Rara vez se había quejado de las actuaciones arbitrales. Hacerlo ayer, precisamente en su último partido como presidente después de 25 años en el cargo, no hubiera sido consecuente, así que prefirió deslizar la crítica hacia el colegiado, dejarle a su sucesor la responsabilidad de lo que ocurra en adelante en relación a los arbitrajes y despedirse de la zona mixta del estadio en la que compadecía tras cada partido. "No vas a hablar de los árbitros cuando no has hablado nunca", señaló en esa su última comparecencia. "No vas a hablar", continuó; "en un día tan señalado, pero hay circunstancias que quizá esta temporada no nos hayan ayudado absolutamente en nada".

Y a partir de ahí se pudo adivinar que Augusto César Lendoiro, presidente del Deportivo durante los últimos 25 años, se convertirá en breve en un aficionado de a pie porque le dejó deberes su sustituto. "Eso hay que decirlo también, aunque sea con la boca pequeña, para que ahora que hay cambios se tenga también en consideración", reflexionó sobre los arbitrajes de esta temporada.

Su comparecencia fue el colofón a una mañana en la que Lendoiro se despidió de Riazor, del palco y de los aficionados que acudieron ayer al estadio para presenciar el partido frente a la Unión Deportiva Las Palmas. Rechazó calificarla como su última aparición pública pos-partido -"la penúltima, nunca se puede decir la última, hace feo", bromeó-, pero siendo plenamente consciente de que a partir del martes uno de los tres candidatos a las elecciones (Tino Fernández, Manuel López Cascallar y Germán Rodríguez Conchado) tomará oficialmente su relevo.

De ayer se lleva el reconocimiento de los aficionados que acudieron al partido, reflejado en las pancartas que se pudieron leer en la grada de Maratón y el homenaje que recibió en el descanso. Antes de la reanudación recibió una placa de agradecimiento y un aplauso casi unánime del graderío. "No me gusta que haya nada", señaló; "yo ni siquiera sabía lo del descanso". Hubiera preferido despedirse como llegó: "Las personas tienen que llegar y salir de la misma forma, llegamos silenciosamente y nos iremos también de forma silenciosa y cariñosa con todo el mundo".

Al final no le pudo la emoción, aunque fueran muchos los que le solicitaran fotografías de recuerdo -"aguanté bastante bien, creí que iba a aguantar peor", admitió-, pero lo que realmente le pesó fue la derrota: "Tienes esa sensación triste, no por la marcha, sino porque el resultado no ha sido el que merecíamos".