Emesa, la fábrica del acero de A Coruña que arrancó en 1958

La empresa permaneció en Agrela casi medio siglo

Película de presentación de la desaparecida factoría de Emesa de Agrela, en A Coruña, publicada en los años 60

Cedida por Luis Longueira

RAC

A Coruña vivió a entre finales de la década de 1950 y principios de 1980 un importante proceso de industrialización, con la llegada de importantes compañías, como es el caso de la refinería de Petrolíber (hoy Repsol). Una de las primeras firmas en asentarse en los alrededores del casco urbano coruñés fue Emesa, Elaborados Metálicos SA, que se estableció en lo que se convertiría después en la calle Newton, en el entorno del complejo de Dolce Vita.

En 1958 se creó esta sociedad productora de puntas de construcción para sustituir importaciones. Los componentes de ese grupo fueron los mayores accionistas: Luciano Yordi de Carricarte, Vicente Otero Valcárcel, Jacinto Amigo y Rogelio Fernández.

Antigua factoría de Emesa de Agrela, fotografiada a principios de la década del 2000

Antigua factoría de Emesa de Agrela, fotografiada a principios de la década del 2000 / Javier Rodríguez

El acero era un bien escaso en España y para fundirlo era necesario un gran consumo eléctrico. Para ello era obligatorio tener el permiso de "gran consumidor energético". El empresario Rogelio Martínez, uno de los primeros accionistas de Emesa, que disponía de buenas relaciones personales con Franco, había conseguido dicho permiso. Este horno estuvo en la base de Elaborados Metálicos SA, en la medida en que Pedro Barrié de la Maza, presidente de Fenosa, consiguió que el horno se instalara en A Coruña gracias también a su buena relación con el dictador Francisco Franco. Pronto, la construcción residencial y sobre todo la pública, se iban a convertir en un excelente cliente.

Modernización de la fábrica

En los años 60 se estableció definitivamente lo que iba a ser durante varias décadas la estructura productiva de la empresa. La actividad industrial constaba de dos procesos: la fundición en horno a partir de chatarra y la laminación. También a finales de esta década y comienzos de los 70 se añadió un tercer producto derivado de la laminación, la ferralla, empleada en la construcción de pilares, vigas y plantas de hormigón.

Antigua fábrica de Emesa, fotografiada a principios de la década del año 2000

Antigua fábrica de Emesa, fotografiada a principios de la década del año 2000 / Javier Rodríguez

Emesa fue la primera firma que adquirió maquinaria para doblar el acero de la ferralla (para lo que desarrolló una patente mundial) y por primera vez empezaban a interpretarse los planos de los ingenieros con especificaciones para construir vigas, pilares y plantas.

La factoría continuó en el polígono de Agrela hasta principios del año 2000, cuando la firma se trasladó al polígono de Coirós.