Puede que el miedo a los posibles rebrotes de contagios de coronavirus haga que queramos poner un perro en nuestras vidas por si vuelve el confinamiento. Lo cierto es que durante estos dos meses no ha habido más abandonos de animales que en las mismas fechas del año pasado y sin embargo desde el primer momento se han registrado reservas de citas para adoptar.

"En lo que va de este año, de 1 de enero a hoy [por ayer], el número de adopciones en las instalaciones del Consorcio fue de 47 perros y 2 gatos, similar al del año pasado en el mismo período con 53 perros y 4 gatos. No hemos cerrado las instalaciones en ningún momento aunque sí las adopciones presenciales, que hemos reanudado de nuevo el 5 de mayo, con cita previa, como antes", explicó Rosa Guerra, responsable de la empresa Servigal que gestiona las perreras del Consorcio As Mariñas y la de A Coruña.

Rosa Guerra asegura que "no ha habido" impacto del coronavirus, ni un repunte de abandonos ni una bajada de adopciones. El ritmo de estas últimos ha sido aún mayor desde que se retomaron las adopciones. Entre ellas, tanto perros como gatos, y un cachorro que fue bautizado con el nombre de Covid.

En la protectora Apadánde Culleredo, que recoge animales por toda la comarca, comenzaron con las adopciones el pasado fin de semana, con dos canes que ya lograron un nuevo hogar. Una, Irati, forma parte del programa de abuelos, animales muy mayores. Esta perra, con unos diez años, ya tiene una familia permanente.

"No ha habido muchas entradas, de abandonos, yo pienso que porque no hubo caza. Si te fijas la mayoría de perros que ves son de caza, de orejas que cuelgan y pelo duro. No es que haya habido muchas peticiones pero sí han sido continuas, las hemos ido recogiendo todo este tiempo en que estuvimos de cierre y tenemos una bolsa digamos, y vamos avisando a la gente. Para este fin de semana ya tenemos también citas. De hecho, estamos dando dictas para adopciones ya para el 13 de junio. Las instalaciones solo las tenemos abiertas para hacer adopciones y con cita previa", destacó María Díaz.

En Apadán registraron un caso grave, la llegada de una pequeña perra, Lucy, muy mayor, que lograron que su dueño cediera porque estaba en muy malas condiciones, con anemia, un soplo cardíaco, heridas infectadas, garrapatas, y sobre todo con una hernia inguinal casi tan grande como ella, que requirió cuatro horas de operación.