Entrevista | Alejandro Marín Director de ‘Te estoy amando locamente’, película de clausura del Norte Cinema Diverso

“Parece que las personas LGTBI nunca hemos formado parte de la Historia”

“Que la política sea cuidarnos como colectivo y hacer pedagogía con la gente que nos rodea”

Alejandro Marín, director de 'Te estoy amando locamente'

Alejandro Marín, director de 'Te estoy amando locamente' / Julio Vergne

En el año 1977, un grupo de activistas LGTBI sumaron fuerzas en la clandestinidad eclesiástica de Sevilla para preparase para salir a la calle en defensa de sus derechos y libertades, en una época de prohibiciones y persecuciones contra el colectivo bajo el amparo de la Ley de peligrosidad. Una lucha que abrió las puertas hacia la libertad y que hasta ahora había sido ignorada por el audiovisual español. Pero ese silencio llegó a su fin gracias al director Alejandro Marín, que se sirvió del germen de aquella primera marcha del Orgullo LGTBI en Andalucía para su ópera prima, Te estoy amando locamente, película que clausura este sábado en el teatro Colón (21.00 horas) el ciclo de cine LGTBI Norte Cinema Diverso.

¿Por qué decidió contar esta historia?

En 2017 era el 40 aniversario de la primera manifestación LGTBI en España, que fue en Las Ramblas de Barcelona. Me enteré de ese momento y empecé con una voluntad de informarme sin saber muy bien a dónde quería llegar, pero pensando que sobre eso quería hablar. No sabía nada sobre los inicios del movimiento y de ahí llegué a la historia de Mar Cambrollé y cómo ella había replicado en Sevilla la fórmula del movimiento de Barcelona. Ella aprovechó que tenía acceso al palacio arzobispal porque pertenecía a la Juventud Obrero Cristiana y me pareció una contradicción maravillosa. Quería hablar de esto, pero no tenía claro desde dónde y al final llegamos a la historia de Reme y Miguel, una ficción inspirada en esos hechos reales.

Podría haber contado la historia de aquella época desde la oscuridad, pero lo transforma en un relato lleno de color y optimismo.

Era la manera con la que más lejos podíamos hacer llegar la historia. El valor que tenía era la universalidad a la que podíamos acceder, y no hacer una peli que interesara solo a las personas del colectivo LGTBI, sino que trascendiera más allá. Los y las activistas de entonces contaban su historia con mucha luz, desde una valentía y una heroicidad muy inconscientes. No tenían nada que perder, venían de cuarenta años de dictadura. Me pareció muy bonito que lo contaran con tanta gracia y quisimos traer esa luz y esperanza a día de hoy, como una manera de que esos referentes calaran en las nuevas generaciones.

Sin películas como Te estoy amando locamente todo esto se perdería y no seríamos conscientes de lo que se ha hecho por el colectivo.

Totalmente. Los derechos de los que gozamos a día de hoy han sido luchados por personas que han dado la cara y han puesto el cuerpo. Y creo que hemos perdido un poco esa esencia. Está muy bien que el Orgullo sea una celebración, pero es muy importante seguir reivindicándonos. No solo porque hay países que no gozan de los mismos derechos y privilegios que tenemos, sino porque hay personas de ciertas fuerzas políticas que parece que quieran volver a recortar en esos derechos y los cuestionan.

La película llegó a los cines en julio, coincidiendo con el Orgullo, pero también con unas elecciones adelantadas bajo la amenaza de la ultraderecha. ¿Cómo lo llevó?

Fue una coincidencia. Al final se puso el foco en la peli en ese momento y se apropió de ella como una manera de hacer alerta y de luchar contra la ultraderecha. No deja de ser una coincidencia un poco dolorosa, en el sentido de que la peli, que pretendía ser un homenaje, se estuviera convirtiendo en un “cuidado que nos quieren devolver a estos años”. Escuchar que la peli era oportunista era doloroso, después de cinco años de trabajo. Pero si hemos aportado algo y se hizo reflexionar y recordar la importancia de las luchas, genial. Pero esto no tendría que estar pensando.

En su película muestra un colectivo muy unido. ¿Cree que sigue así de unido a día de hoy?

Estamos en un momento muy individualista como sociedad. Antes la lucha era mucho más transversal, iba de la mano de los feminismos y de la lucha de clases porque el enemigo estaba mucho más claro porque era mucho más feroz. Ahora parece que por matices concretos estamos en luchas diferentes y es una pena que no terminan de estar alineadas por pequeñas diferencias. La idea de traer la peli en este momento lo hacíamos desde ahí, como un buen ejemplo de cómo se consiguieron cambiar las cosas gracias a ir todos a la una, luchar las unas por las otras.

¿No está claro el enemigo a día de hoy?

Lo tenemos claro, pero desgraciadamente hemos normalizado ciertos discursos. Tampoco creo que terminemos de mojarnos en algunos entornos. Yo me hago mucha autocrítica, hay veces que dentro de tener ideas muy claras me cuesta en según que momentos posicionarme por algunos miedos. Para mucha gente en el trabajo o en la familia a veces es complicado hacer pedagogía. A nivel formal sabemos contra quien hay que seguir luchando, pero hay que devolver la política a la gente, a las calles. Que la política no sea dar discursos en grandes sitios, sino cuidarnos como colectivo y hacer pedagogía con la gente que nos rodea. Tenemos que mojarnos más desde ese sitio y desde una autocrítica total. A veces por evitar conflictos no terminamos de posicionarnos y hay que empezar por ahí.

Dentro del propio colectivo también existen la homofobia , la plumofobia, el machismo, el rechazo a los cuerpos no normativos...

Totalmente, ahí abrimos un melón muy grande. Hay que hacer mucha pedagogía dentro del propio colectivo. También hay personas LGTBI que tienen ideas políticas que van en contra de su propia forma de ser, y me sorprende.

En la película destaca que no hay ninguna historia de amor, dejando al lado ese manido lema del Love wins (El amor gana).

Me gusta mucho que últimamente se haya popularizado la expresión queer en España porque habla más no de orientación, sino de identidad. Lo que les molestaba entonces era cómo se presentaban las personas LGTBI en el espacio público, no tanto lo que hicieran en su casa. Al Estado le molestaba que se pusiera en tela de juicio la institución de la familia, el hombre y la mujer, y el sistema patriarcal y capitalista. Nos parecía importante que la peli no apelara a una orientación sexual, sino a una identidad queer, a una pluma y a una forma de ser. Me generó muchas dudas por si podría parecer que estábamos blanqueando, me daba miedo que no se recibiera así. Pero sí se ha entendido y es muy bonito.

Su película ha dado en una diana clave: las familias de las personas LGTBI.

Ese es uno de los logros. A mí hay muchas pelis LGTBI que no me apetece ver con mis padres, hay muy pocas. El mayor éxito de la peli es que se haya convertido en un lugar de encuentro para familias LGTBI y personas que están cerca del colectivo o no. Teníamos que intentar apelar a todo el mundo porque la idea del mensaje es que esto nos repercute a todas, no va de un reducto pequeño de personas. Estábamos hablando de derechos humanos, entonces y ahora. La sociedad tiene que ser diversa y para eso tiene que haber historias que lo reflejen.

¿Quedan muchas historias del pasado LGTB por contar?

Quedan miles de historias LGBTI por contar y lo importante es que son las personas del colectivo las que están empezando a hacerlo. Parece que las personas LGTBI nunca hemos formado parte de la Historia en mayúsculas. Toda la Historia ha sido contada por hombres heterosexuales blancos y es importante que se abra a otro tipo de relatos. Ahora hay muchas instituciones que están preocupándose por el estudio, para que se recuerden estas historias. A raíz de la peli he acabado en un grupo de historiadores queer. Hay un montón de publicaciones y seminarios. Es interesantísimo que existan, ya era hora de vernos representados.

Antes de la película dirigió la serie Maricón Perdido. ¿Cómo le influyó?

Estar en Maricón Perdido me dio muchísimas tablas y me permitió generar un discurso propio, que se pueden contar historias LGTBI con una vocación universal y comercial incluso, que a veces lo decimos con la boca pequeña. Aprendí un montón y me ayudó a la hora de buscar aliados para la película.

Tras el éxito de la película. ¿Tiene algún proyecto en mente?

Estoy en el duelo de estar soltando la película y que viaje sola. De momento estoy a ver qué hago y con ganas de vivir y estar con la escucha abierta a que aparezcan nuevas historias y ponerme a escribir desde ahí.