"Perdone, ¿sabe dónde queda la Rúa Vella?", "¿La calle del ingeniero? Es esa de ahí, la que baja", responden desde Talleres Galán. Los vecinos ya hace tiempo que le cambiaron el nombre a esta calle porque todo Oleiros sabe quién es el ingeniero, el hombre que diseñó todos los parques y puso todas las aceras del municipio. Tras más de veinte años como ingeniero municipal, Rafael Astor Casalderrey se acaba de jubilar y el Concello le organizó un homenaje que le dejó, según confesó, "abrumado".

"Autor de parques, paseos, plazas... Home culto e sensible, poeta das obras públicas, protector da Natureza, escritor de parte da historia de Oleiros". Ésta es la certera dedicatoria que le escribió el propio alcalde, Ángel García Seoane, en la placa que le regalaron todos los compañeros y amigos del Concello que acudieron al homenaje de este hombre singular que ama la belleza, los pequeños detalles, las geografías, las texturas, el Camino de Santiago y los puentes, sin olvidar su pasión por las matemáticas ni su amor por Italia y Portugal donde vive intermitentemente, a pesar de su primer apellido de origen alemán.

"Vine de Pontevedra para ser profesor, mi vida era universitaria, pero me encontré con Oleiros y me enamoró por el espesor de su tierra vegetal, su exposición al sur, su urdimbre de caminos, una malla única en Europa... Oleiros es un jardín", cuenta Rafael Astor desde su vivienda, una casa de peones camineros reformada.

"Entré en un consulting con Mario Soto en el 82 en el Cantón. Hacía proyectos para Oleiros pero un día Gelo me llamó para ser el ingeniero municipal y al principio le dije que no pero Oleiros era tan atractivo. En 1989 entré en el Concello, primero interino y luego funcionario, y solicité la compatibilidad en Aparejadores", prosigue este ingeniero de caminos, canales y puertos, que vino al mundo en una familia de militares. También se ha jubilado como profesor en la Escuela de Arquitectura de A Coruña.

Cuando Rafael Astor llegó como ingeniero a este concello, Oleiros era muy diferente. "En aquellos inicios Gelo y yo pasamos muchas tardes hablando de cómo debía de ser Oleiros... Él me llevaba libros de mobiliario. Salíamos a recorrer el municipio... Yo lo admiraba. He dicho que fui un lápiz en sus manos. Competíamos, en broma, por quién era más ecologista. La parte social la aprendí de él", explica. Las primeras aceras de aglomerado en Galicia se construyeron en Oleiros por iniciativa de Rafael Astor.

"Las ví en toda Francia, en Italia, delante de Buckinghan Palace en Inglaterra... El aglomerado tiene unas ventajas objetivas muy grandes: las aceras te salen más baratas, se deforman pero no rompen y para andar o correr no te fastidian tanto los tendones, amortiguan más el impacto del propio cuerpo que si son de hormigón y loseta. Aunque al principio en Oleiros los vecinos las criticaron mucho. Una mujer llegó a traerme un certificado médico de que el olor del aglomerado le dañaba los pulmones. Yo a la médica que le hizo el certificado le dije si podía constatar si era el aglomerado de la acera o el de la calzada...".

Astor puso las aceras en Oleiros pero también diseñó sus plazas y todos sus parques. Fue el primero que en un pliego de condiciones para una obra especificó la obligación de que no se talaría ni un sólo árbol sin su permiso o el del concejal del área. A esto se debe que en muchas zonas del municipio las aceras, e incluso las calles, se desviasen o adaptasen para no afectar a un árbol. Esta incorporación del árbol a la infraestructura viaria, el respeto a la Naturaleza, es la huella, el copyright de el ingeniero.

Este oleirense de corazón que fue compañero de curso del diputado Francisco Cerviño y Milucho, más conocido como Emilio Pérez Touriño, de estudiante siempre quiso hacer parques y su sueño se cumplió en Oleiros. "Empecé en Santa Cristina pero el que más me gusta, quizá mi obra preferida si tuviera que elegir una, es el parque de Nirvana... Hubo que hacer mucha excavación, adaptarse al terreno. Yo quería que se viese el mar.". Él se opuso rotundamente a aquel proyecto de A Coruña de un segundo puente sobre la ría que desde As Xubias llegaría hasta Nirvana, destrozando este litoral oleirense.

"Manterola, la gloria viva de la ingeniería estructural de España, cuya mujer tiene casa aquí, ya dijo que ese proyecto era una tontería. Yo llegué a enviar un artículo al Colegio de Ingenieros de A Coruña criticándolo y abogando por la ampliación de A Pasaxe. No me lo publicaron y me di de baja y me fui al colegio nacional", subraya. De las obras realizadas en la ciudad coruñesa en la etapa de Francisco Vázquez como alcalde apenas puede decir más que "uf, uf", al citar actuaciones como el obelisco Millennium, las barandillas y farolas del paseo, el metro, el ascensor de San Pedro... "Hortera", concluye.

La vía ártabra también tiene la huella de Astor. "Florencio Cardador, el concejal de A Coruña, nos había llamado a técnicos municipales para hablar del tema del saneamiento. Yo planteé que además de coordinar un estudio de fecales, hacer lo mismo también con la red de carreteras. Luego habló con Paco y después me llamó y me dijo que sí y empezamos unas reuniones técnicos de varios concellos para diseñar la infraestructura... Luego ya se incluyó en el plan sectorial. El nombre de vía ártabra es de Gelo, yo la llamaba el peine", narra Rafael Astor, quien subraya que sin conexión de la ártabra a la AP-9 y la A-6 este vial "no tiene sentido".

"Ahora me dedicaré a leer, viajar, visitar el Renacimiento Español, hacer voluntariado, y sobre todo, andar lento". Experto jinete, antiguo atleta y piragüista, hoy en día es fácil verle con su kayak o en su Vespa con su casco italiano mientras sueña con pasar su última etapa de la vida en Lisboa, "en las aguas mansas del estuario del Tajo".

La última obra de Astor como ingeniero de Oleiros fue una actuación urbanística en A Pezoca con un jardín que mira hacia el mar. Pero se acuerda también de su primera obra de recién llegado. "Fue esta calle, la Rúa Vella, donde ahora vivo".