Una pistola calibre 9 milímetros que encargó Benjamín Touceda de Finisterre en los años 50. El vestido de novia, unas medias, unos guantes, unos zapatos, un camisón atrevido... fue parte de la compra de Teresa Fernández cuando se casó en 1979. Una boina de la mítica marca Elósegui fue el regalo de Isabel Rodríguez a su abuelo en 2000. Un sofá de cuero negro que adquirió Julio Álvarez en 2009. Todos estos efectos fueron comprados en El Pote, que durante los años setenta y ochenta del siglo pasado fueron el emblema del comercio de A Coruña, el lugar a donde acudían a comprar vecinos de toda la comarca coruñesa y de más lejos como Costa da Morte. El primer Pote abrió como ferretería en 1930 en la plaza de Pontevedra y el último acaba de cerrar como mueblería en Perillo (Oleiros). La ciudad clausura de forma definitiva uno de sus capítulos más sentimentales y por primera vez en 86 años se queda sin ningún Pote.

La marca Toyota del grupo Breogán ya inició los trabajos para transformar las instalaciones del último El Pote que sobrevivía en un concesionario más de los múltiples concentrados en la carretera de Perillo. El primer comercio con este nombre abrió sus puertas en julio de 1930, cuando Julio Conde Vázquez puso en marcha una ferretería en la plaza de Pontevedra esquina Francisco Mariño, que también fue armería. A este empresario le fue bien y abrió nuevas tiendas y negocios, incluso de automóviles y motocicletas (fue delegado de la marca Austin en Galicia).

En 1967 Conde levantó El Pote en Juan Flórez, en la esquina con Médico Rodríguez, todo un hito en la urbe herculina: unos grandes almacenes con ocho plantas, la primera escalera mecánica. Como relata el historiador Carlos Fernández en el libro 100 años de comercio coruñés, El Pote reinó en la ciudad junto con Maisonfor (que abrió en el 71 y cerró en 2000) y Barros (desde el 68 al 87, aunque con un bajo abierto en La Franja hasta 2010 que echó el cerrojo por jubilación). Fernández relata cómo estos tres almacenes revolucionaron el concepto de tienda en la ciudad en aquellos años al aglutinar en un solo local el más variado tipo de productos.

Las nuevas grandes superficies comerciales que abrieron en los años ochenta supusieron el inicio del ocaso de estos comercios, principalmente con la puesta en marcha de El Corte Inglés (junto con Continente y Alcampo). A pesar de esto, El Pote lucho por su supervivencia hasta el final. Al acabar los noventa recibía cada mes múltiples ofertas de compra por su inmejorable situación en la esquina de Juan Flórez y finalmente la familia vendió en 2001 (tenían entonces más de treinta empleados). En ese solar donde antes hubo un cuartel de la Guardia Civil, se construyó el actual hotel Hesperia.

El comercio con el símbolo del tradicional pote gallego siguió en su batalla por sobrevivir con la tercera generación de la familia Conde, que se trasladó a la ubicación en la que había nacido en los años treinta, en la esquina de la plaza de Pontevedra. Ahí reabrió como tienda de muebles, decoración y menaje. En mayo de 2004 aparecía su escaparate en los medios de comunicación locales porque exhibía una réplica de la vajilla San Claudio que regaló el Ayuntamiento de Oviedo a los entonces príncipes de Asturias Felipe y Letizia por su próximo enlace.

El 31 de enero del año pasado este local también bajó la persiana de forma definitiva tras varios días en los que en su escaparate lucían carteles con la frase Liquidación Total. El fin de las rentas antiguas finiquitó la continuidad de la empresa, que pasó de pagar un alquiler asequible a otro "inviable" según reconoció.

Este cierre tampoco fue el final de este luchador negocio octogenario, porque continuó con unas amplias instalaciones al borde de la Nacional VI en Perillo, para la venta de muebles, hasta su clausura hace unas semanas. Por ahora.