Duelo de rapidez mental en Mardi Gras

Los grupos de improvisación DeMentes Prodixiosas y PrimiXenios, de la Escuela de Víctor Grande y Oswaldo Digón, medirán sus habilidades hoy en la sala

Edición pasada de ‘Impro Match’.   | // CEDIDA

Edición pasada de ‘Impro Match’. | // CEDIDA / marta otero mayán

La popular sala Mardi Gras será escenario, esta noche, de una regueifa un tanto peculiar: no habrá insultos, ni ataques personales, ni siquiera afán competidor; pero sí mucha agudeza y rapidez mental; la que caracteriza a los grupos de los martes y los miércoles de la Escuela de Impro de Víctor Grande y Oswaldo Digón. Los equipos DeMentes Prodixiosas y PrimiXenios medirán sus destrezas a través de un “pique” que no tiene más objetivo que pasárselo bien. “No es una competición real, es un espectáculo. Harán juegos de improvisación, con mucho rock and roll, juegos rápidos, divertidos y cañeros”, cuenta Víctor Grande.

Los equipos, no obstante, no camparán a sus anchas por el escenario de la Mardi Gras (21.00 horas). Tanto Víctor Grande como Oswaldo Digón se enfundarán en sendos trajes de árbitros para evitar los golpes bajos entre los contrincantes. Los colegiados se reservan el derecho de sacar tarjetas amarillas e incluso rojas a quien cometa faltas, se salte las normas o se pase de la raya, con el fin de que todo discurra “lo más equilibrado posible”.

Un espectáculo de humor improvisado en el que el público tendrá un rol preeminente, ya que será el encargado de guiar la sesión, así como el hacer de los grupos. “Son como sketches teatrales, historias que surgen de las frases que propone el público. Puede salir cualquier cosa: les vamos preguntando que nos digan un nombre, que continúen una frase. Hay pruebas que son un equipo contra otro. A veces tienen que escenificar las emociones que sugiere el público, y pasar de la euforia al cabreo, de la rabia al amor”, añade Grande.

Con el reto de salir al escenario “al desnudo”, sin atrezzo ni escenografía, cada equipo va recibiendo puntos del público en función de cuánto convenzan —o no— sus propuestas interpretativas. El ganador se alzará con el honor simbólico del triunfo, pero poco más, ya que la actividad no tiene afán competitivo más allá de practicar habilidades y disfrutar de una velada que promete risas y deja alguna advertencia: “Ningún animal ha sido dañado durante el rodaje”. En todo caso, Grande descarta explayarse en explicaciones, ya que, matiza, con la impro todas caen en saco roto. “Es mejor verla que explicarla”, concluye.