Entrevista | Paula Lema Abogada coruñesa, denunció ante la Fiscalía del Estado un delito de odio contra niñas del colegio San Ildefonso de Madrid

“Trabajo con extranjeros y todos los días en mi ámbito hay delitos de odio”

“De no haber tenido presión mediática o haber hablado Marlaska, no creo que a los insultos tan duros se les hubiera hecho mucho caso”

Paula Lema, ayer en la plaza de Pontevedra.   | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

Paula Lema, ayer en la plaza de Pontevedra. | // CASTELEIRO/ROLLER AGENCIA

El colectivo Afroféminas presentó el 4 de enero una denuncia ante la Fiscalía General del Estado por insultos racistas dirigidos a través de la red X (antes Twitter) a cuatro niñas del colegio San Ildefonso de Madrid que participaron en el Sorteo de la Lotería de Navidad. Los mensajes, que fueron en aumento y contienen alusiones agresivas (“¿Es un colegio o un campo de refugiados?”, “San Negrifonso”, “¿Las nigerianas se sortean? Que se vayan a recoger algodón”, entre muchos), constituyen, según la denuncia, un “presumible delito de odio”. La abogada coruñesa Paula Lema, que trabaja en la ciudad con la ONG Ecos do Sur en apoyo de colectivos de migrantes, lleva la defensa de Afroféminas.

¿Había que reaccionar ante la Justicia ante estos mensajes?

Los insultos los vio Afroféminas en las redes y los vi yo también. Nos pusimos de acuerdo en que había que hacer algo porque los comentarios de este tipo iban a más. Empezamos a recopilar los insultos y los mensajes despectivos, fue algo arduo porque algunos eran muy duros. Lo presentamos ante la Fiscalía del Estado el día 4 por la mañana y se ve que la presión mediática funcionó porque unas horas después recibimos el acuse de recibo conforme se van a iniciar las diligencias de investigación preliminares. Esta rapidez es algo que no pasa jamás.

¿Por qué esta vez sí?

Tuvo que ver el impacto en los medios. También se pronunció el ministro Marlaska. De no haberlo hecho, no sé si habría tenido la misma repercusión o si le hubieran hecho mucho caso.

¿Qué pasos seguirá ahora esta denuncia?

Una vez recibida la denuncia, la secretaría general técnica la remite a la sala o salas competentes, que serían la de delitos de odio y la de menores. La secretaría inicia una primera investigación por si encuentra indicios de delito, y si los encuentran, el proceso sigue adelante con las pertinentes investigaciones, trabajo policial...

Muchos de esos mensajes hacia las niñas son insensibles. ¿Le sorprendió esa dureza?

No, lamentablemente no. Es así. Trabajo con extranjeros en Ecos do Sur, y es horrible lo que escuchan. El insulto es la tónica. Quienes insultan, además, muestran un perfil político claro: pensamiento de derechas y muchas veces, la tendencia al fascismo.

¿Los insultos eran todos hacia las niñas o los hay a otros colectivos o ciudadanos?

Sí, hay dos perfiles contrarios a la democracia, con himnos neonazis, que cargan contra personas de izquierdas, pero centrándose siempre en los migrantes. Hay mucha islamofobia, imágenes de magrebíes durmiendo en el metro y mensajes de “matarlos a todos”.

¿Estos perfiles tienen muchos seguidores?

Tienen bastantes. Con el tiempo me he dado cuenta de que hacemos muchos sesgos. Nos relacionamos con grupos que consideramos de ideología normal, llamémosla así, pero también hay muchos otros grupos que no nos representan pero que sí son muestra del auge que tiene la ultraderecha en Europa.

¿En la misma red hay respuestas de usuarios que censuran a quienes insultan?

Sí, se pronuncia gente en defensa de las niñas. Suele haber tres perfiles: quienes las defienden, las personas de ultraderecha que incitan directamente al odio, y quienes, de una manera descafeinada, hacen burla de la situación pero sin específico afán de odio, con mensajes como “qué difícil es encontrar un español” o “¿esto es España?”.

Para usted, las palabras hacia las niñas son delito de odio, como ha denunciado. ¿Advierte que este tipo de actitud es cada vez más frecuente, aunque no se denuncie?

Sin duda. Todos los días en mi ámbito de trabajo. No se respetan los mínimos derechos laborales, hay mucho racismo inmobiliario, a veces por llevar un elemento identificativo de tu religión. Hay que luchar con trabajadores sociales para poder gestionar un recurso de alojamiento.

¿A qué atribuye esta corriente de odio, de intolerancia?

Lo atribuyo a que hay un descontento general de la población que periódicamente es aprovechado por la extrema derecha para encauzarlo con un populismo agresivo que lo que hace es captar. Son mensajes fuertes que parecen muy convincentes sobre la idea de la otredad. Ellos piensan en “nosotros” y en “los otros”, y para ellos es más fácil culpar a los otros.

En A Coruña, con o sin las redes sociales de por medio, ¿se enfrenta a muchos casos de racismo?

Sí. Hay casos de violencia del tipo “mucho te quejas para ser de fuera”, dicho por un empleador o empleadora. También trabajo con trata de seres humanos con fines de prostitución coactiva: personas que vienen engañadas desde Brasil para trabajar en una peluquería y se encuentran con una situación totalmente distinta. En estos casos de prostitución se tiene que respetar mucho la intimidad de la víctima, no podemos denunciar con nombres y apellidos si ellas no quieren. Tenemos una importante labor de colaboración con la Policía Nacional y la Guardia Civil en estos casos. Porque parece que no, pero en A Coruña hay bastante trata. España es lugar de tránsito y de destino.