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2-0 | El Liceo tira de práctica para la quinta

Los verdiblancos se impusieron al Lleida a ritmo de tango con los goles de los argentinos Fabrizio Ciocale y Tombita

El Liceo se impuso al Lleida por 2-0, goles de Fabrizio Ciocale y Tombita. El conjunto de Juan Copa tiró de práctica y seguridad para sumar su quinta victoria en los últimos cinco partidos. Quince puntos. Diecisiete en lo que va de segunda vuelta (de 21 posibles). Casi tantos como en toda la primera (18). Y recortándole incluso al Barcelona, que empató contra el Rivas. Es inalcanzable, pero no la segunda plaza del Noia, a 3, que hace dos meses parecía una quimera. Girona será el próximo objetivo. Una más y a descansar antes del parón agridulce. Tendrá tiempo para coger fuerzas de cara a la recta final. Pero es porque se perderá la Copa del Rey.

El duelo de rachas contrapuestas comenzó con el Liceo arriesgando más. El Lleida no estaba dispuesto a cometer ningún error fruto de la precipitación. Si algún jugador visitante robaba, no se iba a la contra, esperaba a que todos sus compañeros estuvieran bien situados para iniciar el ataque y que no hubiese posibilidad de sorpresa en el caso de perder la posesión. Tampoco es muy habitual que los equipos vengan al Palacio de los Deportes de Riazor a jugar a tumba abierta. Así que a los locales les tocó llevar la iniciativa. Sin demasiada mordiente, pero con criterio.

El partido despertó de su letargo de la mano de la conexión argentina. Primero con Fabrizio Ciocale, que cuando coge velocidad, con esa técnica exquisita de patinaje que parece que se desliza por la pista, no hay quien lo pare. El nueve cogió la bola por la banda izquierda, cabalgó y con un tiro cruzado, batió a Javier Sánchez. Al Lleida no le dio tiempo a reaccionar al golpe porque llegó otro más. Una jugada de esas que después salen en los resúmenes de los mejores goles de la jornada. Tombita es un delantero de área. Uno de esos que cuando toca la bola cerca de la portería es un peligro. Porque siempre encuentra la manera de rematar. Y ayer optó por la más espectacular, la de levantar y picar. 2-0.

Partido medio encarrilado. No por la diferencia en el marcador. Sí por las sensaciones y porque el Lleida no generaba peligro demasiado peligro. El Liceo adelantó sus líneas de presión y a los catalanes les costaba salir de la cueva. Y todavía pudieron aumentar más la ventaja los coruñeses tras la azul a Sergi Folguera. Dava Torres falló la directa y tampoco llegó el tanto en la posterior superioridad.

Protagonismo de Martí Serra

A la vuelta de vestuarios al Lleida no le quedó más remedio que arriesgar. Ya no valía con esperar. Y entonces llegó el protagonismo de Martí Serra. Muy inspirado el portero local frente a su exequipo. Vital fue una mano que sacó en el último segundo para evitar un gol en el primer palo. Y también su actuación tanto en la directa tras la azul a Dava Torres, en la que frenó a Sergi Folguera, como en los dos minutos posteriores en inferioridad. Fue un muro que empezó a quebrar la confianza con la que los ilerdenses habían salido en la segunda parte.

El encuentro fue perdiendo ritmo y fuerza, casi tan frío como en el exterior. El Liceo controlaba, pero no generaba ocasiones. Dejaba pasar los minutos. De nuevo Dava Torres volvió a tener la oportunidad de ampliar la renta en el marcador con la directa por la décima falta del Lleida. Intentó la misma acción que en el final del primer tiempo... con el mismo resultado. Esta vez le quedó el rechace de frente y lo buscó por alto, pero tampoco fue capaz de sorprender a Javier Sánchez.

Quedaban siete minutos. Juan Copa sacó a los cuatro hombres en quienes más confía hoy por hoy, la guardia coruñesa formada por Dava Torres y César Carballeira y los dos patinadores Sito Ricart y Ciocale. Con ellos controló a través de la posesión, si bien el Lleida, a la desesperada, en los últimos dos minutos se fue a por todas intentando marcar el gol que le hiciera creer en el milagro. Serra cercenó cualquier atisbo de esperanza, también bien ayudado en la defensa por Carballeira. A 24 segundos para el final los visitantes lo intentaron con juego de cinco. Demasiado precipitado. Se fueron con el saco vacío. Y el Liceo, con la manita llena.