Unos 230 niños asistirán al comedor escolar del colegio Valle Inclán de Perillo el próximo curso escolar mientras que veintidós, todos de Primaria menos uno de Infantil, se han quedado en la lista de espera.

Estos alumnos que se han quedado fuera del comedor para el próximo curso escolar 2018-2019, si van quedando plazas vacantes serán llamados por teléfono para integrarse en este servicio, en el que es uno de los colegios con mayor matrícula del municipio, y en una de las parroquias con mayor población.

De este total de 22 alumnos en lista de espera, doce se quedaron fuera por falta de plaza mientras diez lo están porque realizaron la solicitud fuera de plazo. Del total de 22, 15 demandan comedor todos los días de la semana. En este listado hay alumnos de todos los cursos, sobre todo de tercero de Primaria, pero también de primero, segundo, cuarto y quinto, y un niño de cuarto de Infantil.

El alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, se refirió también ayer a este centro educativo debido a una carencia que ha puesto de relieve la asociación de padres.

La Consellería de Educación ejecutó en el verano de 2016 una fase de la obra del comedor escolar después de años y años con los niños comiendo en galpones, tipo caseta de obra.

La Xunta aprovechó una parte del patio de la fachada del colegio para cerrarla por los laterales y ahí ejecutar un comedor decente. Sin embargo, la segunda fase de la obra era trasladar la cocina a estas nuevas dependencias pero no se hizo y los padres que gestionan el comedor tienen que cruzar de los chabolos al nuevo edificio todo el tiempo.

La Asociación de Nais e Pais de Alumnos (ANPA), de hecho solicitó al Gobierno local que si se podía construir un pasadizo para pasar de una construcción a otra sin mojarse.

García Seoane subrayó ayer que ésta no era la solución, sino que el Gobierno gallego ejecutase la segunda fase de las obras que aún está pendiente. "Aún hoy en día están los chabolos en ese colegio, es una situación tercermundista. Pedimos una reunión con la Xunta a finales del pasado mes de abril, no tuvimos contestación, y ahora volveremos a la carga porque es uno de los colegios con más niños, más de 600", subrayó el regidor.

En 2016, cuando se hizo la primera fase de la obra, se dejó la cocina en los galpones para que cupiesen más niños en el nuevo edificio y no tener a una parte de ellos comiendo en los barracones.