Entrevista | Álvaro Urquijo Guitarrista y cantante de Los Secretos, que actúan este sábado a las 21.00 horas en el Palacio de la Ópera de A Coruña

“Creo que había más cultura musical a finales de los años 70, la música era más valorada”

“El 80% de nuestro público actual no había nacido cuando empezamos, hay muy poca gente de nuestra generación”

La formación actual de Los Secretos, con Álvaro Urquijo en el centro con la guitarra.   | // MARTA FICH

La formación actual de Los Secretos, con Álvaro Urquijo en el centro con la guitarra. | // MARTA FICH / Enrique Carballo

Álvaro Urquijo es el cantante y guitarrista de Los Secretos, grupo que fundó con sus hermanos Javier y Enrique (este ya fallecido) en 1980, aunque ya habían creado Tos en 1978. Tras catorce discos y después de convertirse en uno de los referentes del rock español durante más de cuatro décadas, actuarán en el Palacio de la Ópera de A Coruña este sábado a las 21.00 horas, dentro de su gira Recuperando las emociones.

Están recuperando las emociones... ¿Tras la pandemia?

El concierto pertenece a la gira que comenzamos a inicios de 2020 y que la pandemia interrumpió; la retomamos en 2022.

¿Va a estar centrado en su disco más reciente, Mi Paraíso, de 2019?

No, lleva consigo un repertorio más extenso, con filmaciones detrás hechas expresamente con la temática de la canción, con un toque de cine. Huye de las luces de LED de las grandes bandas en directo, es intimista, para teatro. Hicimos 25 conciertos de esta índole y nos faltaba A Coruña. Tocaremos algunos de Mi Paraíso y repasaremos toda nuestra historia: rescataremos canciones que hemos tocado poco, pero la estructura central del show van a ser éxitos que la gente viene a escuchar.

¿Cómo salen de la pandemia?

No nos podemos quejar, porque incluso con pandemia hemos crecido en el mundo de la música, hemos estado en casa haciendo cosas online. Ha habido un vídeo de la canción A tu lado que ha recibido millones de visitas, pero era la cosa más improvisada del mundo... Se ha convertido en nuestro número uno, con diferencia nuestra canción más popular. Hicimos otra versión con 17 o 18 artistas y donando los ingresos a sanitarios y a Cruz Roja. Gente bastante cercana, familiares, amigos y conocidos han sufrido pérdidas que no se esperaban por el COVID.

Ahora están trabajando en canciones nuevas, ¿se escucharán en el concierto?

No, aún estamos en ello.

Mi Paraíso es el primer álbum de canciones originales desde 2011, por el medio hicieron algún disco de versiones. ¿Cómo es su ciclo de composición?

Ha cambiado, nos hemos tenido que adaptar a los tiempos. Ahora trabajamos mucho más en casa. Antes era impensable que tuvieras un estudio multipista; el primero me costó como un coche, ahora por mil euros te compras uno.

¿Cómo era hace años?

En los 90 y principios de los 2000 se vendían discos y generaban, junto con las reproducciones en las radios, dos tercios de los ingresos de los músicos. Si eras autor, casi casi podías vivir sin tocar en directo. Luego estaba la temporada de verano, enfocada a festejos municipales y fiestas patronales. Siempre tuvimos bastante trabajo, y buena calidad de vida, porque teníamos muchos discos que se vendían, reeditamos...

¿Qué ocurre ahora?

Pues que la música es gratis. Yo no puedo considerar que tenga ingresos por las plataformas de discos. Que te digan que una canción ha tenido 77 millones de streams del año 2020 al 2021 y no llega a 500 euros... Algo no está funcionando bien. Los contratos antiguos han tenido una transformación al digital muy a favor de las multinacionales y muy en contra de lo nuestro. El algoritmo que puntúa cuánto va a cobrar cada músico solo se queda con los ochomiles, la cresta, olvidándose de todo lo demás. Nos vimos en la necesidad de hacer más conciertos.

¿Y queda menos tiempo para componer nuevas canciones?

Tú trabajas muy duro para un disco como Mi Paraíso, que modestamente me gusta mucho, tiene mucha variedad de canciones, es la esencia de Los Secretos en todo su esplendor, con todos los estilos... Nos llevó muchos meses trabajando, y luego los rendimientos y difusión no son muy dilatados. ¿Es un fracaso profesional? No. ¿Es que nuestra mochila de canciones pesa mucho? Tal vez. Pero a la hora de dedicarle tiempo a los discos antes tenías siete meses para componer y grabar y tres meses para tocar en directo y un mes de vacaciones. Ahora, para mantener a nuestras 20 familias, tenemos que trabajar mucho y eso resta de estar en casa componiendo.

¿Cómo es su público?

Hay una generación nueva, de gente que nos ha conocido recientemente, hijos de gente que ha crecido con nosotros o incluso gente que cuando empezábamos no habíamos ni nacido. El 80% de nuestro público está entre 18 y 45 años, y muy poca gente de nuestra generación.

Empezaron en la música, no con los secretos, sino con Tos, hace precisamente 45 años. ¿Cómo ha visto cambiar los gustos musicales?

La demostración de que no han cambiado tanto está en que gente como Los Secretos tengamos público joven, y de gente que no había nacido cuando sacamos las canciones. Pero antes si en los 80 ibas al Rastro de Madrid y le preguntabas a cualquiera que saliera de allí qué estaba leyendo y te decía un pedazo de libro, de Gabriel García Márquez o La Colmena. Le preguntabas qué disco se había comprado, Pink Floyd, Bob Dylan... La gente, al no tener otras distracciones, como Netflix o videojuegos, era un poquito más culta, y al no tener la música gratis estaba más valorada. Creo que se tenía más educación musical a finales de los 70.

¿Y esto cambió?

Cuando entraron los 2000 y empezó a haber ordenadores en las casas, y con las plataformas y redes sociales, la cosa se ha quedado un poco en lo superficial. Se escucha lo que escucha todo el mundo, una estrecha gama pese a que tienes toda la cultura a tu alcance. La canción de Shakira no se está valorando en calidad, melodía, ya no hace falta ser músico para hacer un disco. Hay que aceptar ese cambio cultural. Mi padre era amante de la música clásica y del jazz y cuando escuchábamos a The Clash y los Sex Pistols decía “esto qué es”. Pero nosotros teníamos toda la cultura musical de los 70 y los 80: escuchábamos lo nuevo pero teníamos el background de lo de atrás.

¿Se acuerdan del primer concierto que dieron en A Coruña?

No recuerdo exactamente, pero fue hace más de 36 años. España, de Madrid hacia el norte era una cosa, y de Madrid hacia el sur en los 80, ahora es mucho más homogéneo. Pero nuestras primeras giras fueron Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y Cataluña, por donde empezamos; en la primera salida tocamos en un pueblo de Galicia.

¿Cómo se gestó esta gira?

Fue después de terminar el primer disco, vino un amigo de alguien de la discográfica, preguntó si queríamos ganar dinero con la música y nosotros “ah, que se puede”. Ahí empezamos a trabajar e incluso en los periodos más oscuros, cuando muere Pedro, nuestro segundo batería, en el 84, seguíamos teniendo cierta demanda de conciertos y se seguían vendiendo los primeros discos, aunque no estuviéramos en la listas. En el 86 fundamos nueva banda y volvimos a la carga con un El primer cruce, que fue un hito y vino a encabezar las listas. Y a partir de ahí, hasta que muere mi hermano Enrique, fue una carrera ascendente. Luego ese bache también lo superamos gracias al público, que nos tendió su mano.

Una vida dedicada a la música.

Yo empecé con mis hermanos con catorce años en la música, no me dio tiempo a aprender otro oficio. Estudié periodismo hasta segundo para no ir a la mili. Éramos músicos de vocación y profesión; mi padre era muy melómano y nos implicamos mucho en la calidad.

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