La Navidad en A Coruña

Una parrillada de millones

El Gaucho Díaz I de O Temple reparte 120 millones entre empleados, clientes y vecinos | El dueño compró el local en el confinamiento

"¿El Gordo? ¿Estás de coña?": el momento en que una cliente del Gaucho se entera de que le tocó el Gordo

Marta Villar

El giro de 180 grados que dio este jueves Pablo con su camión, dejando la carga que iba para Madrid y regresando a Cambre para participar en la fiesta de ser uno de los agraciados con el Gordo, es el mismo giro que este jueves registraron tantas vidas de personas trabajadoras, camareras, cocineras, hosteleros, transportistas. Personas que saldarán deudas y ayudarán a la familia. Unos llorando de alegría, otros a grito pelado, saltando, bañándose en champán. O como Pepi, que a pesar de haber ganado 320.000 euros (tras el descuento de Hacienda), seguía limpiando y fregando en la cocina “porque es la rutina de todos los días” mientras a su alrededor, a las 13.00 horas, agraciados y familiares ya estaban agotando el cava y alguno ya iba por los cubatas.

Alrededor de unas cincuenta personas pasaron a lo largo de la mañana por el Gaucho Díaz I de O Temple, todas ellas con al menos un décimo del Gordo de Navidad: los empleados del restaurante de mítico nombre en la comarca, los clientes, los proveedores, los vecinos de los edificios de al lado, residentes en el entorno de esta zona junto a la Nacional VI. Algún cliente, como Eusebio, casi octogenario, con diez décimos, es decir, casi cuatro millones de euros, pero este solo se acordaba de su socio fallecido recientemente.

Carlos Lamas compró este Gaucho en junio de 2020, en pleno confinamiento, “en un acto de fe”. Sufrió la pandemia como saben los autónomos y, además, a causa de la salida de humos, tuvo que cerrar después durante cinco meses para instalar un nuevo sistema. “Esto viene tras una temporada muy mala, a veces parece que la suerte recompensa el sufrimiento. Estamos muy contentos pero queremos llegar a casa y asimilarlo”, dijo el veterano hostelero.

Carlos compró lotería en el despacho de A Coruña porque conoce al dueño, sin pedir número en concreto, y repartió 300 décimos, unos 120 millones, desde el restaurante. Ayer a las doce en punto entró por la puerta Moncho, su asesor fiscal, y le entregó un décimo del 05490, que le había guardado, en un gesto que haría las delicias de los realizadores de los spots de Navidad de Loterías.

Carlos Lamas compró el Gaucho Díaz I después de haber sido empleado en los años noventa. También trabajo toda la vida en El Rancho Grande, otra mítica parrillada de la comarca. Desde la barra repartió cava y filloas, hechas por él el día anterior. Sus nueve empleados tenían también al menos un décimo, menos una joven que entró hace poco. Entre los agraciados estuvo Francisco Torre, parrillero desde hace ocho años en el local. “Aún no me lo creo. Me quedé con uno y regalé dos a mis hermanos y otro a un cuñado. Nunca me había tocado nada. Por lo menos podré pagar la hipoteca del piso”, contó con timidez mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

“Estábamos mi jefe Carlos y yo en el local y él oyó que acababa en 90 y me dijo que por lo menos teníamos el reintegro. Yo lo fui a mirar y ya empecé a temblar, le dije que era el número completo. Y cerramos el local, anulamos una reserva para comer. Estamos llenos de emoción”, explicó la encargada de el Gaucho, Ana Rodríguez. “He venido flipando, le pedí a mi jefe que me dejase marchar, que no me concentraba. Estoy muy contenta por mi madre porque es una trabajadora que nos ha cuidado a mi abuela y a mí ella sola y se lo merece”, afirmó Katy, la hija de Ana. Ambas se dieron un enorme abrazo. El Gaucho Díaz I ya tenía colgado, detrás del mostrador, los décimos para el sorteo de El Niño.

Suscríbete para seguir leyendo