Entrevista | Alejandro Pazos Investigador del Citic en Inteligencia Artificial

“La inteligencia artificial te puede llevar a comer a un restaurante que cerró hace cuatro meses”

“La gente está con la boca muy abierta para tragar lo que le diga la IA”

El investigador de la UDC Alejandro Pazos

El investigador de la UDC Alejandro Pazos / Casteleiro / Roller Agencia

Que la inteligencia artificial ha llegado para quedarse es ya una realidad que nadie pone en duda. ¿Pero puede convertirse en una amiga traidora cuando el usuario busca información a través de herramientas como Chat GPT? “La sociedad está ansiosa de que la IA le resuelva sus problemas, pero es una ciencia y hay que evitarle todo el componente mágico que algunos quieren darle”, reflexiona el investigador del Citic de la Universidade da Coruña (UDC) Alejandro Pazos, que participó estos días en la ciudad en un congreso que profundizó en la IA y el turismo.

Solos dos palabras: inteligencia artificial.

Un sustantivo y un adjetivo que por separado llevan conviviendo con nosotros sin ser llamativos, pero cuando se juntaron ha sido el germen de un tsunami que está ocupando todos los espacios de la vida social, tanto de los individuos como de las empresas.

¿Cómo afecta al sector turístico?

No va a estar ajeno en absoluto a nada de esto. La inteligencia artificial hay que entenderla como una herramienta muy potente. No pretende sustituir a nadie, pero va a ocurrir que aquellos profesionales que manejen adecuadamente esta herramienta sí que podrán sustituir a los que carezcan de unas mínimas habilidades.

¿Hay suficiente formación?

Es necesario que se produzca una alfabetización primero y una formación después de los profesionales del turismo y del ocio. Estas herramientas pueden ser muy útiles para quitarles trabajo burocrático de búsquedas y planificación de viajes y actividades de ocio. Ese tiempo lo podrán dedicar a ofrecer una atención más personalizada a los clientes. Pero los que utilicen estas herramientas deben recordar que no son infalibles.

¿En qué sentido?

Posiblemente van a tener que ir a las webs de las agencias de viajes. Los datos de herramientas como Chat GPT están restringidos al año 2021 o 2022 y no van a dar datos actualizados y las cosas han cambiado mucho en precios o en posibilidades. El turismo es un sector que se mueve mucho y los sistemas de inteligencia están limitados a la fase de aprendizaje. Hay que ser conscientes de los riesgos y las ventajas que hay.

¿Qué otros riesgos puede suponer?

La mayoría de las aplicaciones de inteligencia artificial sufren alucinaciones, en el sentido de que cuando no encuentran una respuesta lo que hacen es inventársela. No te dicen no tener respuesta a la consulta. Le preguntas por el mejor restaurante de un pequeño pueblo de Centroeuropea e igual te da la información de otra ciudad que está a 4.000 kilómetros.

¿Y a qué problemas se puede enfrentar el usuario, el cliente?

Hay cosas que tiene que validar. No debe fiarse de opiniones. Es conveniente utilizar el lenguaje materno, aunque la IA tenga capacidad de traducción. El usuario va a ser más explícito y hará mejor la pregunta, y cuanto más explícita sea la pregunta más fiable será la respuesta. La inteligencia artificial puede servir para desbrozar el monte, orientarte hacia una solución. A veces es muy tedioso encontrar la solución más barata o la que lleve menos horas a viajes complicados con muchas escalas, ahí un sistema de IA puede ayudar mucho. Pero después tú debes verificar siempre en la web del restaurante al que quieres ir a comer, del espectáculo que quieres ir a ver o el viaje que pretendes hacer. La IA te puede llevar a comer a un restaurante que cerró hace cuatro meses.

¿Influye la inteligencia artificial en la toma de decisiones para hacer un viaje?

La decisión debe ser tuya, no de la inteligencia artificial. En estos momentos no hay ningún estudio serio sobre eso, pero creo que la gente está con la boca muy abierta para tragar lo que le diga la inteligencia artificial sin más. La sociedad está ansiosa de que la IA le resuelva sus problemas pero no es el bálsamo de Fierabrás, que todo lo cura y todo lo resuelve. Creo que hay una predisposición muy grande a tragarse lo que te diga.

Igual se espera más de la inteligencia artificial de lo que puede ofrecer.

Con la inteligencia artificial hay que poner los pies en la tierra porque se están produciendo muchas más expectativas que las que el cuerpo de autoridad existente científico de inteligencia artificial puede llegar a resolver. La IA es una ciencia, hay que evitarle todo el componente mágico que algunos quieren darle, hay que bajar el suflé de la inteligencia artificial. No podemos prometer más cosas de las que realmente se puedan hacer porque cuando no se cumplan las expectativas se va a generar frustración y después un rechazo.

¿La IA tiene presente a toda la población?

Ese es otro de los grandes problemas de los sistemas de IA, que son entrenados con casos que no se cogen de forma homogénea por todos los estratos sociales y todos los países. Son datos muy sesgados a gente blanca y de un estrato social alto porque son los que participan de la aportación de datos normalmente. A veces creemos que el mundo es como nuestro ombligo.

La IA también está copando los servicios de atención al cliente.

Ya sabemos lo que pasa cuando hablamos con un sistema o intentamos reclamar algo, es una atención muy poco personalizada y que muchas veces te lleva a callejones sin salida.

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