Y NOS VIERON VOLVER

Deportivo: un equipo para recordar de memoria

Lucas, Yeremay, Mella y Villares, los ases

Idiakez consolidó un once reconocible en el segundo tramo de la temporada

Lucas Pérez celebra un gol en Riazor.

Lucas Pérez celebra un gol en Riazor. / Carlos Pardellas

Marcos Otero

Marcos Otero

Se hizo de rogar, pero al final el Deportivo encontró esta temporada un equipo reconocible. No fue quizá el que todo el mundo esperaba cuando arrancó el campeonato, puede que ni siquiera el que tenía Imanol Idiakez en la cabeza cuando pensó en el once titular con el que afrontaría el asalto a la Segunda División, pero en cuanto las piezas encajaron, todo funcionó de maravilla.

Lesiones, sanciones y rendimientos cuestionables condicionaron el equipo, que al final tomaría forma y acabaría siendo casi inalterable hasta la jornada definitiva. Varios nombres destacaron sobre el resto, pero todos fueron importantes en un bloque sólido que el deportivismo podrá recitar de memoria con el paso de los años.

Lucas, el líder y el alma del equipo

Lucas Pérez celebra un gol en Riazor. |  // CARLOS PARDELLAS

Lucas Pérez celebra un gol en Riazor. / Carlos Pardellas

Su segunda temporada tras su regreso al club no empezó como el cuento de hadas anterior. El inicio de la competición se le atragantó tanto como al resto del equipo y su primer gol en liga no llegó hasta enero. Demasiado tarde para tratarse del delantero más determinante de la categoría. Ejerció de líder en el campo y en el vestuario cuando la cosa pintaba peor y empezó a sumar goles sin parar al mismo tiempo que asumía un papel capital en el juego. Capitán y algo más que delantero, el fútbol del Dépor giró a su alrededor.

Yeremay, la confirmación de la promesa

Yeremay, abrazado por sus compañeros. |  // CARLOS PARDELLAS

Yeremay, abrazado por sus compañeros. / Carlos Pardellas

Fue la temporada del canario, renovado hasta 2030 como estrella de presente y futuro. Empezó de titular, una lesión le dejó fuera y regresó para convertirse en el verso libre de este Dépor. Algo más ya que ese extremo veloz con regate y desparpajo, ha ido transformándose en un volante con libertad. Es el ojito derecho de la afición con un compañero de generación.

Mella, la irrupción más esperada

Mella celebra un tanto en Riazor. |  // CARLOS PARDELLAS

Mella celebra un tanto en Riazor. / Carlos Pardellas

El joven canterano ganó aquella Copa de España juvenil de 2021 con Yeremay saltándose varios escalones y se ha asentado en el primer equipo del Deportivo con la misma precocidad para ilusión de la afición. Adelantó a teóricos jugadores que tenía por delante, como Valcarce o Cayarga, y se instaló por pleno derecho en el equipo titular hasta cambiarle la cara al Dépor.

El año de Diego Villares

Villares, en una celebración. |  // CARLOS PARDELLAS

Villares, en una celebración. / Carlos Pardellas

Los focos se los han llevado Lucas, Yeremay y Mella, pero nada hubiera sido lo mismo sin Villares. El vilalbés lo ha jugado prácticamente todo con un rendimiento sin altibajos. Dio un paso más como centrocampista total, especialista ya no solo en multiplicar esfuerzos, sino también para ordenar al equipo. Tres temporadas y media después ha tenido el premio de alcanzar el fútbol profesional con el Deportivo, con el que renovó hasta 2027.

José Ángel, el escudero

José Ángel, durante un partido esta temporada. |  // CASTELEIRO

José Ángel, durante un partido esta temporada. / Casteleiro

La temporada de Villares no se entendería sin el andaluz. Debía asumir el papel del eterno Álex Bergantiños como ese mediocentro posicional y superó todas las expectativas. Imprescindible también en un doble pivote con una fortaleza que no se recordaba en años.

Barbero, el gol que se hizo esperar

Barbero, en un partido en Riazor. |  // CARLOS PARDELLAS

Barbero, en un partido en Riazor. / Carlos Pardellas

Su fichaje tenía más importancia de la que parecía, porque sin él nada fue lo mismo. Una lesión de menisco le dejó fuera cuatro meses. Cuando regresó y empezó a jugar como referencia ofensiva, el equipo fue otro. Imprescindible por delante de Lucas, descargó a sus compañeros del ataque de muchas de esas tareas ingratas de pelearse con los defensas rivales.

‘Los Pablos’, centrales de garantías

Pablo Vázquez celebra un gol en Riazor. |  // CARLOS PARDELLAS

Pablo Vázquez celebra un gol en Riazor. / Carlos Pardellas

Al Deportivo le había faltado contundencia en los últimos años en sus parejas de centrales. La apuesta fue más por el juego y lo pagó. La dirección deportiva echó el resto por Pablo Vázquez, pretendido por varios equipos de Segunda División, y el acierto fue total.

Pablo Martínez conduce la pelota. |  // CASTELEIRO

Pablo Martínez conduce la pelota. / Casteleiro

Con Pablo Martínez formó un dúo que dejó actuaciones sin manchas durante casi todo el curso. Además sumaron goles.

Germán, sin la sombra de Mackay

Germán Parreño, en un choque en Riazor. |  // RCD

Germán Parreño, en un choque en Riazor. / RCD

Parecía el portero favorito al comienzo del curso, pero alternó con el coruñés hasta que este salió en el mercado de invierno. Ese cambio continuo no pareció sentarle bien y se destapó como un guardameta decisivo a partir de la segunda vuelta. Su juego con los pies le añadía un plus, pero bajo palos dejó dudas hasta que encadenó actuaciones claves que valieron puntos. Portero de “equipo campeón”, como lo definió Imanol Idiakez.

Ximo, ‘en moto’ cuando dejó atrás sus lesiones

Ximo Navarro, perseguido por un jugador rival. |  // IAGO LÓPEZ

Ximo Navarro, perseguido por un jugador rival. / Iago López

De Ximo Navarro no había duda de sus cualidades cuando el equipo lo fichó recomendado por su amigo Lucas, aunque sí quizá de sus posibles problemas físicos. Al comienzo de temporada sufrió un rosario de problemas musculares que le dejaron dos meses fuera. En cuanto se puso a tono, voló y se convirtió en un jugador decisivo en el lateral derecho. Formó con Mella una banda que machacó defensas con eficacia y verticalidad.

Balenziaga, el veterano solvente que supo dosificarse

Balenziaga, presionado por un rival. |  // CASTELEIRO

Balenziaga, presionado por un rival. / Casteleiro

Algo parecido a lo de Ximo ocurrió con el veterano exjugador del Athletic. Su continuidad estaba en duda porque siempre caminaba sobre el alambre, con problemas recurrentes que le forzaban a perderse entrenamientos. Supo gestionarse a sí mismo y acabó convertido en el lateral izquierdo sin competencia. No la tuvo de Retuerta primero ni después de Iano Simao, promocionado desde el Fabril como su recambio de emergencia.