La sociedad de A Gaiteira cumple un año en el “limbo” y sin local

El sábado de la próxima semana se cumple un año del desalojo de la Sociedad Recreativa e Instructiva A Gaiteira de su histórica sede en la avenida de Oza, debido al impago del alquiler. La asociación, con décadas de historia, sigue existiendo legalmente, pero permanece en “una especie de limbo”, según su presidente, Francisco Blanco. Aunque, señala, siguen realizando alguna iniciativa como “un concierto en el Fórum”, su actividad se ve limitada por la falta de sede, y por los problemas financieros que llevaron al desahucio. Una deuda con la Diputación de 12.000 euros les impide recibir ayudas públicas y sigue sin un plan de pagos.

Esta deuda, según la Diputación, proviene de una subvención de unos 3.100 euros que concedió a la agrupación cultural para actividades en 2013, cuando presidía la asociación una persona ya fallecida. Una auditoría de la Diputación, ya con una junta directiva diferente, determinó que la sociedad recreativa había aportado documentación falsa para justificar la ayuda, por la que reclamó su devolución, y, a mayores, una sanción que la duplicaba. A esto se fueron sumando intereses.

Convertirse en deudora de una administración supuso el declive económico de la asociación, pues dejó de poder solicitar ayudas públicas. Acumuló un pasivo de 5.000 euros con los dueños del local, que la acabaron desahuciando.

Hasta ahora, señala la Diputación, ha habido varias reuniones entre la directiva de la agrupación y cargos provinciales, y se le ha presentado a la asociación la posibilidad de fraccionar el pago, pero no se ha firmado ningún proyecto para llevarlo a cabo. Blanco afirma que busca reunirse con el presidente de la Diputación.

La Sociedad Recreativa A Gaiteira, desahuciada de su local en la avenida de Oza

Dificultades para pagar

De acuerdo con Beatriz González, miembro de la agrupación y que estuvo presente en las gestiones para encontrar una solución a los problemas de A Gaiteira, para esta es “inviable” afrontar el plan de pagos propuesto por la entidad provincial, que el actual presidente “heredó de la anterior directiva”, con unas cuentas deterioradas por la pandemia. El abono “se fraccionaba en dos años, pero era muchísima cantidad mensualmente” para una asociación sin ánimo de lucro, y las negociaciones para ampliar el plazo no se han concretado.

González señala que habló con la alcaldesa, Inés Rey, así como con PP, Marea y BNG, y que la agrupación recibió apoyos de otras asociaciones y de los colectivos vecinales de la ciudad. También con sindicatos o fundaciones como la Barrié o Paideia. Pero las ayudas que pueden proporcionar se conceden “sobre proyectos, no para pagar la deuda. Si la solventamos, están abiertos a ayudarnos y recuperarnos, pero es complicado”, admite.

Para la socia de la agrupación recreativa, “es una vergüenza que haya dinero para otros cosas, y no para salvar asociación de esta raigambre cultural”. Los orígenes de la entidad, según un documento que posee Blanco, datan de 1955, y, aunque los fundadores ya han fallecido, durante estas décadas fue clave para la actividad cultural y social en el barrio.

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