En el quinto distrito, que engloba Riazor, Labañou y Os Rosales, el porcentaje de vecinos a los que les corresponden menos de 833 euros de ingresos al mes son el 13,4%, y en el noveno, que incluye Novo Mesoiro y Mesoiro, el Castro de Elviña, A Zapateira y Feáns, entre otras zonas, el porcentaje es del 12,2%. Las proporciones más bajas se dan en el décimo distrito, esto es, la amplia zona de Agrela, Bens, O Ventorrillo, A Silva, Fontenova y A Moura, con un 11,1%, y el tercero (Ensanche y Cuatro Caminos), con un 10,2%.

La directora de Cáritas Interparroquial en A Coruña, Pilar Farjas, señala: “Nosotros tenemos nuestro propio sistema de baremación y Sagrada Familia-Os Mallos, junto con Agra do Orzán-O Ventorrillo, son las zonas de mayor demanda social, por porcentaje de parados, de mayores con pensiones muy bajas y de población inmigrante”. En consecuencia, también se trata de “los distritos con mayor número de usuarios de nuestros servicios”, y los indicadores que señalan que hay vecinos que necesitan ayuda son “reincidentes y reiterados en los últimos diez años”.

Según explica Farjas, en A Coruña “el factor asociado a la exclusión más importante es la vivienda”, y estos barrios son “muy densos, con pisos de mala calidad y muy mal mantenimiento”. Para paliar estos problemas, Cáritas tiene en marcha un programa para cofinanciar pequeñas obras de mejora y comprar electrodomésticos. “Estos son los barrios en los que se centra”, indica Farjas, que reclama que se “refuercen las políticas de acceso a la vivienda”. El Agra do Orzán y Os Mallos-Sagrada Familia son además los distritos “con mayor porcentaje de usuarios en nuestros economatos”, a los que acuden para poder acceder a “necesidades básicas” como los alimentos.

En cuanto a la población inmigrante, Farjas denuncia que se modifique la normativa que regula la inserción, pues actualmente pasan varios años en el país antes de recibir permisos de trabajo. Tanto ellos como la población subarrendada no se pueden beneficiar de ayudas como el bono eléctrico y la renegociación de pagos con Emalcsa por el suministro de agua, que, según afirma la responsable de Cáritas, benefician a muchas familias españolas, entre ellas las monomarentales. Su organización cuenta con varios programas para ayudarles en su integración y subsistencia, así como otro para atender a mayores no acompañados.

“Mucha gente pide ayudas”

Para el portavoz de la Plataforma Veciñal Os Mallos, José Luis García, la presencia de vecinos con bajos ingresos se aprecia en el día a día del barrio. “Hay mucha gente con nivel económico muy bajo, y suerte si en casa hay uno o dos trabajando: hay mucha gente pidiendo ayudas, yendo a Cáritas, a Cruz Roja”, explica García, que indica que se ve “haciendo cola a gente que antes vivía más o menos bien” y que hay “coches abandonados por la calle porque la gente no puede echarles gasolina”.

Desde su agrupación llevan años reclamando al Concello revitalizar la zona cercana a la futura estación intermodal, creando una bolsa de vivienda a precios asequibles orientada a universitarios, aprovechando bajos vacíos para darles servicios y fomentando el gasto en el barrio a través de tarjetas descuento. Nunca se puso en marcha.

La presidenta de la asociación de vecinos del Agra do Orzán Entrepeñas, María Gutiérrez, afirma que entre los residentes hay gente “que no es de rentas altas”, como buena parte de los que se asentaron en el barrio desde zonas rurales en los años sesenta y setenta y que ahora están jubilados, o muchos inmigrantes de África y Sudamérica que viven ahora allí. Aunque explica que no conoce las políticas sociales como para hacer propuestas, indica que se podría favorecer al pequeño comercio del Agra, en decadencia, atrayendo a gente de fuera del barrio con mejores comunicaciones de bus y aparcamientos disuasorios. Ahora “es imposible aparcar”.

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