La jueza ha decretado prisión provisional y sin fianza para uno de los arrestados por un delito de homicidio tras la muerte de un joven durante una pelea en una celebración de Nochevieja. El más joven de los detenidos, Hugo M. R., ha sido puesto en libertad, obligado a comparecer en los juzgados cada quince días. Aunque la Guardia Civil acusaba a ambos de un delito de homicidio, la jueza pasa a investigar a uno de ellos, el que ha quedado en libertad, por un delito de lesiones.

Declaraciones de los arrestados

"Destrozados". Así describe Ramón Sierra, abogado de Hugo M.R, el estado de su cliente, uno de los dos acusados por la muerte de un joven de 31 años durante una pelea en una fiesta de Nochevieja. Los dos arrestados prestaron hoy declaración en el juzgado, investigados ambos por homicidio.

Según informa el abogado de Hugo M.R., los dos acusados declararon que en ningún momento pretendieron matar a la víctima, Enrique G.C., un vecino de Arteixo de 31 años. Según relata el abogado de Hugo M. R., la riña se inició en los salones del hotel Aticca en Bastiagueiro tras un encontronazo entre el padre de la víctima y uno de los acusados por una "tontería", una discusión en la barra. La pelea, explicó, no fue a más en aquel momento, pero los ánimos se encendieron poco después tras otro encontronazo y los responsables del hotel les invitaron a abandonar el salón. Una vez fuera, relata, los dos grupos se enzarzaron y, según algún testimonio, David M.E., de 27 años, golpeó al fallecido con un cenicero metálico. El abogado de Hugo M.R. se mostró convencido de que la autopsia demostrará que este golpe no le ocasionó la muerte, sino que la víctima habría fallecido por una "mala caída" al golpearse con la nuca contra el suelo. "No había ninguna intención de matarlo", defendió esta mañana a la salida del juzgado Ramón Sierra.

El abogado de David M.E., Diego Reboredo, explica que su cliente negó ante la jueza haber golpeado al fallecido con un cenicero. Según explica el letrado, la pelea se originó tras una discusión entre el cuñado y el padre de la víctima con algunos de los jóvenes del grupo en la barra del hotel. La discusión, relata, se originó cuando unos miembros del grupo amagaron con echar sal en unos chupitos de tequila. Según su versión, los responsables del hotel mediaron en la pelea, que fue disuelta en un primer momento, pero que fue a más poco después y que propició la expulsión de los dos grupos del hotel. Una vez fuera, la reyerta fue a más y obligó a los responsables del complejo a intervenir de nuevo. La familia volvió al interior de los salones, mientras que los jóvenes fueron invitados a abandonar el complejo, relata. Según el relato del abogado, poco después la víctima y otros de los integrantes de la familia salieron y se reanudó la discusión. Los ánimos se calentaron y los dos grupos se enzarzaron. Reboredo admite que su cliente se enzarzó con el fallecido, pero asegura que no le golpeó con un cenicero y que ningún testimonio confirma ese extremo. Según su versión, durante la pelea Enrique G. C., que sangraba por una herida en la cara, se desplomó y poco después falleció.

La autopsia será clave para esclarecer este suceso.