Cuando baja la marea los camiones y excavadoras salen de la plaza junto a O Repicho, descienden por la rampa y cruzan toda la playa de Santa Cruz cargados con el material de obra para que puedan trabajar los obreros en las tareas de mantenimiento y restauración que se están llevando a cabo en el castillo. Aunque algunos constructores, tras una primera experiencia, rechazan volver a trabajar en una isla, López Cao repite en estas labores arduas, donde los vehículos tienen que recorrer más trecho para depositar los materiales y enfrentándose a dificultades como ayer una excavadora, que tuvo que dar marcha atrás tras hundirse y ladearse en la arena mojada.

Entidades ecologistas alertaron de la realización de estos trabajos por el daño, con las rodadas de las excavadoras y camiones, al bosque fósil descubierto en este arenal en 2018. Las turberas o bosques fósiles son acumulaciones de materia orgánica de miles de años, ecosistemas que ayudan en la lucha contra el cambio climático y fomentan la biodiversidad. En Santa Cruz se descubrió debido a la drástica reducción de arena que experimenta la playa en los últimos años.

Las rodadas de color negro en medio de la arena ayer evidenciaban la ubicación de estas turberas. El Concello reiteró ayer que estos trabajos se han realizado “con todos los permisos” y apuntó que tampoco existe otra forma de ejecutarlos dada la ubicación de la isla, y son obras necesarias para la conservación del castillo, que es un Bien de Interés Cultural (BIC), está protegido.

Vecinos señalaron que agentes de la Policía Autonómica acudieron a ver estas obras esta semana, aunque la Xunta ayer aún no confirmó si se realiza alguna actuación.

Los trabajos que se realizan (se cortó el paso alrededor del castillo) incluyen limpieza de fachadas, impermeabilización de las almenas, reconstrucción de muros por la acción de temporales, tratamiento de la madera y al final, la rehabilitación del artesonado de la capilla. También se instalará un videoportero.