La subida de la energía y el tope de gas doblan las facturas de los pequeños negocios y la hostelería

Los comercios alertan de que no pueden repercutir el incremento de costes energéticos a los clientes y ven reducidos sus márgenes | Los bares y restaurantes prevén “muchísimos cierres definitivos” en los próximos meses

La subida de la energía y el tope de gas doblan las facturas de los pequeños negocios y la hostelería

La subida de la energía y el tope de gas doblan las facturas de los pequeños negocios y la hostelería / enrique carballo

Los costes energéticos están “un 84,2% por encima de los de hace un año”, según expone el presidente de la Confederación de Empresarios de A Coruña, Antonio Fontenla, y están empezando a pesar no solo en la industria, sino en los pequeños y medianos negocios de la ciudad: lavanderías, peluquería y bares. Sus facturas se han multiplicado por dos (y, a veces, por más), y a la inflación de la luz y el gas se suma la compensación que reciben las plantas gasísticas por el tope que se ha puesto al precio en que ofertan energía al mercado, y que las distribuidoras repercuten en los consumidores. Un cargo añadido que, señalan los negocios de la ciudad, pueden sumar tanto como la energía gastada. El Gobierno defiende que, sin el tope, la factura sería aún mayor que con él.

Arriba, facturas de gas el año pasado y este en una lavandería. Abajo, incremento del coste de la electricidad en una peluquería.

Factura del gas del año pasado en una lavandería. Abajo, la de este año / LOC

La subida de la energía y el tope de gas doblan las facturas de los pequeños negocios y la hostelería

Factura del gas de este año en una lavandería / enrique carballo

Este sobrecoste se está añadiendo a todas las facturas, excepto a los consumidores con una tarifa fija previa al 26 de abril, pero se impone cuanto se cambia de contrato. “Cuando cambias de factura te llevas el infarto”, explica el presidente de la Asociación Provincial de Hostelería de A Coruña, Héctor Cañete: “Intentas reducir el coste cambiando de tarifa, y en la nueva ya te incluyen el tope del gas: la compañía no te avisa”.

Cañete denuncia que los consumidores no tienen forma de saber “cómo calcularlo” y que el precio es muy elevado: “sube entre 13 y 25 céntimos de media cuando se estaba pagando entre doce y 21 céntimos”, a lo que hay que sumar la potencia contratada. “Y luego dicen que era para abaratar la factura”, protesta.

Lo mismo indica Victoria Iglesias, de la lavandería Caballo Blanco, que explica que por su contrato de momento se ha “librado”. “Pero hay compañeros que están pagando más por el tope que por la tarifa”. Incluso así, los costes se disparan. “La luz se me duplicó también”, de catorce céntimos el kilovatio a 21, que se convierten en 37 contando los impuestos. También se encuentra con que no puede trasladar al cliente el aumento de los costes, para no perderlos. “Tenía a dos euros el secado por 28 minutos, y en octubre del año pasado subí a tres por media hora; no he tocado más los precios”.

Y, en su negocio, no solo tiene que pagar luz, sino también gas, en el que se han encarecido la parte variable y la fija. A principios de año, explica, “cogí un precio de cuatro céntimos por kilovatio generado con gas y estoy pagando nueve”. Además, el año pasado han cambiado las franjas de potencia contratada, y, en su caso, consumiendo algo más de 20.000 kilovatios al año de gas, ha pasado de abonar ocho euros al mes de coste fijo a más de ochenta.

La subida de la energía y el tope de gas doblan las facturas de los pequeños negocios y la hostelería

Factura de la luz el año pasado en una peluquería / enrique carballo

La subida de la energía y el tope de gas doblan las facturas de los pequeños negocios y la hostelería

Factura de la luz de este año en una peluquería / enrique carballo

En estas condiciones trabajar “está dejando de ser rentable”, valora. El “punto álgido” de trabajo para las lavanderías autoservicio en Galicia es el invierno, cuando el clima húmedo suma a los clientes que no lavan en casa otros que acuden al local a secar porque no tienen tendedero interior. Pero las secadoras funcionan con gas, y “ a más ingresos, más gastos, no hay forma de compensar”.

Carlos Lourido regenta la Peluquería Lourido en Os Mallos desde 1970. En estos 52 años ha visto muchas crisis, incluida la energética de los setenta, pero “nunca tan grande como esta vez, se pasa de lo normal”. Su negocio no usa gas, pero consume mucha electricidad: “Secadores, calentadores, todo es agua caliente, y con estas subidas hemos llegado a pagar el triple de un mes al siguiente: vimos una subida de 166 a 554 euros de un recibo para el otro”. Y el coste es inevitable: “no puedes dejar de consumir, o cierras o no te queda más remedio”. ¿Y cambiar de compañía? “Es lo mismo”, responde Lourido, ya que todas tiene precios elevados.

En la peluquería prevén ahora el tradicional incremento de clientes por Navidad, pero “si la gente acude más consumes más agua, más calefacción”, con lo que no está claro que redunde en mayores beneficios como otros años. Y ni siquiera que se mantenga el nivel de ingresos. “En otras crisis había devaluación de la moneda”, recuerda Lourido, “pero nunca te subieron el consumo diario”. La gente, explica, “no está alegre, no se anima a consumir: la gente no resiste el coste de la vida”, y la peluquería “no es una cosa primordial, lo primero es comer”. Por ello, no puede repercutir el aumento de los precios energéticos en el cliente, que se marcharía a otro negocio o reduciría el consumo, y su negocio pierde márgenes.

“Cierres definitivos” de bares

Y en el sector de hostelería, señala Héctor Cañete, se esperan “muchísimos cierres definitivos en los próximos meses” por la combinación de la “caída de consumo” y de los altos costes de la electricidad, a la que se suma la inflación de otros productos. “La luz es nuestra espada de Damocles: hay que pagarla, y con nuestro horario estamos abiertos muchas horas y trabajamos siempre en hora punta: la comida no se puede hacer a las tres de la mañana”, explica.

En los costes de electricidad se está viviendo un incremento de los costes al que se suma el tope del gas, y se están viendo “cómo facturas de 1.800 euros se están convirtiendo en 4.200 o 4.500”, explica el presidente de la asociación provincial de hostelería. Aunque no hay cifras para A Coruña, la factura media “se ha multiplicado por 2,7” en España, afirma Cañete, en base a los estudios de la organización estatal de hostelería, y algunos establecimientos optan por reducir horarios.

Sin embargo, no todos los locales han tenido incrementos tan elevados. El gerente de Pulpeira do Rompeolas, Javier Fraga, indica que la subida de costes ha sido para ellos “del 35 o el 40%”, pasando de 700 u 800 euros mensuales a 1.200 o 1.300. Que tengan un ahorro mayor que otros negocios puede deberse a que acuden a una asesoría energética para hacer sus compras, si bien esta, admite Fraga, “milagros no hace”. En cuanto al gas, “también subió”, pero realizan un consumo bajo.

Fraga no se plantean reducir horario, pues “no creemos que sea la solución”, y pretende mantener al personal. Aunque admite que los márgenes “se van estrechando”, señala que un verano bueno le ayuda a aguantar. “Habrá que hacer como las hormiguitas, ahorrar”, explica.

Sin panaceas en los polígonos

La Confederación de Empresarios y los polígonos empresariales de la comarca indican que las empresas están estudiando compras conjunta de energía, realizando medidas de ahorro y optando por la producción propia ante la inflación energética, pero Salgado Congelados, de Pocomaco, indica que aunque han instalado unas 200 placas fotovoltaicas en el tejado de su instalación, “no está repercutiendo en que tengamos unos costes menores. Con el tiempo la eficiencia irá mejorando, pero no es decir voy a poner una placa y me va a salvar de la energía”, señalan fuentes de la empresa.

La compañía indica que se han planteado concentrar horarios para ahorrar energía, pero que no les es posible por la organización de sus turnos, y que sus cámaras consumen luz las 24 horas. “La electricidad es uno de nuestros gastos principales, y estamos pagando el doble”, señala.

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