La fiebre de los cromos en A Coruña, cosa de niños y mayores

El Baúl de los Recuerdos, en Riego de Agua, revive cada domingo por la mañana la tradición de intercambiar postalillas entre familias

“Hoy te llevas tres, hijo, no está mal”, felicita un padre. “Encontré quince nopis”, dice otro adulto a su pareja tras rebuscar en una caja de cromos repetidos. “¿Tienes a Lewandowski?”, pregunta un niño con la camiseta de Messi en el PSG a otro que viste un chándal del Deportivo. Las postalillas no son cosa del pasado. Quizá ya no se intercambien tanto como antes en el patio del colegio o en el parque, pero aún hay coleccionistas en A Coruña, menores y mayores (o padres y madres que disfrutan tanto como sus hijos), que se dan cita en un punto de encuentro una vez a la semana para cambiar sus cromos repetidos por otros que aún no han pegado en los álbumes: El Baúl de los Recuerdos.

Dos adultos y un niño consultan sus colecciones.   | // VÍCTOR ECHAVE

Dos adultos y un niño consultan sus colecciones. | // VÍCTOR ECHAVE / R. D. Rodríguez

Antes de la pandemia también había cita para coleccionistas los últimos viernes de cada mes, por la tarde, en la librería Azeta en A Cubela. En Riego de Agua, el COVID interrumpió una tradición dominical que había comenzado hace ocho años en El Baúl de los Recuerdos, el bajo que guarda libros y discos de segunda mano, tebeos antiguos y comics modernos y multitud de objetos coleccionables. Pero ha vuelto con fuerza.

“La idea fue de un cliente de hace tiempo que pertenecía a una asociación de coleccionistas, que me propuso un día que podíamos anunciar un momento a la semana para juntar a los interesados en completar colecciones. Probamos y fue un éxito”, recuerda Fernando López, propietario del céntrico negocio, que los domingos solo abre dos horas, de 12.00 a 14.00, para satisfacer la fiebre de los cromos.

Al principio se reunía mucha gente a las puertas de El Baúl de los Recuerdos para cambiar postalillas, ahora no tanta, aunque hay días de “gran expectación”, se sorprende López. Ayer, por ejemplo, a las 12.30 había unos 30 coleccionistas entre niños y mayores, y media hora más tarde casi un centenar. Veteranos y novatos. “Es la primera vez que venimos, buscamos dónde había intercambio y aquí estamos”, explicaba Isabel Fernández. Sus dos hijos y su marido mostraban su álbum de la colección Adrenalyn XL de la liga española de fútbol. “Igual esta es la primera que terminamos. Se pasa bien aquí, esto es divertido”.

A su lado, Luis Miguel Burgos cambia cromos en Riego de Agua por tercera vez junto a otro padre que ha venido más domingos. “Casi completamos la colección de Fantasy Riders”, recuerda mientras su hijo y otro niño se enseñan los cromos repetidos pasándolos de una mano a otra. La de Pokémon o la otra colección de fútbol de Panini también consiguen formar círculos de niños afanados en comprobar sus listas de personajes y futbolistas que aún no tienen y en guardar los nopis en una caja o una bolsa para pegarlos más tarde.

Riego de Agua respira un poco de frikismo los domingos por la mañana gracias a los cromos. Pasan otros vecinos junto a los grupos de coleccionistas y se preguntan a qué se debe tanta gente. Algún turista, llegado ayer en crucero, atrapa el momento con su cámara fotográfica.

Suscríbete para seguir leyendo