El banco de tierras que puso en marcha la Reserva de Biosfera As Mariñas-Terras do Mandeo para intentar movilizar las fincas en desuso no ha dado los frutos esperados. Esta bolsa de tierras comarcal apenas se mueve. El visor incluye prácticamente las mismas fincas que el año pasado. De 34 han pasado a 37 tras la incorporación de tres nuevas parcelas en Abegondo, pero no se han firmado nuevos contratos.

Los resultados están muy lejos de cumplir las expectativas que se marcaba la Reserva cuando puso en marcha esta bolsa en 2014 para dinamizar el rural poniendo en contacto a propietarios y emprendedores. El primer contrato se firmó hace un lustro y, desde entonces, no han trascendido nuevos acuerdos.

El banco oferta actualmente 11 fincas en Abegondo, diez en Culleredo, cuatro en Oleiros, tres en Betanzos y Sada, dos en Arteixo y una respectivamente en los municipios de Bergondo, Cambre, Carral y Oza-Cesuras. La mayor parte de las parcelas tiene entre mil y 10.000 metros cuadrados, aunque las hay más pequeñas y de hasta 40.0000. Solo la tercera parte garantiza el acceso a una traída de agua en las proximidades, pero no el suministro eléctrico.

Las carencias de estas parcelas es precisamente uno de los motivos a los que apelan los agricultores y los técnicos de la Reserva de Biosfera para explicar el bajo movimiento de esta bolsa de tierras. Emprendedores del rural en la comarca apelan a la falta de servicios básicos y apuntan también a otras dificultades que frustran los acuerdos de cesión. Y es que, dicen, las negociaciones de alquiler o cesión no suelen resultar sencillos. La reticencia de los propietarios a firmar contratos de larga duración suele desanimar a los interesados en trabajar los terrenos, que no están dispuestos a invertir en trabajos de acondicionamiento sin el acuerdo no recoge un período de tiempo que, dicen, les permita rentabilizar la inversión.

Otros problemas a los que apuntan para explicar la baja movilización del suelo agrícola y la escasez de terrenos ofertados en la bolsa tienen que ver con la existencia de parcelas sin registrar o repartidas entre varias personas en herencia.

La baja oferta de terrenos en este banco de tierras contrasta con la elevada superficie de suelo en desuso en la comarca. El plan alimentario de la Reserva de Biosfera hasta 2020 cifraba en un 10% los terrenos en situación de abandono.

Responsables de la Reserva admitían ayer la baja movilidad de esta bolsa de tierras, muy por debajo de las expectativas con las que fue creada. Su gerente, Jorge Blanco, espera que una nueva ley que prepara la Xunta contribuya a reimpulsar los bancos de tierra en Galicia.

Desde la Reserva de Biosfera apunta a la necesidad, entre otros extremos, de dotar a esta bolsa de parcelas adecuadas para la fruticultura.