Entrevista | Entrenador del Deportivo

Óscar Cano: “Los entrenadores nos hemos convertido en el saco de boxeo de la gente”

“Me hago cargo de lo que digo, pero no de lo que se pueda entender”, asegura el preparador blanquiazul

Óscar Cano posa ayer por la tarde, junto a las Esclavas, en el paseo marítimo de A Coruña. | // CARLOS PARDELLAS

Óscar Cano posa ayer por la tarde, junto a las Esclavas, en el paseo marítimo de A Coruña. | // CARLOS PARDELLAS

Óscar Cano (Granada, 1972) lleva ya más de cuatro meses en el banquillo del Deportivo. Comenzó la travesía a siete puntos del líder y ahora está a dos. Analiza pasado, presente y futuro en A Coruña.

¿El Dépor era como imaginaba?

Sí, porque es un club que tiene una dimensión nacional e internacional. No hay mucho secreto. La gente de fútbol sabemos cómo es su afición, la trascendencia que tiene para su ciudad.

Está en A Coruña sin su familia. ¿Son los días duros más duros sin ella? ¿Cree que la gente opina del entrenador y no ve a la persona?

Va en el cargo. Estamos en una sociedad en la que, por intereses, hay que generar noticias. Somos un producto. No se meten ni siquiera con la persona o el entrenador, se meten con el cargo. Los entrenadores nos hemos convertido en el saco de boxeo de la gente, no aquí, sino en todos los lugares. El culpable siempre de todo. Tenemos la virtud de quitar presión a los demás y el defecto de cargarla tú. Nos hemos convertido en alguien que, prácticamente, no representa nada. Es morir o matar, como en el circo romano. Ganas, extraordinario. Pierdes, todo mal. Pero soy una persona que siempre profundiza. Me gusta relativizar, no me torturo. Soy muy paternalista, tengo dos hijos y no puedo disfrutar de ellos, y se convierten todos mis jugadores en mis hijos, todo mi staff en mis hermanos pequeños. Soy muy proteccionista y no me gusta que lo pasen mal.

“Si Lucas, que baja al barro es el más comprometido, ¿cómo nos vamos a estarlo los demás?”

¿Crece el equipo al mismo nivel que los resultados?

Hay un margen muy amplio, lo que pasa es que la evolución en la vida no es lineal. A veces asciendes cuatro escalones, después bajas tres… Si a eso le añades la dificultad de competir con grandes equipos en una categoría exigente y que los escenarios cambian muchísimo...

¿El mejor momento del equipo?

Sí, pero se puede quebrar en cualquier momento. Hemos conseguido ser muy fiables en casa y sacar muchos puntos teniendo esa sensación de que en cualquier jugada podemos marcar. Y en los dos últimos hemos estado muy bien fuera. Hemos logrado esa estabilidad de que apenas nos lancen a portería. En 180 minutos solo una intervención de mérito de Mackay. Estamos en ese margen tan amplio de mejora, yo creo que hay un recorrido interesante.

“Pablo hace poco corría tras Mbappé, es un chaval que genera adeptos”

¿Les ven como el coco?

Sí, pero campeón puede ser cualquiera, aunque nosotros venimos en una muy buena dinámica. Son dos puntos por partido los que hemos sacado (1,93). Esos son números no son solo buenos, sino buenísimos. Ni así te da para alcanzar el liderato.

¿Por qué cuesta valorar el triunfo y la segunda parte de Talavera? Jugar bien es también defender bien...

Estoy absolutamente de acuerdo. Una de la cosas con las que más sorpresa se lleva la gente que me va conociendo es que yo tengo una imagen creada muy centrada en el fútbol de posesión, muy elaborado, y yo soy un enamorado de la defensa.

Óscar Cano dibuja ayer por la mañana en una pizarra de Abegondo. |  // CARLOS PARDELLAS

Óscar Cano dibuja ayer por la mañana en una pizarra de Abegondo. | // CARLOS PARDELLAS / E. Cobas / C. Miranda

¿Es su gran conquista que el Dépor defienda mejor?

Mis equipos no suelen encajar muchos goles nunca. Lo que pasa es que a uno le dan la bandera de algo, lo dejan allí en medio y dicen: ‘Tú eres esto’. A partir de ahí, se origina un relato que no tiene nada que ver con la realidad, pero yo ya tengo muchos años para intentar convencer a la gente de que eso no es así.

¿Es posible repetir la remontada del Racing de Santander?

Sí, todo es posible. Vamos a ver si somos capaces de hacerlo más o menos probable. Yo creo que sí, pero también es cierto que los números del Racing del año pasado no va a ser fácil que se vuelvan a dar en una categoría tan seria como esta. Va mejorando a pasos agigantados. El mejor equipo de la segunda vuelta es el Ceuta, que es el último clasificado.

“Solo faltaba que los entrenadores tuviéramos la culpa de que no haya jugadores de un filial en la primera plantilla”

¿Se demostró en Talavera que el equipo está cómodo si se parece al de cada quince días en Riazor?

Con los matices obvios de cada partido, pero somos una plantilla que se tiene que sentir dominadora y ahí es cuando más cómoda está. El mercado invernal nos ha hecho mucho más ricos en matices. Hay que ser ambiciosos, pero sentí desde el banquillo que en los últimos minutos Arturo nos ayudaba, nos aportaba esa seguridad tan necesaria para competir en cualquier lugar.

¿Tiene el Deportivo la mejor plantilla de la categoría?

Para mí por supuesto que lo es, pero tenemos que quitarnos esa sensación… Que el Dépor sea el equipo que cuando va al mercado pueda elegir el primero, quitando a los filiales, no quiere decir que haya 20 buenos y tú los eliges. No. Hay 200 buenos y tú eliges a 20. Y cuando tú has elegido, siguen quedando jugadores muy buenos.

“El equipo tiene mejores defensas de lo que a priori parece y son eficaces, pero lo que pasa es que no son expresivos”

Pero es una ventaja...

Por supuesto, pero el Córdoba también elige muy bien y gasta mucho. El Racing, el Alcorcón… No es tan fácil como decir: ‘Nosotros tenemos lo que queremos’. No. Nosotros tenemos lo que queremos dentro de lo que nos ofrece el mercado. Hay jugadores que sí te bajan de categoría y vienen de Segunda. Y hay otros que te dicen que no, que prefieren jugar en el Burgos, y es respetable.

¿Se entiende ese mensaje?

Yo soy una persona que muchas veces incluso genero discordia, pero el origen de que la haya es porque no me gusta engañar a nadie. Podría estar aquí sentado y hablar de tópicos, utilizar frases que son lugares comunes, pero yo tengo que respetar, primero, a mi profesión y, en segundo lugar, a la gente. Me gusta decirles la verdad. Y si la verdad es que cuando hemos ganado hay cosas que no me han gustado, las tengo que decir. Si la verdad es que cuando hemos perdido, hay cosas que me han gustado, evidentemente eso no quiere decir que esté contento. Es distinto. Lo mismo ocurre aquí.

“Cuando llegué me sorprendió que nadie bromeaba, que nadie ponía música, que nadie se reía”

¿Cree que le ha penalizado ser demasiado sincero?

No, porque yo no lo siento así. Me quedo satisfecho cuando digo la verdad. Entiendo que el entrenador del Dépor está mirado con lupa. Lo está el del equipo que van mil a verlo, imagina aquí... Eso lo llevo bien. Yo me hago cargo de lo que digo, pero no de lo que la gente pueda entender, porque está hecho desde la honestidad. Claro que me puedo equivocar y pido perdón siempre si alguien se siente ofendido, aunque yo no ofendo, pero por si acaso. Lo hago desde el respeto y para que sepan algo más porque se lo merecen, nos alientan y están ahí siempre.

¿Da risa hablar de una mala racha de Lucas de cara al gol?

Ha generado muchísimo. Tener a Lucas enfrente ya genera un respeto futbolístico... Es que en cualquier momento te la puede hacer. Que lleve dos o tres partidos sin marcar… Él está originando muchas cosas para los demás. El otro día los últimos minutos, ¡qué manera de defender y de comprometerse! ¿Cómo no van a correr los demás? ¿Cómo no vamos a estar comprometidos los demás si un tipo que se ha bajado al barro es el primero que se compromete? Lo que Lucas representa aquí en el Dépor es un acto de pura coherencia. Él vino y dijo lo que iba a ser, y eso es lo que ha cumplido: iba a ser uno más, no se consideraba el héroe de nada, iba a trabajar como el primero. Eso es lo que está ocurriendo.

“Soy un técnico que mima a la gente joven. Hablo con ellos, les tiro de las orejas, les abrazo, porque creo mucho en ellos”

Lebedenko llegó como lateral ofensivo. ¿No lo ve algo tímido?

Es un defensa muy ágil, muy seguro. Muchas veces da la sensación de ‘por qué no arranca’, ‘por qué no va’, pero es que mide tan bien el tiempo para ejecutar las acciones que siempre aparece. Y en ataque no empezó demasiado bien, pero en los entrenamientos vemos que se está soltando.

¿Por qué la grada siente tan suyo a Pablo Martínez?

Es un chaval que genera adeptos. La gente quiere que los jugadores hagan bien lo que tienen que hacer y este lo hace bien y, además, lo acompaña de compromiso. Defensivamente es extraordinario, pero es que es muy bueno con la pelota. Ahora corre detrás de jugadores de Primera RFEF, pero hace no mucho lo hacía detrás de Mbappé. Es un tipazo, un fuera de serie a nivel personal.

¿Cree que le da energía a un equipo que a veces le cuesta transmitir?

Es un equipo con pocos andaluces, como decimos los entrenadores (se ríe). Además de que el equipo estuviese en la tristeza típica de no empezar bien y de que no es agradable que se vaya una persona (Borja) que llevaba con ellos un año y pico, a mí lo primero que me sorprendió, cuando llegué, es que no se ponía música, que aquí nadie se reía, nadie bromeaba y Pablo es una de las personas que se encarga de eso. Y ahora Lucas, que, con su llegada, nos ha vuelto a todos locos, porque tiene un carácter abierto, engancha, pica. Es muy importante que en los grupos existan este tipo de personas.

¿No sobran jugadores del perfil del francés en el equipo?

Cierto, porque el perfil de muchos (en el Dépor) es de grandes jugadores, de buen trato con la pelota. Incluso el equipo tiene mejores defensores de lo que a priori parece, pero lo que pasa es que las conductas son eficaces, pero no expresivas. Y a Pablo le acompaña todo: el físico, la forma de proceder, el pelo largo... Su imagen representa la agresividad y todo ese tipo de cuestiones tan relacionadas con la defensa.

¿Falta mala leche en el Dépor?

No sé si mala leche, pero vámonos al campeón de Europa. Courtois no tiene, Militao un poquito, Alaba ninguna, Nacho alguna... No creo que Madrid o Barça tengan más de cuatro así. Si quitas a Araujo, no veo mala leche por ningún lado y es el líder. Un buen equipo es una mezcla de todo. No pueden ser todos agresivos y, además, el jugador que tiene calidad y es agresivo está en la élite.

¿Le da alguna explicación a Álex Bergantiños de su rol?

Álex encarna lo que es esta plantilla: muy comprometida, repleta de respeto... Si me preguntan quién debe ser lo que representa un jugador en un deporte colectivo, digo Álex. Nunca pide explicaciones, nunca tiene una mala cara, siempre acata todo lo que se le dice. Lo acata y lo acompaña con su capacidad intelectual. Es un chico muy inteligente que ve el fútbol muy bien.

¿Hablan mucho?

El otro día hablaba con él, departimos mucho sobre táctica. Cuando opina algo, aunque sea de otro equipo, es con certeza. Es un chico que ve muy bien el fútbol. Otros tienen la misma experiencia que él y no se enteran de nada. Es Álex y le llamas para jugar cinco o minutos y es muy jodido y él lo asume. Un profesional como la copa de un pino.

Óscar Cano, en la banda durante el partido contra el San Fernando. |  // LOF

Óscar Cano, en la banda durante el partido contra el San Fernando. | // LOF / REDACCIÓN

Saverio llegó y jugó, y ahora no lo hace. ¿Qué ha pasado?

Ha jugado sin tener por qué. En el talón derecho tiene una bursitis y está jugando con protección y no le ha permitido ser él mismo. Quiere aportar y hoy (por ayer) me dijo que por fin no le ha dolido. No solo no se quita del medio, sino que quiere entrenar con dolor. Me he encontrado a un Saverio maduro. Si tiene un poquito de suerte con sus molestias, es un jugador con un uno contra uno que no existe en esta competición.

¿Qué feedback ha recibido este tiempo de la gente por la calle?

No la piso mucho, pero en general muy bien, lo típico: te piden fotos, que saludes... Alguno tiene ciertas ganas de que pongas a algún jugador en concreto y te lo recuerda, es parte del fútbol. No pasa nada distinto a otros lugares, sí más amplificado. La frase que más repite la gente es ‘a ver si nos asciendes’. ¿Por qué? Eso te dice a las claras que el objetivo real, el objetivo final y donde todos tenemos la misma opción y es común es que a final de año, ya sea de manera directa o indirecta, este equipo tiene que estar en Segunda.

¿Es innegociable?

Sí, para mí y para todo el mundo. Si no estamos en liga de fútbol profesional, no tiene sentido que vengamos aquí, que tengamos siete campos, que tengamos una plantilla tan buena y una masa social de 24.000 socios. Pero esto no es echar un huevo a freír, no es de hoy para mañana.

¿Es este el gran tren de su carrera?

Por supuesto que lo es, pero nunca se sabe. Igual te bajas de este y viene otro o no viene ninguno más. Invito a la gente a que vaya a la estación de A Coruña y verá que cada diez minutos sale uno.

¿Qué le dice la expresión play off?

Que hay que estar preparados. Todo lo que se hace es para ser campeón, pero no me gustaría que, en caso de que lo hagamos bien y los demás también y se decida por un gol, no estuviésemos preparados. Se puede subir también de la otra manera.

Seguro que alguna gente que le pide subir, también le solicita que juegue algún canterano. ¿Cómo se conjuga ese deseo con el ascenso?

Lo conjugo de una manera muy fácil: no conjugándolo. Vengo aquí y tengo veintipico jugadores y son todos iguales. Tal y como está hoy el fútbol, los entrenadores nos hemos convertido en temporeros, cada día más. Antes cuando iba a un club, hace ocho o diez años, yo me echaba la ropa de todo el año y ahora no me he traído ni la de primavera. Solo faltaba que los entrenadores tuviéramos la culpa, por llamarlo de alguna manera, de que no haya jugadores de un filial en la primera plantilla. Desde una perspectiva seria, eso no se nos puede decir.

Siempre se habla del caso de Kuki y Peke...

Hemos hecho un fichaje de un jugador de Segunda y que viene de participar como es Kuki, y Peke, conmigo, ha jugado más o por el estilo. Ninguno ha sido titular y en los minutos finales, en función de cómo esté el partido, entra uno u entra otro.

¿Entiende a la gente?

Yo comprendo y tengo respeto por alguien que crea que los chicos de la casa tienen que jugar más, porque es normal, porque los han visto crecer y los conocen más, han creado unos lazos. Es humano. Si voy por la calle y alguien me dice ‘pon a Peke, Trilli, Ochoa, Brais, Barcia, Diego, al que sea’, es normal. A mí también me gustaría que en mi barrio jugasen los de mi barrio. Es muy habitual. Va un entrenador al Villareal y le dicen ‘¿por qué no juega el de la casa?’ Yo no puedo tener la culpa.

Se lanza un mensaje a Peke de que es muy bueno y luego a la semana siguiente ni un minuto. ¿Por qué?

Lo mismo que Kuki es muy bueno y no tuvo presencia, lo mismo que Lapeña es muy bueno y tampoco juega ante el Sanse. Pero voy a poner la siguiente. El otro día entra Peke y en las dos primeras acciones, no solo no desborda, sino que se resbala, pierde la pelota y nos cuesta sufrir corriendo hacia atrás. ¿Le culpo? ¿Le digo que es muy malo? Sigue siendo igual de bueno. O el día de Badajoz, que nos caíamos todos por el suelo, incluidos los chavales del filial, que no tuvieron su día. No opino que sea malo ninguno. Veo el nivel de Antoñito y ojalá pudiese poner a Trilli, pero es que está muy bien y, cuando ha podido entrar, ha coincidido que son semanas en las que no ha estado tan bien entrenándose. Cada cuál irá derribando la puerta a su manera. Son chavales en los que es normal tener tantas esperanzas depositadas, porque los han visto crecer.

¿Le conviene a Trilli una temporada en blanco a su edad?

No lo sé. No hay una solución universal a los problemas. A unos chicos de 19 les conviene y a otros no.

Óscar Cano da instrucciones a Villares y Soriano en presencia de Antoñito sobre el césped de Abegondo. |  // ARCAY / ROLLER AGENCIA

Óscar Cano da instrucciones a Villares y Soriano en presencia de Antoñito sobre el césped de Abegondo. | // ARCAY / ROLLER AGENCIA / e. Cobas

¿Puede crecer sin jugar?

Por supuesto. Sí, según cómo entrenes. Pongo un ejemplo: Pablo Torre. ¿Por qué no lo ceden a Segunda? Igual al Barça le interesa que un año o dos esté ahí compitiendo, que contacte con Koundé, que le defienda Kessie, que le pase Pedri... Voy a decir una cosa y tampoco aseguro que vaya a ocurrir. Quizás sea más fácil en una categoría superior. El club está en la mitad de la tabla, hay un canterano y no hay exigencia por arriba ni por abajo. Le das diez partidos y ya lo tienes arriba. ¿Aquí dónde encuentras esos partidos? Aquí también hay casos de chicos que no es darle una oportunidad, sino que cuando han tenido que entrar, no han estado en su mejor momento, porque Trilli es un grandísimo jugador, no necesita oportunidades. Hay otros chicos que necesitan diez partidos y, claro, el chaval va a crecer, pero o el Dépor no asciende o yo no estoy aquí.

¿Hay demasiada prisa en los jóvenes y en sus entornos?

Ha cambiado la sociedad. Tenemos los padres a los chicos hiperprotegidos, que no les pase nada y los representantes también quieren fidelizar. Aquí no, pero en otros clubes, pasa que quieren rápidamente precipitar su carrera. Todo se quiere consumir antes y es una vorágine que no beneficia al chico. Yo trato de quererlos. Soy un entrenador que a la gente joven la mima mucho, que habla con ellos. A veces, tirarles de las orejas, como por ejemplo el otro día con Peke y los tacos. No te puedes caer siempre. A veces les tiro de las orejas, a veces les abrazo, porque soy padre y porque creo mucho en ellos.

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