Baloncesto - Liga 2

Broche a una temporada “mágica” del Maristas

El equipo colegial cierra en casa la liga regular antes de la fase de ascenso - “Era impensable hace unos meses y es un premio, pero una vez allí, no vamos a renunciar a nada”, dice Porri

Andrea Pérez, en el partido contra León. |  // ÍÑIGO ROLÁN/ROLLER AGENCIA

Andrea Pérez, en el partido contra León. | // ÍÑIGO ROLÁN/ROLLER AGENCIA / María Varela

Hace doce años que Andrea Pérez llegó a A Coruña desde su Porriño, ese que siempre lleva en su camiseta del Maristas con el nombre de Porri, para encontrar una segunda casa. Más de una década en la que ha vivido de todo con el equipo colegial, desde ascensos frustrados a otros conseguidos, descensos, formación y muchas compañeras... una montaña rusa de subidas y bajadas con mil emociones que se dan la mano en el partido con el que mañana el equipo cierra en casa la liga regular de una temporada que califica de “mágica”. Porque cree que pocos se esperaban que se clasificaran para la fase de ascenso. Maristas, un equipo semiprofesional, con jugadoras que compaginan estudios y empleos con entrenamientos y viajes, pero en el que el trabajo en equipo y el compromiso las lleva a no renunciar a nada. “Soy competitiva... no voy a ir allí a pasármelo bien”, dice la veterana, “yo me quiero quedar hasta el último día”.

El Maristas venía de una situación complicada. El año anterior descendió a pesar de firmar el mejor curso de su historia en la Liga 2. Administrativamente recuperó la plaza por algunas renuncias, así que no había un objetivo más allá de la salvación. “Pero desde el principio nos entendimos fenomenal, el inicio de liga fue espectacular y nos vimos compitiendo por ir a una fase de ascenso que era impensable antes”, reconoce. Antes de esa cita en Zaragoza, sí que tienen mañana un partido para celebrar la buena temporada ante su afición. “Tenemos muchas ganas de estar con los nuestros, de teñir la grada de rojo con las camisetas que hemos preparado... Hacía tiempo que no sentía ese sentimiento de familia alrededor del equipo. Así que queremos disfrutar y hacer disfrutar a nuestra gente”, dice.

Es el broche a una campaña memorable, con muchas cosas buenas, pero otras no tanto. Tras un inicio fulgurante de seis victorias seguidas, Maristas sufrió una plaga de lesiones y perdió algunos partidos inesperados. Surgieron los nervios. Aunque mantuvieron la calma. “No había dudas, pero sí nerviosismo. Las que llevamos más tiempo, que habíamos vivido situaciones más complejas, creíamos completamente en que no se nos iba a escapar el ir a la fase de ascenso”, recuerda. Uno de los momentos más críticos fue la derrota en Tenerife con un tercer cuarto en el que encajaron un 27-0. “Le intentamos dar mucho menos importante de la que tiene. Bromeamos que vamos a salir en Gigantes, aunque no sea por algo positivo. Mentalmente es complicado sobre todo para las más novatas. Las veteranas lo asimilamos mejor. Es un cuarto terrible, no hay por donde cogerlo, pero hay que aprender, olvidarlo y seguir trabajando”, comenta.

“Hasta nos pudo venir bien. Algo que te puede hundir, también te puede hacer mucho más fuerte”, continúa. Y el equipo lo demostró la semana siguiente en la que tenía un duelo directo contra el León y contra el que fue clave ganar. “Cambiamos el chip rápido, el lunes empezamos a trabajar con el objetivo de León porque no nos podíamos venir abajo. Pero sí que de vez en cuando Fer (Buendía) nos lanzaba la pullita de que no podía volver a pasar”, apunta. Y después de León, Cortegada, contra el que certificaron su clasificación a la lucha por el subir a Liga Challenge: “León estuvo muy bien pero Cortegada fue el mejor partido al completo. Nos sabíamos sus jugadas a la perfección. Trabajamos mucho, aprendimos mucho y estuvimos muy sólidas en defensa con una Euge increíble”.

Barakaldo y Miralvalle, favoritos

Andrea mira hacia la fase de ascenso, del 25 al 28 de abril en Zaragoza con ocho rivales entre los que señala a Barakaldo y Miralvalle como los más fuertes. “Hay que ir a disfrutarla, porque es un premio. Pero una cosa no quita la otra. En ningún momento voy pensando en que si no ganamos no pasa nada. Sé que es difícil, que habrá equipos de mucho nivel, pero son cuatro días con cuatro partidos cada uno, en los que puede pasar de todo”, analiza y bromea: “Lo más duro que yo veo es jugar cuatro partidos en cuatro días. La última vez que lo hice tenía 24 años... ahora con 30 igual se me complica. Lo primero que miré en el hotel es si tenía bañera para poder poner hielo y tirarme allí media hora para recuperar”.

Es una veterana, con mucha cuerda todavía, pero el hecho de compartir pista con jugadoras como Lula o Raquel, a las que hace nada les gritaba desde la banda como su entrenadora en categorías de base, la enorgullece. “Puedo seguir compitiendo con unas jovenzuelas, creo que aún me queda mucho que molestar”. Pero la que no le puede faltar, la que ha sido su compañera inseparable en la mayoría de estos años en A Coruña, es Eugenia. “Es mi pilar en el club. Nos entendemos fuera y dentro de la pista. La pongo de ejemplo en todo: su trabajo, su constancia, su nunca me rindo, dar siempre el 200% para competir dando igual quien tenga delante... es esencial que esté cerca de mí y en el equipo. Es imposible rendirte si las tienes al lado porque es incansable”.

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