Los cementerios de A Coruña: aumento de cremaciones, tumbas con caducidad y nichos en Wallapop

Los nichos del camposanto solo se otorgan a través de concesiones que precisan de pagos anuales, y las más antiguas acaban en 2030

Nichos y tumbas en el cementerio municipal de San Amaro.   | // VÍCTOR ECHAVE

Nichos y tumbas en el cementerio municipal de San Amaro. | // VÍCTOR ECHAVE / Enrique cArballo

Los problemas para encontrar alojamiento fijo, y pagarlo, no acaban con la muerte. Una parte de los coruñeses tienen descanso eterno en tumbas propiedad de sus familiares, en San Amaro o en el cementerio de Oza, y aún así, está condicionado a que paguen tasas por mantenimiento y cada vez que se transmita la propiedad. En el cementerio de Santa Cecilia de Feáns los nichos no son propiedad de los parientes de los difuntos, sino concesiones del Ayuntamiento por un periodo que puede extenderse hasta el medio siglo (en 2030 caducarán las primeras que se otorgaron, en 1980).

En realidad, según figura en el reglamento de Feáns, el plazo de concesión en 1980 era de quince años, y luego se podía extender, lustro a lustro, hasta el medio siglo. En 1993 se cambió por el sistema actual, con una concesión de 35 años prorrogable por otros quince. Además, se da al titular de concesión o sus herederos “derecho preferente” para optar a una nueva concesión, aunque esto está supeditado a las “disponibilidades” de espacios; esto es, dependerán de que haya espacio para los nuevos cadáveres.

De acuerdo con la ordenanza fiscal del Ayuntamiento que regula los precios de cementerios, el precio para obtener la concesión es de algo menos de 585 euros, relativamente económico dentro de Galicia: en Vigo la tasa al medio siglo es de algo más de 2.300 euros, y en Pontevedra de 2.240. Un lugar para depositar las cenizas en Feáns sale por 135 euros.

Pero el Ayuntamiento también cobra una tasa anual por mantenimiento de las tumbas, con precios que van desde unos 39 euros si está en un mausoleo o un panteón, algo menos de 19 para un nicho y unos doce para depósitos de cenizas. Si esto no se paga, es imposible tener una nueva concesión, y, según indica el reglamento de Feáns, las licencias quedan sin efecto por impago, si bien se da un periodo de gracia de cinco años desde el último depósito de restos mortales. También pueden cancelarse licencias en el cementerio más joven de la ciudad porque los nichos “sean desatendidos” por los allegados del fallecido y queden en “estado de ruina o abandono”.

Según explican desde la funeraria coruñesa Génesis, hay veces que los deudos no “pagan” pero desde el Concello “dan oportunidad para volver a coger” el nicho con una licencia nueva, pero “la gente suele sacar” los restos mortales de sus familiares antes de que se lleguen a cumplir los 35 años de la concesión original. “Hay pocos que lleguen a los cincuenta años”, indican desde la funeraria. En Pompas Fúnebres de A Coruña afirman que “renovarlo depende de la familia, hay gente que sí y otra que no”.

Y el destino final de los que no se trasladen a algún panteón familiar es el osario o el horno. Cuando expiran las licencias, y si los deudos no se llevan los restos mortales que se encuentran en la tumba, el Ayuntamiento “queda en libertad” de retirarlos y proceder “a su inhumación o incineración adecuados”.

En los casos de los cementerios de San Amaro y Santa María de Oza, según la ordenanza municipal que establece los precios de los servicios funerarios, funciona un sistema análogo: en las sepulturas en las que los dueños permitan que se lleguen a un estado ruinoso, o las abandonen porque no paguen las tasas, el Concello puede quedarse con la propiedad “una vez que se trasladase los restos al osario”.

Aumenta la incineración

En la comarca avanza la cremación. Según explican fuentes de Pompas Fúnebres, esta se va dando “mucho más” y ha ido aumentando “poco a poco, no fue por el COVID”. Tiene que ver, en parte, conque es “menos problemático”. Cuando se entierra un cuerpo en un nicho, explican desde la funeraria, este no se puede abrir en un año y un día, lo que puede dar lugar a la imposibilidad de enterrar allí a dos miembros de la misma familia que fallezcan con poca diferencia. Esto no rige si el cuerpo está cremado, y además, hay “posibilidades” que no implican tener una tumba, como esparcirlas.

Mucha gente de pueblos y aldeas, señalan desde la funeraria, tienen un panteón familiar, “pero en A Coruña y alrededores se usa mucho la incineración”, por la falta de tumbas en propiedad.

Desde la funeraria Génesis indican sin embargo que “se siguen enterrando más personas de las que se incineran”. Aunque hay personas mayores que también se creman, desde la funeraria indican que “suelen ser más bien los jóvenes” los que optan por la incineración. En cuanto al cementerio al que van, aunque no pueden decir el “tanto por ciento”, indican que “muchos van para Feáns”, para el que la concesión de nichos se tramita desde las propias funerarias. En San Amaro, “si la tumba es de la familia bien, si no nada, como no compres”.

El mercado está activo en las nuevas plataformas: en Wallapop se puede encontrar un nicho por 7.000 euros, y, hasta hace poco, estaba ofertado otro en Feáns (si bien la venta de una concesión no está prohibida, algunos intentan traspasarla a través del cambio de titular). En Milanuncios no hay ninguna oferta para Feáns, pero sí una treinta para San Amaro, con precios que oscilan entre los 3.900 euros por un nicho para dos personas a los 15.000 por otro situado “en la primera hilada”. En muchas de las ofertas no figura la extensión, pero alguno de los propietarios llega a pedir hasta 4.000 euros por un metro cuadrado.

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