Rueda ofrece fiabilidad y gestión ante un bloque de izquierdas convencido de que el relevo es necesario

El candidato del PP demanda una mayoría absoluta que garantice estabilidad y “libre a Galicia del barullo”

Pontón y Besteiro evitan cruzarse reproches y eluden toda referencia a un eventual pacto para desbancar al PP

Isabel Faraldo, Ana Pontón, Alfonso Rueda, Gómez Besteiro y  Marta Lois.

Isabel Faraldo, Ana Pontón, Alfonso Rueda, Gómez Besteiro y Marta Lois. / Xoán Álvarez

X. A. Taboada

De un bando, Alfonso Rueda en solitario; del otro, hasta cuatro fuerzas de izquierdas que si bien cada una pelea por su espacio, su objetivo declarado es cerrar la puerta al PP en la Xunta e iniciar una nueva etapa política en Galicia bajo la bandera “progresista”. Los candidatos a la Presidencia del PP, Alfonso Rueda; del Bloque, Ana Pontón; del PSdeG-PSOE, José Ramón Gómez Besteiro; de Sumar, Marta Lois; y de Podemos, Isabel Faraldo, protagonizaron ayer el primer debate electoral televisado de la campaña que además será el único en el que participe el cabeza de cartel popular. Desde los atriles se expuso a los gallegos el mismo dilema que prácticamente se repite desde el nacimiento de la autonomía: o gobierna el PP o una alianza de formaciones de izquierda.

Hace cuatro años, en el anterior debate, la TVG reunió a siete candidatos. Ayer fueron dos menos y solo repitieron tres siglas: PP, BNG y PSOE. Ana Pontón no se cansó de presentarse como la próxima presidenta de la Xunta, dando por sentado que solo el BNG puede liderar la alternativa; Marta Lois se ofreció una y otra vez para ser la tercera pata en un “gobierno a tres” y Besteiro optó por un papel de moderación, cediendo los momentos más intensos del careo con Rueda a Pontón y haciendo valer su “influencia” ante el Gobierno central para conseguir para Galicia el traspaso de las competencias sobre el litoral o la gratuidad de la AP-9 y la AP-53.

Ante cuatro candidatos de izquierdas que actuaron en bloque contra el PP, Rueda expuso como aval su experiencia, fiabilidad, estabilidad y gestión frente a un “multipartito en competencia entre ellos” y aprovechó para anunciar nuevas rebajas fiscales, centradas en una ampliación de los beneficiarios de las bonificaciones que rigen en el Impuesto de Sucesiones. El candidato del PP recibió, como resulta obvio, los ataques de todos, y atacó, sobre todo, a la líder nacionalista, a la que las encuestas colocan como la cabeza de cartel de una alternativa al PP en la Xunta.

Ni PSOE ni BNG expusieron explícitamente pacto alguno o que se aliarán en caso de que los populares no alcancen la mayoría absoluta, al contrario de Sumar, que lo dio por descontado desde el minuto cero, pero evitaron pisarse los pies mutuamente. No se agredieron. Podemos actuó como un verso libre, no tuvo problema en arrearle un poco al PSOE, sobre todo por su responsabilidad en el futuro de Alcoa, aunque su crítica se dirigió sobre todo al PP.

Alfonso Rueda salió a defender el fuerte. Es el morador de la Xunta. Expuso toda suerte de datos para avalar su gestión y anunció una nueva rebaja fiscal, el Impuesto de Sucesiones “para los parientes colaterales, de forma que las bonificaciones actuales se extiendan también a los tíos, sobrinos y hermanos”, que contrastó con la propuesta de Sumar de recuperar precisamente este tributo.

Rueda se presentó como el paradigma de la estabilidad y la gestión y como un freno en Galicia “a la sucursal b del independentismo”, en alusión al BNG. Apeló la estabilidad de una mayoría absoluta para “para liberar a Galicia de todo eso, de los chantajes y el barullo”. “En mí se puede confiar, yo sí tengo palabra”, soltó.

Enfrente, reprochó dirigiéndose al BNG, un partido que pacta con ERC y Bildu y acude a manifestaciones para “pedir la liberación de presos etarras que asesinaron a gallegos”.

Sacó a colación la dependencia de Pedro Sánchez de Cataluña y censuró que por condonar su deuda pública, los gallegos tendrán que paga cada uno 400 euros. “Son muy bravos aquí, pero muy mansos en Madrid”, le espetó el candidato del Partido Popular. Por supuesto que hubo choque da datos en educación, sanidad, empleo, listas de espera, y mientras el bloque de izquierda lo negaba, Rueda les exhortaba, aunque con pocas esperanzas, a que por lo menos aceptaran los datos oficiales. Por eso les afeó a todos esa “Galicia negra” que reflejaban en sus intervenciones.

La más incisiva fue Ana Pontón, que no rehuyó las interrupciones con Rueda, al que echó en cara la pérdida de empleos y de población, la emigración de 200.000 jóvenes, la escalada de la deuda pública o el “regalar” 34 millones a los ricos por rebajar el Impuesto del Patrimonio. Hablando siempre de sí misma como la próxima presidenta de la Xunta y además mujer, apeló a una Galicia que mire al futuro con confianza y orgullo y abandone el “agotado” proyecto de país que supone el PP. “Si queremos resultado diferentes, tenemos que hacer algo diferente el 18-F. Les digo que no importa lo que votaran en otras ocasiones, lo que cuenta es hacer historia con un nuevo proyecto”, arengó la portavoz nacional del Bloque.

Ana Pontón prometió un plan de Atención Primaria dotado de 200 millones de euros cubrir la falta de personal y aliviar la listas de espera en el primer nivel asistencial, poner en el mercado 12.000 viviendas vacías en régimen de protección o derogar el decreto del gallego.

Pontón criticó que la Xunta del PP no fuera capaz de conseguir ninguna competencia en 14 años y sostuvo que si el BNG alcanza la presidencia reclamarán las competencias de gestión del litoral, así como las de materia de tráfico o el rescate de la AP-9 para hacer gratuita tras conseguir la promesa bajar el peaje en esta legislatura.

Gómez Besteiro adoptó un tono más moderado. No escatimó reproches a Rueda por el endeudamiento de Galicia, la fala de diligencia para gestionar los fondos europeos, el declive poblacional, la caída del empleo industrial y la “nefasta” política en vivienda pública, sanidad y atención a los mayores y apostó por practicar un “galleguismo útil”, de lo que puso dos ejemplos concretos.

Este galleguismo supone hacer valer su “influencia” en Madrid y su capacidad de negociación para “garantizar” la gratuidad del peaje en las autopistas AP-9 y AP-53 y, ya en el mes de julio, lograr que el Gobierno inicie el traspaso a la comunidad de la competencias para gestionar el litoral, dado que la ley impulsada por la Xunta para obtener esta capacidad está recurrida ante el Tribunal Constitucional.

Besteiro incidió en la necesidad de “reconciliarse con el mundo municipal”, así como que el Gobierno gallego opte por “no poner palos en las ruedas” y consiga pactos con el Gobierno central, algo que él promete. “No podemos estar enfrentados con todas las administraciones”, espetó el socialista, que reprochó a Rueda que su partido vaya en contra de Galicia “votando contra la revalorización de las pensiones” o en contra “de que se hable gallego en el Congreso”. “Es un gran error”, dijo.

Como tampoco se creía los datos de Rueda, le espetó que aunque nos aproximamos al Carnaval, aún no es momento de ponerse caretas ni de disfrazarse con cifras erróneas.

La candidata de Sumar Galicia, Marta Lois, expresó que se está “ante una oportunidad histórica” para construir “un nuevo gobierno a tres” que cambie el país “180 grados”. “Somos fuerzas progresistas diferentes, pero Sumar es ambiciosa y una fuerza transformadora”, subrayó Lois, que recriminó a Rueda por usar “las mentiras y la manipulación” en un medio público como CRTVG o su política fiscal por rebajar los impuestos a los ricos.

La candidata de Podemos, Isabel Faraldo, señaló el modo de actuar del PP, que se corresponde con “gobernar a espaldas de la gente”, con privatización, recortes y corrupción.

Criticó así que Rueda actúe en función de la “carrera presidencial de Feijóo” en lugar de moverse por “los intereses de Galicia”: “Galicia es conocida por las fotos con narcos, por la inacción del PP, por el desastre del Prestige y los pélets”, soltó. “Se emplea el dinero en empresas de amigos”, denunció, al tiempo que reclamó con insistencia la intervención pública de Alcoa.