La caída del tráfico de carbón y las solicitudes de suelo anulan la nueva explanada de Langosteira

La Autoridad Portuaria renuncia a la explanación de casi 34.000 metros cuadrados y la ampliación de un vial que había licitado por el crecimiento de las descargas de mineral motivado por la guerra de Ucrania

Vista parcial del puerto exterior de punta Langosteira. Los terrenos situados tras los silos visibles a la izquierda de la imagen son los que iban a ser explanados para almacenar carbón, proyecto que ahora abandona la Autoridad Portuaria.   | // LA OPINIÓN

Vista parcial del puerto exterior de punta Langosteira. Los terrenos situados tras los silos visibles a la izquierda de la imagen son los que iban a ser explanados para almacenar carbón, proyecto que ahora abandona la Autoridad Portuaria. | // LA OPINIÓN / José Manuel Gutiérrez

El cambio experimentado por el mercado de la energía en los últimos meses, que ha hecho caer el tráfico de carbón, y la demanda de más suelo para la instalación de nuevas concesiones hacen que la Autoridad Portuaria dé marcha atrás en los planes que había puesto en marcha en punta Langosteira a mediados del año pasado. El organismo acaba de anunciar su renuncia a la licitación de la ampliación de la superficie destinada al almacenamiento de carbón que había iniciado el pasado junio, con la que pretendía disponer de casi 34.000 metros cuadrados más para esta actividad.

El comienzo de la guerra de Ucrania y el fuerte encarecimiento del gas procedente de Rusia llevaron a países como Alemania y Polonia a incrementar su consumo de carbón para la producción de electricidad. De forma inesperada, punta Langosteira se convirtió en un lugar de llegada de grandes cantidades de este combustible, que se dispusieron a lo largo del muelle a la espera de ser cargadas de nuevo para su envío a otros países, lo que convirtió a esta dársena en un nodo estratégico  para la distribución de ese mineral.

“Es preciso aumentar de manera urgente las superficies susceptibles de almacenamiento de estas mercancías”, indicó el Puerto al licitar la explanación de nuevos terrenos en la dársena exterior, a lo que añadió que calificaba de “inminente” su necesidad de disponer de terrenos habilitados “para eventuales contingencias derivadas de la coyuntura mundial actual”.

Si a finales de 2022 se trabajó al borde del muelle para contar con 32.429 metros cuadrados para depositar carbón mediante una inversión de 1,3 millones, a mediados de 2023 se sacó a concurso la explanación de 33.896 metros cuadrados más y la prolongación de un vial que va en paralelo al dique principal del puerto exterior.

Para esta actuación se destinó un presupuesto de 1,8 millones y el procedimiento estaba a finales de octubre a punto de adjudicar la obra, pero el pasado día 16 la Autoridad Portuaria tomó la decisión de renunciar a la licitación, lo que justificó con el argumento de que “queda patente que las circunstancias que justificaron la contratación han cambiado y que la inestabilidad energética ha modificado el escenario de tráficos previsto”.

Fuentes del organismo explicaron a este periódico que la demanda de carbón había crecido de un modo muy notable en 2022 a causa del conflicto bélico de Ucrania, pero que este tráfico ya se redujo durante 2023 casi a la mitad y que las previsiones para este año también son a la baja, por lo que se optó por dar carpetazo al proyecto de la nueva explanada.

Otro factor relevante para adoptar esa decisión son las nuevas solicitudes de suelo en Langosteira para la puesta en marcha de concesiones, que llevan al Puerto a precisar de todo el espacio disponible para el asentamiento de instalaciones empresariales. A la espera de que Repsol complete su implantación en la dársena exterior y de que se materialicen las peticiones planteadas por nueve compañías para la fabricación de componentes de equipos de generación eólica, así como de producción de amoniaco e hidrógeno verde, las parcelas que aún pueden comercializarse son muy escasas.

Tan solo las nueve solicitudes presentadas para instalar plantas de fabricación o montaje de componentes de energía eólica marina implicarían la ocupación de 1.391.300 metros cuadrados, superficie que duplica la reservada para ese tipo de actividad en el puerto exterior. La razón de este interés por el puerto exterior se halla en que el gran tamaño de las piezas de esa clase de aerogeneradores hace necesaria una superficie muy amplia para que puedan ser movidas con seguridad.

Ese volumen de demanda hace que el Puerto se vea forzado a aceptar solo los proyectos que ofrezcan las características más adecuadas para su implantación en Langosteira. En medios portuarios se menciona además que la solución para atender estas peticiones de suelo puede pasar porque en la dársena exterior solo se desarrollen las fases del proceso industrial que precisen de forma ineludible esa ubicación, mientras que el resto podrían llevarse a cabo en emplazamientos cercanos, aprovechando la proximidad de polígonos como Sabón y Morás. El Puerto incluso contrató a una consultora para determinar cuáles de las solicitudes presentadas para proyectos eólicos podrán implantarse en esa zona de Langosteira.

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