El personal del servicio de ayuda a domicilio de Arteixo denuncia que "a día de hoy" (por ayer) aún no ha cobrado la nómina correspondiente al mes de marzo, pese a que el convenio colectivo estipula que el pago debe hacerse efectivo en los cuatro primeros días de mes, retraso del que informó ayer por escrito al Ayuntamiento.

Esta demora se suma a las quejas de los trabajadores por el "incumplimiento" del contrato por parte de la empresa concesionaria y de sus "precarias" condiciones laborales que, de continuar así, podrían conllevar (según anunciaron la semana pasada) movilizaciones.

La secretaria de acción sindical de Salud Laboral y Protección Social de UGT Galicia, Mari Morales, alerta de las "dificultades económicas" por las que atraviesan "muchos" de los 33 empleados que integran la plantilla.

Explica que esta situación se agrava debido a que tienen que utilizar su vehículo particular para desplazarse a los domicilios en los que prestan los servicios y algunos, por no poder pagar el carburante, se han visto obligados a acudir en bicicleta. Pese a que el Concello sostiene que son problemas que nada tienen que ver con la Administración local, Mari Morales recuerda que el Servicio de Asistencia a Domicilio Básico depende del Concello, aunque esté gestionado por una empresa privada, Galicia Saudable, adjudicataria del servicio desde el pasado mes de enero por un importe de 580.000 euros anuales.

La plantilla denuncia que desde hace un año y medio no se dan de alta a nuevos usuarios pese a existir demanda y plazas suficientes. Con 120 usuarios, advierte de que hay una lista de espera de 40 personas, cifra que niega el Concello, que únicamente admite 20 personas que, asegura, esperan por las valoraciones de dependencia de la Xunta. Asegura además que ningún usuario se ha quejado "por escrito" por las deficiencias que denuncia la plantilla. "Son problemas de los trabajadores", apunta.

En relación al servicio de fin de semana y días festivos, al que la empresa está obligado y que nunca ha prestado, el Concello explica que está sumido en la "reorganización de horas" para mejorar la "calidad" del servicio aunque afirma desconocer si existe demanda de este horario. La plantilla exige el rescate del servicio que, denuncia, se ha reducido a la mitad desde 2010. "Es una licitación temeraria", sentencia Mari Morales.