La creciente demanda y la falta de espacio saturan la Asociación de Anorexia y Bulimia de A Coruña

La entidad, actualmente con 150 usuarios, ve “inviable” contratar a más psicólogos por no haber sitio | Pide a las administraciones una solución | Cada vez más hombres reclaman atención por trastornos alimenticios

Pie de foto para la fotografía de Faro.   | // FDV

Pie de foto para la fotografía de Faro. | // FDV / Ana Carro

La Asociación de Anorexia y Bulimia de A Coruña (ABAC) pide ayuda. Lleva meses, casi años, haciéndolo, pero la situación es ya insostenible. El local que tienen se les queda pequeño y no les permite atender a todos los usuarios que llaman a su puerta. “Ahora es inviable contratar a más psicólogos. No entran. Tenemos diez trabajadoras y cinco despachos. Hagamos lo que hagamos, es imposible”, lamenta la directora de la entidad, Fátima Pérez.

Desde 2013, la ABAC se encuentra en el mismo local, cedido por el Ayuntamiento, aunque la entidad aportó dinero para acondicionarlo. Por ahora, el Concello no les ha propuesto otro espacio acorde a su situación. Tampoco la Xunta, aunque fuentes de la Consellería de Sanidade apuntan que están “pendientes de mantener una reunión con los representantes de ABAC, en la que se valorarán sus peticiones”. La Diputación también se ha ofrecido a estudiar su caso. Pero, por ahora, ninguna solución. “Es una situación que se está prolongando en el tiempo. No podemos meternos en un alquiler porque sería un gasto de aproximadamente 50.000 euros. Y, además, dependes de un mercado privado que te puede subir el precio en cualquier momento”, reflexiona la directora de la asociación, quien reconoce que “hace mucho tiempo” que esta es su “principal demanda”.

La falta de espacio condiciona su atención. La creciente demanda aumentó una lista de espera que en este 2023 han conseguido reducir “a base de mucho esfuerzo” y “horas extra”. “Pero no podemos seguir forzando al personal”, indica. Fátima Pérez reconoce, además, que los datos “son un pocos ficticios” pues que no haya lista de espera no significa que no exista el problema. “Como no dábamos una respuesta rápida por falta de medios, esas personas han buscado otros recursos. No somos las únicas que tratamos trastornos de conducta alimentaria. Hay psicólogos y psiquiatras. No hemos sido ágiles a pesar del esfuerzo”, analiza la directora de la ABAC, única entidad que cuenta con un comedor terapéutico y que actualmente cuenta con 150 pacientes y 300 socios.

El nuevo boom de casos se registró durante la pandemia, tras el confinamiento, pero el problema continúa. “La demanda está ahí. Hubo un incremento del 30-35% en todas las patologías de salud mental. Y, a nivel estatal, el mayor crecimiento de usuarios se ha dado en trastornos de conducta alimentaria”, informa.

Perfiles de usuarios

Aunque la mayoría de personas que llega a la ABAC en busca de ayuda son mujeres, los perfiles de usuarios también han cambiado en los últimos años. Fátima Pérez asegura que “cada vez hay más chicos”, aunque “suelen tardar más tiempo” en pedir apoyo para superar sus problemas. “Los perfiles cada vez son más heterogéneos”, señala. La entidad trata muchos casos de adolescentes, pero hay debuts más tardíos. “Ahora mismo nuestra mayor paciente tiene 64 años”, cuenta.

Además, la directora de la asociación destaca que hay “más enfermedades que la anorexia y la bulimia”, como pueden ser la ortorexia —obsesión patológica e irracional por comer sano y por la calidad de los alimentos—, vigorexia —trastorno mental en el que la persona afectada se obsesiona por su estado físico— o trastorno por atracón, entre otra cosas. “Hay comportamientos que rozan lo patológico y, a veces, no nos damos cuenta. Si hay una mala relación con la comida por exceso, defecto o descontrol es que algo no va bien”, avisa.

Apoyo de las administraciones

Para atender a todos los usuarios que reclaman su ayuda, la ABAC no solo necesita un espacio más grande sino que también pide “más apoyo público y privado”. Es un problema, opina Fátima Pérez, con el que se encuentran “todas las entidades sociales”. La directora de la asociación demanda “más apoyo” y recuerda que si las asociaciones de pacientes existen es porque “la administración pública tiene recursos muy insuficientes”. “Venimos a suplir algo que es su responsabilidad”, concluye, destacando la importancia en la sociedad de entidades como ABAC.

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